Valoración actual del mutismo selectivo

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CARACTERÍSTICAS

En un comienzo, los primeros autores que investigaron sobre el mutismo selectivo suponían que la inhibición del habla se justificaba por una conducta de oposición del niño. En cambio, esta concepción ha cambiado radicalmente.

El mutismo selectivo no es exactamente un trastorno del lenguaje, sino un trastorno psiquiátrico raro de la infancia reflejado en el ámbito del lenguaje, caracterizado por la incapacidad constante de hablar en situaciones sociales concretas a pesar de la capacidad de hablar de forma normal en otras. Las complicaciones más usuales son el fracaso escolar, las dificultades sociales en el grupo de iguales y en las relaciones intrafamiliares (Henkin y Bar-Haim, 2015).

Esta serie de síntomas ansiosos, se han clasificado como mutismo selectivo por la quinta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), (APA, 2013), y también como Mutismo Electivo en la décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades, trastornos mentales y del comportamiento (CIE-10), (Organización Mundial de la Salud, 1992). Serían resultado de la interacción de factores biológicos, ambientales, emocionales, de personalidad y cerebrales, en la propia adaptación de los niños al entorno (Alaka, 2016).

Ante este planteamiento, puede parecer que sea un trastorno muy común, sin embargo, aparece con poca frecuencia, aunque los resultados varían de unos investigadores a otros, su prevalencia es de 1 por cada 1000 niños, siendo las niñas más proclives a presentarlo (Rodríguez-Menchón y Saval-Manera, 2017).

El mutismo selectivo se muestra, en la mayoría de los casos, en el período educativo de Educación Infantil. Su comunicación puede ser mediante gestos, movimientos de cabeza, vocalizaciones monosilábicas o cortas, o incluso con voz alterada. Pero eso no significa que  haya un déficit en la producción del habla, porque normalmente presentan habilidades lingüísticas de comprensión y expresión adecuadas. Muchos de ellos, manifiestan rasgos de personalidad específicos como retraimiento social, perfeccionismo, timidez, dependencia, etc, que de presentarse, podrían incentivar el problema o, incluso, favorecer su consolidación. A lo que se le une un agravante determinado, y es que este trastorno por sí mismo, al ser una expresión de ansiedad social, lleva implícito un elevado grado de sufrimiento personal por el miedo a hablar, por lo que se incrementa la incapacidad para hacerlo. Así, por ejemplo, el niño, basándose en sus propias experiencias, detecta los componentes que la situación de ansiedad le produce, lo que acrecienta sus ideales negativos.

Esta situación deriva en graves complicaciones para la adaptación al entorno, por lo que se vería afectado su desarrollo afectivo-emocional, académico, social y personal. A su vez, la inhibición del habla no suele remitir de manera espontánea, y si no se interviene, podría prolongarse a los largo de los años (Cortés, Gallego y Marco, 2009).

Pero, al parecer, no todos coinciden en tratarlo desde sus inicios. Según Alaka (2016), existen profesionales (profesores, psicólogos, psiquiatras) que restan importancia a los síntomas, alegando que el niño es tímido y que hablará cuando pierda el miedo a hacerlo. Afirman que, tras seguir la trayectoria clínica sobre este tema, se refleja que el inicio de este trastorno suele coincidir con el comienzo de cambios en el contexto del niño (como puede ser la escolarización), y que puede aparecer durante un tiempo y luego desaparecer, por lo que no tendría mayor relevancia.

Siguiendo a Cortés et al. (2009), para discriminar el mutismo selectivo de otras dificultades en la comunicación o trastornos, es necesario disponer de indicadores y criterios, de procedimientos de evaluación y de instrumentos adecuados para medirlos. Para ello, plantean las orientaciones que se muestran seguidamente.

