El aprendizaje cooperativo en el aula

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1. Introducción

En base a la globalización actual, nos encontramos en los centros educativos clases más heterogéneas por lo que cobra mayor importancia ajustar el enfoque de la metodología a los cambios sociales que se producen a nuestro alrededor. De este modo, varias investigaciones recientes centradas en la búsqueda de nuevas metodologías demuestran que el aprendizaje cooperativo es adecuado para el trabajo en las aulas donde los perfiles de los estudiantes son muy diversos. Por ello, el aprendizaje cooperativo resulta ser una vía educativa innovadora imprescindible para continuar en la evolución hacia un modelo inclusivo donde exista igualdad de oportunidades y se fortalezcan los vínculos entre personas.

A pesar de la existencia de diversas situaciones de aprendizaje, la cooperación es una metodología basada en el trabajo en equipo para alcanzar metas comunes, donde cada uno de los miembros es responsable del éxito en la consecución de los objetivos. A menudo se muestra el trabajo grupal en el aula como una herramienta y una forma más para atender a la diversidad dentro de la clase. Sin embargo, el trabajo en equipo, también es una habilidad que los estudiantes tienen que desarrollar y que, tanto en el presente como en un futuro, seguramente, van a tener que aplicar.

Para promover el aprendizaje cooperativo en las aulas se presentan también es este artículo varias estrategias o técnicas cooperativas.

 

2. La organización en el aula

Para estructurar el trabajo cooperativo en el aula es necesario considerar varios aspectos como, por ejemplo, la distribución de los estudiantes en grupos, la colocación de las mesas y sillas en el aula, la estructura interna de los diferentes grupos, las normas de clase, etc., de modo que se vea favorecida la relación entre los estudiantes durante las actividades cooperativas.

El aprendizaje cooperativo contempla la formación de grupos reducidos de entre 4 a 6 estudiantes, por lo general heterogéneos. A pesar de ello, para algunos fines específicos, también es posible formar grupos homogéneos. De esta forma, se mantiene la diversidad de los integrantes de un grupo lo que supone una fuente potencial de estímulo para el aprendizaje.

Para asegurar la diversidad dentro de cada grupo, lo más adecuado es que el docente quien organice a los alumnos en diferentes equipos. Sin embargo, también es crucial conocer las preferencias y opiniones de los alumnos y también se deben considerar otros aspectos importantes como el género, la etnia, etc.

Una forma de organizar los equipos puede ser en función de las habilidades y personalidad de cada estudiante. Podemos clasificarlos en tres grupos: estudiantes con mejores resultados académicos y actitud e interés por ayudar, estudiantes con rendimientos un rendimiento académico inferior a la media y estudiantes en una situación intermedia. De este modo, en un equipo base de 4 miembros habría como mínimo un estudiante de grupo.

A pesar de ello, es importante recalcar que, en ocasiones, es necesario potenciar las interacciones entre los componentes del grupo de clase a la hora de desarrollar ciertas tareas en el aula, todo ello con el objetivo de que todos los estudiantes interactúen entre ellos. Esto da lugar a la creación de los denominados equipos esporádicos y equipos de expertos. Los equipos esporádicos se forman durante una actividad, o una parte de ella, para desarrollar una determinada tarea. La estructura de los grupos puede cambiar pasando a ser de carácter homogéneo a heterogéneo. Por el contrario, en los equipos de expertos cada componente del equipo base se especializa en una capacidad o conocimiento, por medio del cual adquiere conocimientos en el grupo de expertos que luego transmite a los demás componentes del equipo base.

