Trabajar hábitos alimenticios saludables en la escuela

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La alimentación influye en la salud e incluso en el rendimiento escolar y en nuestro estado emocional. Es importante desde pequeños ir adquiriendo hábitos alimenticios saludables para en un futuro disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades como cardiopatías, diabetes, trastornos osteomusculares o algunos tipos de cáncer. Tal y como se expone en el Manual para docentes dentro de la Campaña de alimentación de la Fundación Mapfre:  

Se hace necesario adoptar un modelo de alimentación más saludable, atendiendo especialmente a las etapas más tempranas del desarrollo, cuando por una parte, el cuerpo se encuentra en pleno crecimiento y la alimentación se presenta como un elemento indispensable del desarrollo físico y por otra, se adquieren y asientan la mayoría de los hábitos de consumo que permanecerán como rutinarios durante el resto de la vida (p.4, 2015).

De ahí que sea importante en los centros educativos inculcar estos hábitos alimenticios saludables. Es en el colegio donde muchos niños realizan dos o tres de las comidas diarias recomendadas y donde podemos informarles y promocionar una dieta equilibrada. En esta línea, el gobierno en 2011 aprobó la Ley de 5 de julio, de Seguridad Alimentaria y Nutrición donde, en el artículo 40, se determinan las medidas que se deben implantar en el ámbito escolar y que inciden en dos aspectos: 1) la elaboración de un menú diario que sea saludable para servir en el comedor (supervisado por profesionales), que se adapte a las necesidades nutricionales de cada grupo de edad y que se difunda entre los padres para que puedan complementar dicho menú en la cena, 2) la difusión de información en la escuela que permita al alumnado conocer qué es una dieta sana y, de esta manera, autocontrolar su propia alimentación.

Figura 1. Verduras

Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (ONUAA, o más conocida como FAO) también atribuye un papel relevante a la escuela en la adquisición de hábitos alimenticios por parte de los niños:

La educación alimentaria y nutricional en la escuela aprovecha ese entorno y crea oportunidades de aprendizaje y experiencias que pueden moldear patrones alimentarios más saludables, especialmente cuando están respaldados por un entorno alimentario saludable.

Por tanto, los colegios asumen un rol importante a la hora de establecer pautas alimenticias. Es necesario hacer hincapié en una alimentación variada y equilibrada basada sobre todo en productos no procesados. Para ello, los docentes podemos programar diferentes actividades que resulten divertidas, que ayuden a este propósito y que a la vez refuercen competencias básicas propias de nuestras asignaturas.

A continuación, vamos a exponer algunas actividades que se pueden trabajar en clase para promover hábitos alimenticios saludables. La mayoría de ellas son interdisciplinares puesto que pueden intervenir diferentes asignaturas en su implantación.

1. Almuerzo dirigido (Infantil)

Muchos niños de infantil no están acostumbrados a comer fruta o verdura o, si comen, tan solo conocen un reducido número de ellas. Por esta razón, se les puede animar a descubrir cada semana una fruta o verdura proponiendo un almuerzo dirigido.

El docente avisará a las familias de la fruta o verdura que tendrá que traer el niño el día asignado y se trabajará en clase aspectos curiosos de la fruta (su forma, color, sabor, etc.). Con la colaboración de los padres se intentará que los niños vean apetecible ese almuerzo y encuentren divertida la propuesta. Se puede incentivar que prueben nuevos sabores a partir de una recompensa: cada alumno irá ganando pegatinas de las frutas/verduras a medida que vaya incorporando esos alimentos a su dieta.

2. Huerto escolar (Infantil/Primaria)

Sabemos que acostumbrar a los niños a que coman fruta y verdura es importante pero no siempre es fácil. La creación de un huerto escolar puede ayudar a que los niños no sean reacios a comer este tipo de alimentos. Si se involucran en la tarea de sembrar y recolectar frutas y verduras, tendrán ganas de degustar aquello que con tanto esmero han cultivado. Además, aprenderán cuáles son las frutas y verduras de cada temporada y la planta o árbol del que nacen.