La valoración y diagnóstico de este trastorno tiene unas fases:

  1. Detección
  2. Diagnóstico
  3. Evaluación Psicopedagógica

FACTORES INTERNOS Y EXTERNOS

Las diferentes corrientes y modelos que estudian el origen y la génesis del mutismo selectivo resaltan el carácter multicausal del trastorno, considerándolo como resultado de la interacción entre diversas variables evolutivas representativas en el niño (historia de aprendizaje, vulnerabilidad, déficits instrumentales vinculados con el lenguaje oral…), y además, otras variables ambientales, que mantienen relación con su contexto familiar, escolar y social (tipología de estilo educativo escolar y familiar, modelado de relaciones sociales, interpersonales, aislamiento familiar, experiencias, etc).

De forma más detallada, seguidamente se describen los diversos factores que dan lugar al origen y desarrollo del mutismo selectivo.

FACTORES QUE PREDISPONEN

Para Shriver, Segool y Gortmaker (2011), los factores que predisponen son los que favorecen o incitan a la aparición de este trastorno, están relacionados con las condiciones personales, familiares y escolares.

FACTORES QUE PRECIPITAN

Siguiendo a Shriver et al. (2016), los factores que precipitan son los que aceleran la aparición del  mutismo selectivo, están vinculados con las vivencias específicas y negativas que surgen en la vida del niño, al interactuar con los factores anteriormente mencionados.

FACTORES QUE REFUERZAN Y MANTIENEN

El mutismo origina una serie de consecuencias en el propio niño y en su entorno, que provoca que este trastorno se refuerce y se mantenga (Alaka, 2016).

INTERACCIÓN DE FACTORES

De esta forma, cuando los factores que predisponen hacia este trastorno, interactúan  con los que precipitan, pueden surgir comportamientos de mutismo selectivo, así como diversas conductas de ansiedad, estrés, evitación y escape.

De la misma forma, los factores que refuerzan y mantienen, provocan un afianzamiento mayor del mutismo selectivo. Así, se configura un complejo bucle entre diversos factores (Alaka, 2016).

MODELO DE INTERVENCIÓN PARA EL MUTISMO SELECTIVO

Para realizar una intervención adecuada, en los siguientes apartados se seguirán las orientaciones planteadas por Cortés et al. (2009), así como las de la Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía (2011):

El mutismo selectivo presenta un origen multicausal, por lo tanto, la intervención  debe albergar la presencia de los diversos ambientes importantes en el niño, como lo son el ambiente familiar, escolar y social.

El principal objetivo de la intervención, se centra en que el niño con este trastorno, pueda interactuar de forma verbal y espontánea con adultos y niños de su contexto familiar, escolar y social, realizando peticiones verbales y respondiendo de manera audible, a las cuestiones que los demás le formulen.

Antes de plantear el modelo de intervención adecuado, es preciso tener presente una batería de premisas esenciales para elaborar las pautas de intervención idóneas:

  1. Actitudes de sobreprotección, de minimizar o ignorar la problemática, agravan o incentivan más el trastorno.
  2. Las situaciones de comunicación cotidianas no bastan para solventar el mutismo. Se precisa de la planificación y el diseño de otras situaciones, en las que se asegure el triunfo del niño.
  3. Partir de lo que el niño es capaz de realizar con ayuda, en cualquier momento de la intervención que se plantee.
  4. El nivel de exigencia en la respuesta verbal se adecuará progresivamente en todo el transcurso.
  5. Resulta imprescindible, la coordinación de todas las personas y sectores implicados.

PAUTAS Y ORIENTACIONES A SEGUIR LA FAMILIA

Según la Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía (2011), en ocasiones, los familiares de niños con mutismo selectivo no tienen presente la relevancia y gravedad que el problema puede generar en el desarrollo y evolución de sus hijos.

En otros casos, reflejan gran preocupación y ansiedad, que les lleva a bloquearse en intercambios verbales ante personas no muy conocidas.

De esta forma, la problemática se tratará como merece, adoptando medidas para incentivar el desarrollo sociopersonal del niño y estimular el habla en las interacciones con otras personas.

