El deporte escolar. Fundamental en la etapa de Educación Primaria

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Históricamente, sabemos que los deportes tienen su origen en las tradiciones más antiguas de las civilizaciones. A lo largo del tiempo han ido evolucionando sus características hasta conformar lo que conocemos actualmente. Si bien el deporte no se ha fraguado en la escuela, no es menos cierto que su introducción en ella sirvió de estímulo o incentivo para un mayor desarrollo de sus formas. Gracias a Thomas Arnold y al barón Pierre de Coubertin el eco sociocultural del deporte se extiende por todo el planeta.

Hoy en día, entendemos por deporte “toda actividad física organizada y estructurada alrededor de un reglamento que implica unas normas de cumplimiento sobre su juego, su técnica y sus características propias, y que hace que se defina en sí mismo de manera diferente a los demás deportes aunque sean de similar carácter”.

Martín Nicolás (2003), intentando dar cabida a todas las manifestaciones que tienen un carácter deportivo, sugiere hacer siempre referencia a dos parámetros fundamentales:

Situación motriz: en principio, el movimiento es indispensable.

            – Superación, mejora: concebida desde el punto de vista social (que surge desde la persona) y desde el punto de vista moral, de tal forma que según el contexto nos podemos referir a la competición.

Como consecuencia, redefine el concepto de deporte y diferencia entre:

Actividades deportivas institucionalizadas: El criterio de la institución es muy fuerte y denota la presencia de federaciones reconocidas, de instancias dirigentes, de reglamentos legítimos, de competiciones consagradas, de un dispositivo de estatus, de calendarios, de recompensa y de sanciones fuertemente elaboradas. Este reconocimiento oficial comporta unas consecuencias socioeconómicas que juegan un papel de autoamplificación: publicidad, subvenciones, espectáculos, halo de prestigio. Podemos encontrar en esta categoría todos los deportes de competiciones nacionales e internacionales.

Actividades deportivas no institucionalizadas: Aquellas que no tienen los dispositivos anteriormente enunciados. En ellas, encontraríamos las prácticas físicas tradicionales y otras no sujetas a los anteriores cánones y que se encuentran en el campo del ocio y de la recreación, así como del cuidado y salud corporal.

En esta línea y, desde un punto de vista cultural, podemos observar diferencias significativas en la forma de entender el deporte en la sociedad americana y la europea. Según Shephard, desde la concepción americana, al deporte se le define como “actividad física vigorosa que es emprendida en una búsqueda de placeres tales como la interacción social, animación, competición, peligro y estimulación vertiginosa”. Por el contrario, según una concepción europea, tal como la podemos ver representada en la definición de Oja, el deporte “comprende todas las formas de actividades físicas recreativas, no sólo los juegos competitivos, sino también las actividades individuales relacionadas con la salud y la condición aeróbica”. Esta noción coincide, a grandes rasgos, con la definición que se preconiza desde la Carta Europea del Deporte, muy distinta a las definiciones convencionales. Dicha definición, fundamentalmente vinculada a la idea de “Deporte para Todos”, es la siguiente: “todas las formas de actividades físicas que, a través de una participación, organizada o no, tienen por objetivo la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales y la obtención de resultados en competición de todos los niveles”.

Desde el campo de la investigación sociológico-deportiva (Gutiérrez, 1995), estas actuaciones (en forma de objetivos) se han concretado aún más pudiendo diferenciar los valores más propicios a alcanzar en la persona, a nivel personal y a nivel social, a través de la actividad física y el deporte:

– Como valores sociales, tenemos: participación de todos, respeto a los demás, cooperación, relación social, amistad, pertenencia a un grupo, competitividad, trabajo en equipo, expresión de sentimientos, responsabilidad social, convivencia, lucha por la igualdad, compañerismo, justicia, preocupación por los demás y cohesión de grupo.

– Y, como valores personales, encontramos: habilidad (forma física y mental), creatividad, diversión, reto personal, autodisciplina, autoconocimiento, mantenimiento o mejora de la salud, logro (éxito o triunfo), recompensas, aventura y riesgo, deportividad y juego limpio (honestidad), espíritu de sacrificio, perseverancia, autodominio, reconocimiento y respeto (imagen social), participación lúdica, humildad, obediencia, imparcialidad, autorrealización y autoexpresión.

Todos estos valores son, en principio, legítimos y adecuados a la educación integral de la persona, mientras no se presente conflicto de intereses entre ellos.

Por lo tanto y, siendo conscientes que todos estos valores también son afines a la educación, a continuación analicemos el deporte como actividad educativa.