3. Menú del día (Primaria)

Esta actividad se puede desarrollar desde el área de lenguas en colaboración con el área de biología. Se trata de confeccionar un menú del día teniendo en cuenta la ingesta recomendada de nutrientes y basándose en la dieta mediterránea. En la asignatura de biología, los alumnos revisarán la tabla recomendada que tienen que ingerir de nutrientes y qué ingredientes aportan esos nutrientes: si un niño de 14 años necesita 41 gramos de proteínas tiene que saber que esas proteínas se pueden extraer de la carne, el pescado, el huevo o los lácteos. A partir de ahí, estudiarán también las características de la dieta mediterránea y sus beneficios.

Una vez analizados estos contenidos, podrán elaborar un menú del día que comprenda tres comidas y dos tentempiés: desayuno, comida y cena (tres comidas), almuerzo y merienda (dos tentempiés). Para la elaboración de dicho menú, en clase de castellano se explicará el tipo de texto descriptivo, se revisará el campo semántico relacionado con la cocina y se procederá a la redacción teniendo en cuenta las normas ortográficas. La misma actividad se puede adaptar y en lugar de pedir al alumnado que confeccione un menú, se le puede indicar que cree un recetario. En este caso, el alumno puede confeccionar las recetas en su casa y de esta manera confirmamos que lo aprendido en clase es aplicado a la vida real.

En ambos tipos de actividad, se valorará la creatividad.

4. Encuesta sobre hábitos alimenticios (Primaria)

Una vez estudiados los hábitos saludables alimenticios, se les puede pedir a los alumnos elaborar una encuesta que muestre si los compañeros los cumplen o no. Las preguntas las realizarán en grupo cooperativo y el sondeo lo podrán llevar a cabo en la misma clase o en clases de otros niveles. Tras el análisis de resultados se hará una puesta en común para corroborar los datos extraídos y para establecer conclusiones.

Incluso se puede completar la actividad con la confección de unos carteles de recomendaciones para seguir unos hábitos saludables alimenticios. Estos carteles deben ser visuales para llamar la atención del alumnado por lo que se emplearán pictogramas que podrán realizarse en la asignatura de dibujo. Los carteles se pueden colgar en los pasillos del colegio para que el resto de alumnos tome nota de los consejos.  

5. Compra online (Primaria)

Para desarrollar esta actividad en primer lugar se explica la pirámide de una alimentación saludable (se puede dibujar en el cuaderno). Una vez aclarado este contenido se pide a los alumnos que realicen una compra semanal “ficticia” de una pareja teniendo en cuenta que no pueden superar una cantidad fija de dinero y que se debe respetar la pirámide (no pueden llenar el carrito de bollería). Para ello, entrarán en el supermercado online, compararán precios e irán sumando al carro productos que permitan elaborar dietas saludables.

6. Inspectores de alimentos (Primaria)

Una de las maneras de comprobar si un alimento es saludable o no es mirar el etiquetado y leer la lista de ingredientes. De ahí que uno de los aprendizajes que pueden servir a nuestro alumnado en sus hábitos alimenticios sea la explicación de cómo interpretar el etiquetado de los productos. Se les explicará que los ingredientes se enumeran de mayor a menor cantidad y cómo interpretar los valores nutricionales. Para poner en práctica lo aprendido se les distribuirá el etiquetado de diferentes marcas de un mismo producto y tendrán que elegir el que creen más saludable.

El objetivo de integrar este tipo de actividades en la programación de las asignaturas es el de difundir una dieta sana y que los propios alumnos puedan gestionar su alimentación de acuerdo a unos parámetros saludables. De ahí, que las tareas sean prácticas y estén vinculadas estrechamente con acciones cotidianas. Además, en todas ellas se trabajan competencias básicas como la de aprender a aprender.

Como conclusión, cabe destacar el importante papel que ejerce la escuela en la adquisición de hábitos alimenticios. En una sociedad en la que el reclamo de comida rápida, fritos, snacks, dulce es muy fuerte, es difícil concienciar a la población infantil de que una alimentación sana también puede ser apetecible. Como educadores, tenemos el reto de transmitir los beneficios de unos hábitos alimenticios saludables y de animar a nuestros alumnos para que sigan una dieta en la que las frutas y las verduras sean las protagonistas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

REFERENCIAS DE FIGURAS

ANA MARÍA ZOMEÑO GURREA

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