Otro aspecto importante es la estructuración interna que se realiza de los equipos. De este modo, algunas recomendaciones para potenciar el aprendizaje y el buen ambiente dentro del grupo pueden resumirse en los siguientes puntos:

  • La composición del equipo. Cada uno de los miembros del equipo comenta en la primera reunión sus aficiones y habilidades para ponerlas a disposición del grupo en caso de que pudieran ser útiles en la tarea. También es posible nombrar al equipo de modo que les represente y se sientan unidos bajo un mismo nombre
  • El reparto de las funciones o roles del equipo. Para garantizar el correcto desarrollo del grupo es imprescindible que los estudiantes acepten distintas funciones que van aparejadas a los roles que se les asignan. Así, se procura que los estudiantes con un rendimiento superior se encarguen de todo siendo imprescindible que los componentes del equipo roten por los distintos roles fijados.
  • Los planes del equipo y la evaluación del rendimiento del equipo. Al finalizar las clases los alumnos deben recapacitar sobre aquellos aspectos a mejorar y realizar una autoevaluación. De esta forma, cada equipo fija su plan de equipo, una hoja de rutas donde quedan recogidas las propuestas de mejora y la autoevaluación de los estudiantes.

Como cabe esperar, para lograr una organización adecuada de la clase es importante que el profesor realice un trabajo previo siguiendo las pautas mencionadas de modo que los estudiantes alcancen las habilidades necesarias para trabajar en grupo de forma cooperativa.

3. Características del aprendizaje cooperativo

En general, se establecen cinco elementos principales que deben estar presentes durante cualquier proceso de aprendizaje cooperativo:

  • El elemento esencial es la interdependencia positiva. Es la sensación de dependencia por el trabajo de los otros miembros del equipo. Así pues, se obtiene cuando los componentes del equipo sienten que el éxito de una actividad solo se consigue si colaboran entre ellos, y que no sería posible alcanzar la meta si uno de ellos no lo consigue. Por tanto, el fin último de la actividad se logrará si todos cumplen sus objetivos. Se crea de este modo un clima de confianza y dependencia dentro del equipo.
  • El segundo elemento fundamental es la responsabilidad individual. Cada miembro del equipo se responsabiliza de cumplir los objetivos que se le han marcado y del resultado final. Se establece que la responsabilidad individual requiere que cada miembro contribuya al aprendizaje y al éxito del grupo.
  • La interacción es el tercer elemento básico en el aprendizaje cooperativo. Los alumnos deben trabajar en conjunto intercambiando conocimientos, recursos, apoyo y/o ayuda. Así, los miembros del grupo favorecen un mayor rendimiento de todos los miembros estimulando la motivación personal y del grupo. Ello favorece la creación de un ambiente de compañerismo frente al objetivo común.
  • Otro elemento del aprendizaje cooperativo se centra en que los estudiantes desarrollen habilidades sociales, imprescindibles para el correcto funcionamiento del equipo como la comunicación, asertividad, organización, confianza en sí mismos y en el resto del equipo, etc. Los alumnos deben seguir su rol en el grupo que puede ser distinto según la tarea encomendada.
  • El último elemento esencial es la autoevaluación del grupo. Dicha valoración sirve para conocer información relevante sobre el nivel de éxito del grupo. Su análisis también permitirá conocer que funciones o aspectos es necesario modificar y cuáles es conveniente mantener.

La función del docente es de organización los grupos para que los integrantes del grupo saquen el máximo partido de la actividad cooperativo y basarse en los cinco elementos principales para planificar el trabajo y asegurar el éxito del equipo.

 

4. Técnicas cooperativas

Para trabajar el aprendizaje cooperativo en el aula existen diversas estrategias. A continuación, se explican varias actividades simples de corta duración que se pueden desarrollar en una sesión o en parte de ella, dando lugar a que tareas que suelen ser individuales pasen a convertirse en un trabajo cooperativo.

1, 2, 4:

Esta estrategia se basa en que los alumnos comiencen trabajando de forma individual. Una vez hayan acabado la tarea de forma individual, se hace una organización por parejas para que comenten las decisiones que han tomado y, más tarde, trabajan en conjunto con otra pareja, llegando a ser cuatro integrantes y eligen, entre todos, la respuesta más adecuada para la resolución del problema o la cuestión planteada.