A pesar de las llamadas de atención sobre los peligros de una colonización de la Educación Física, riesgo ya denunciado en 1925 por Hébert en su obra “El Deporte contra la Educación Física”, el deporte se ha constituido como uno de los que puede ser denominado “contenido universal” en los currículos de la Educación Física de muy diferentes países y, sin duda, como la manifestación cultural del movimiento humano que puede ser calificada de hegemónica.

En este sentido, los profesionales de la Educación Física debemos darnos cuenta de la necesidad de no dar la espalda a este hecho y comprender que, en nuestra formación, también es necesario reservar un espacio a las actividades deportivas, tanto para enriquecer nuestra actuación en el aula, como para conseguir que, fuera del horario lectivo, la vinculación con la práctica deportiva continúe en el tiempo.

Así, debemos tener muy presente que, junto al deporte de competición de alto nivel y el deporte recreativo de esparcimiento, se encuentra el deporte educativo, como actividad cultural que permite una formación básica y, luego, una formación continua, a través del movimiento.

Según Blázquez (1998), este modo de deporte postula la búsqueda de unas metas más educativas y pedagógicas aplicadas al deporte de iniciación o predeporte, olvidándose de la concepción competitiva del deporte para dirigirse hacia una visión global del proceso de enseñanza e iniciación, donde la motricidad sea el común denominador y el niño el protagonista del proceso educativo.

La preocupación del técnico, monitor o educador no debe ser modelar al niño, sino dotarle de una gran autonomía motriz que le permita adaptarse a variadas situaciones. No es la técnica deportiva la que ocupa el lugar central, sino la persona que se mueve, que actúa, que realiza una actividad física. En estas edades, interesa menos el deporte y más el deportista.

Así entendido, el deporte educativo debe permitir el desarrollo de las aptitudes motrices y psicomotrices en relación con los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad, respetando los estadíos del desarrollo humano.

Este deporte educativo puede encontrar su máxima expresión tanto en el marco de la Educación Física (denominado por Seirulo en Blázquez, 1998, como “Práctica Escolar Deportiva”), como en el deporte escolar (fuera del horario escolar; denominado por Seirulo Práctica Deportiva Escolar”). Ambos ámbitos son propicios para su puesta en marcha con más o menos dificultades para integrarse. Ello dependerá esencialmente de la voluntad pedagógica de la institución y del grado de concienciación que se tenga.

Consideramos que, dentro del deporte en edad escolar, está el deporte escolar propiamente dicho y que podríamos definir como “cualquier actividad deportiva, lúdica y recreativa que, organizada por su centro escolar, realiza el alumno voluntariamente en horario no lectivo, dentro o fuera de sus instalaciones, y en colaboración, o no, con otras entidades públicas o privadas”, y la Educación Física que, a nivel curricular, también integra estos contenidos y, a nivel organizativo, debería estar perfectamente coordinado con aquél.

En el primer Congreso sobre Deporte y Escuela (2001) se ponía de manifiesto el tratamiento del Deporte en Edad Escolar y los siguientes principios que deberían tenerse en cuenta:

  • PRINCIPIO DE LA DIVERSIDAD: El deporte en edad escolar debe ofrecer diferentes opciones donde elegir y diferentes posibilidades de práctica de acuerdo con necesidades e intereses.
  • PRINCIPIO DE LA FORMACIÓN INTEGRAL: El desarrollo del alumno en los aspectos físico, intelectual, emocional y social debe conseguirse a través de un proceso integral. En este proceso integral se le debe dotar de una formación física de acuerdo a sus cualidades naturales, respetando su desarrollo evolutivo, desarrollando y enfocando sus habilidades en función de sus aficiones y condiciones.
  • PRINCIPIO DE CONTINUIDAD: El deporte en edad escolar debe buscar un efecto donde perduren los hábitos hacia la práctica del deporte a lo largo de la vida del individuo. Los programas de actividades deberán plantearse con un mínimo de duración y continuidad en el tiempo.
  • PRINCIPIO DE LA UTILIDAD: El fin último del deporte debe ser la mejora de la calidad de vida del individuo, sentando los fundamentos necesarios para ello.
  • PRINCIPIO DE LA CALIDAD: Sobre la base de una estructura organizativa eficaz, una cualificación óptima de los responsables, instalaciones deportivas idóneas y materiales adecuados, pretende ofertar programas de la máxima calidad.
  • PRINCIPIO PARTICIPATIVO, NO DISCRIMINATORIO Y RECREATIVO DEL DEPORTE ESCOLAR: El deporte en estas edades debe plantearse de forma que todos tengan posibilidades reales de participar, ofreciendo actividades variadas que puedan utilizar la competición como un medio de desarrollo y no como un fin en sí mismo.
  • PRINCIPIO DE LA MULTIDISCIPLINARIEDAD: Debe fomentarse en el alumno la participación en varias disciplinas y deberán planificarse las actividades de forma que se facilite la puesta en práctica de este principio y se evite la especialización precoz.