Lápices al centro:

A cada grupo se le da un número de cuestiones igual al número de integrantes del grupo. Cada alumno va a leer una pregunta y los demás miembros hacen sus aportaciones. Una vez todos han participado y se han leído y comentado todas las preguntas, cada componente del grupo responde por escrito a la pregunta que le ha tocado leer, haciendo un resumen de los comentarios de todos sus compañeros.

El juego de las palabras:

El profesor escribe un listado de palabras sobre una temática sobre la que se va a trabajar. Cada alumno debe escribir una o dos frases con al menos una de las palabras de la lista. Se colocan en grupos y se comentan las frases para modificar, corregir o ampliar alguna de ellas. Finalmente, los alumnos deben unir las frases escritas para construir un pequeño texto con sentido.

El mapa conceptual a cuatro bandas:

Técnica idónea para fomentar el análisis crítico y la creatividad como habilidades del pensamiento. El profesor divide un mapa conceptual de forma equitativa y lo reparte entre los componentes de los distintos grupos. Después cada uno trabaja individualmente en su parte. Cuando todos han terminado su parte, los miembros del equipo se juntan para repasarlas y corrigen los posibles errores detectados entre todos. Para finalizar, los alumnos unen todas las partes del mapa conceptual.

Parejas pensantes:

El profesor explica la tarea a los alumnos. Los alumnos se agrupan en parejas. Ambos se cuentan mutuamente lo que deben de hacer para solucionar la tarea. Si ambos tienen claro lo que deben hacer, se ponen a trabajar; si no, vuelven a comenzar el proceso. Si la pareja no consigue ponerse de acuerdo en lo que deben hacer pedirán ayuda al profesor. De este modo, se promueve la comprensión de la tarea y el trabajo de planificación.

Parada de 3 minutos:

Con la intención de identificar las ideas principales, despejar dudas para mejorar la comprensión de un tema y favorecer la atención, se puede utilizar la técnica informal de “parada de tres minutos”. El profesor da una explicación que va parando en ciertos momentos de forma breve, durante tres minutos, para que cada equipo piense y reflexione sobre lo que se ha explicado y formulen una pregunta que se planteará transcurrido el tiempo al profesor.

 

4. Ventajas del Aprendizaje Cooperativo

Las investigaciones que informan sobre las ventajas del trabajo cooperativo en el aula son muchas ya que mejora el rendimiento, la productividad y el aprendizaje en un entorno de estudiantes heterogéneos, siendo así una forma adecuada de atender a la diversidad en el aula facilitando el aprendizaje de los distintos perfiles de alumnos.

Además de todas las ventajas para la mejora del aprendizaje de conceptos y conocimientos, la cooperación, a diferencia de otros métodos más individualistas, desarrolla las habilidades sociales entre los estudiantes y competencias cívicas, con lo que se fomentan valores tales como el respeto mutuo, el compañerismo y la empatía.

Se crea además un clima de confianza entre alumnos y entre los alumnos y el profesorado que mejora el proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos a diferencia de los ejercicios de enfoque más individualista y competitivo.

Bibliografía

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Durán, D. (2009) y Cabrera, EP (2008). La colaboración en el aula: más que uno más uno. Revista Latinoamericana de Psicología41(3), 610-613.

García, R., Traver, J. A., y Candela, I. (2001). Aprendizaje cooperativo. Fundamentos, características y técnicas. Madrid: CCS.

Gil, J. J. (2019). Propuestas educativas mediadas por TIC: diseño didáctico y metodologías.

Johnson, D. W., Johnson, R. T., y Holubec, E. J. (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula.

Slavin, R. E., y Johnson, R. T. (1999). Aprendizaje cooperativo: teoría, investigación y práctica. Buenos Aires: Aique.

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Marta Vitores Barranco

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