Sirvan estos principios del deporte escolar de toque de atención a los padres de hoy en día que ven a sus hijos únicamente como potenciales campeones y se olvidan de los valores básicos del juego, que se están perdiendo, que nos educan para la vida, como: generosidad, esfuerzo, compañerismo, trabajo, disciplina, respeto, orden, convivencia, liderazgo, comunicación, empatía, trabajo en equipo, humildad, etc.

Me parece importante señalar que, recientemente, desde las altas instituciones y administraciones de la actividad física, del deporte y educativas se recomienda el incremento en el currículo de una hora semanal el tratamiento de la Educación Física en las etapas de la Educación Primaria y la Educación Secundaria. De esta forma, dicha asignatura pasaría de tener 2,5 horas semanales (como media) a las 3,5 pretendidas para acercarse a la media europea. Así lo ha anunciado ya D. Marcial Marín, secretario de Estado de Educación, durante su última comparecencia en la Comisión de Educación del Congreso.

Hoy en día, está suficientemente claro que, en los primeros años de vida, unas apropiadas clases y cantidad de actividad física pueden no sólo enriquecer la vida de los niños, sino también contribuir al desarrollo físico, social y cognitivo. Así, de ninguna manera es más importante la Educación Física en nuestra vida como en los años escolares. La clave para este desarrollo es, por lo tanto, «una apropiada variedad y cantidad». Eso sí, identificando claramente los ámbitos de actuación que inspiran nuestro trabajo.

Por lo tanto y, para finalizar con este artículo, debemos decir que, en lo relativo al deporte escolar, su práctica en la edad escolar reporta una serie de logros, tanto individuales como grupales: su mejora en el ámbito psicomotriz (en lo referente a la coordinación sobre todo), su apertura social (en cuanto a las relaciones interpersonales), su trabajo en equipo y, sobre todo, sus ánimos y predisposición para intentar hacer siempre bien las cosas, mostrando un gran desarrollo de su autonomía e iniciativa personal. También, consigue inculcar a los niños el hábito en la práctica de la disciplina deportiva correspondiente. Y, por otro lado, en lo relativo a la Educación Física, podemos decir que en nuestra propuesta didáctica de los deportes presentes en la escuela, dentro de nuestra labor docente, deben recibir un tratamiento integrado y correcto, sin centrarse específica y únicamente en aspectos competitivos, técnicos y de superación. Debemos plantear propuestas a otros modelos deportivos (o de iniciación deportiva) alternativos, más motivantes, y no los meramente clásicos. Además, es fundamental proponer modalidades cooperativas, de contacto más directo con el adversario (de lucha, por ejemplo) o con el propio medio (senderismo, escalada, …), con las pertinentes adaptaciones que sean necesarias, que, hasta ahora, no han tenido tanto tratamiento en el currículo de Educación Física.

A modo de reflexión final, me gustaría decir que es toda una satisfacción que niños de estas “edades tan tempranas” muestren tal entrega por la práctica de un deporte (minoritario o de mayor repercusión social), olvidándose del sedentarismo, de los videojuegos, móviles y el ordenador, rutinas cuando menos preocupantes y, desgraciadamente, más preponderantes a día de hoy.

Referencias bibliográficas:

  • Blázquez Sánchez, D. (1998): La Iniciación Deportiva y el Deporte Escolar. INDE. Barcelona.
  • Camerino Foguet, O. (2000): Deporte Recreativo. INDE. Barcelona.
  • Ferreras Vidal, I. M. (2014): TFG: Desarrollo de la “Autonomía e Iniciativa Personal” a través del Balonmano mediante una intervención práctica en el CEIP Ntra. Sra. De La Candelaria. Universidad de Salamanca (Escuela Universitaria de Magisterio de Zamora). Repositorio Documental Gredos. Recuperado de  https://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/125900/1/TG_FERRERAS%20VIDAL,%20Ignacio_Desarrollo%20de%20la%20autonom%C3%ADa.pdf
  • Martín Nicolás, J. C. (2003): Fundamentos de los Juegos y Deportes Tradicionales en el Ámbito de la Educación Física. Secretariado de Publicaciones. Universidad de León.

Ignacio Manuel Ferreras Vidal

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