Esta Federación, establece unas pautas que se reflejan seguidamente:

Pautas para mejorar la situación familiar, personal y social

Estas pautas versarán sobre diversos aspectos:

  • Brindarle al niño un entorno de estabilidad, seguridad, serenidad, afecto, comunicación y comprensión.
  • Favorecerle vivencias que le lleven a su propio desarrollo personal y social.
  • Ahondar en lo positivo, resaltar sus puntos fuertes e incentivarle a menudo en los trabajos que realiza correctamente.
  • Evitar actitudes y comportamientos de sobreprotección.
  • La rutina de funcionamiento dentro de la familia tiene que estar sustentada en normas concisas.
  • Permitirle que practique deporte, para liberar las posibles tensiones acumuladas en la escuela.
  • Incentivar su interacción con otros niños, amigos, vecinos.
  • Contacto continuo y recíproco con la escuela.

Pautas concretas para estimular el habla

Para estimular el habla se reflejan unas pautas con lo que es recomendable y lo que  no.

¿QUÉ SE PUEDE HACER CON UN NIÑO QUE PRESENTA MUTISMO SELECTIVO?
  • Mostrarle al niño maneras idóneas de comenzar y mantener intercambios orales con otras personas.
  • Incentivar los acercamientos verbales y no verbales del niño hacia otros compañeros o adultos.
  • Reforzar la interacción verbal y social entre iguales y adultos.
  • Fomentar el grupo de amigos del que forma parte el niño, y ampliarlo paulatinamente.
¿QUÉ NO SE PUEDE HACER?
  • Plantear comentarios que remitan a que el niño no habla.
  • Reñirle y amenazarle con represalias o castigos.
  • Realizar comparaciones entre hermanos, familiares u otros niños.
  • Marcarle el momento en el que puede empezar a hablar.
  • Obligarle a hablar y expresarse en momentos y eventos sociales.
  • Actuar de forma que incomode al niño, anticipándose a sus ideas, aceptar los gestos como respuesta.
  • Manifestar ansiedad, incertidumbre, preocupación, inquietud, enfado, ira con algún comportamiento que realice el niño.
  • Respaldar y justificar al niño cuando no responda a las preguntas que otros le planteen.

PAUTAS Y ORIENTACIONES A SEGUIR EN EL CENTRO ESCOLAR

La escuela, por sí misma, conforma un entorno esencial para situar la intervención, porque es ahí donde tienen lugar diferentes relaciones interpersonales.

De esta forma, para Henkin y Bar-Haim (2015), el centro escolar deberá seguir ciertas orientaciones:

  • La intervención escolar es de suma relevancia. En este contexto, las dificultades se manifiestan, la cantidad y calidad de las situaciones de interacción son patentes, por lo que se conforma como la mejor plataforma para fomentar, estimular, generalizar e interiorizar la comunicación verbal del niño con mutismo selectivo.
  • El establecimiento de un vínculo afectivo excelente con el niño, es primordial para realizar la intervención educativa de forma satisfactoria.
  • Los comportamientos, acciones y actitudes en las que se le facilite o sobreproteja, no le ayudarán, sino incentivarán su miedo a hablar en público.
  • Ofrecerle situaciones para el intercambio oral, pero controlando el nivel de requerimiento según el momento.
  • Previamente a poner al niño en situación de hablar, el adulto se asegurará de que dispone de las herramientas y estrategias necesarias para enfrentarse a ello.
  • Los momentos comunicativos se graduarán en función del nivel de exigencia requerido de expresión verbal. Por lo tanto, se controlará la extensión de la frase requerida, el tono de voz, el tipo y número de personas implicadas, y la complejidad para elaborar el contenido del mensaje.

Las pautas que marcan Rodríguez-Menchón y Saval-Manera (2017), son las siguientes:

Pautas para optimizar las condiciones personales y sociales

Mediante estas pautas se permite:

  • Aumentar el vínculo afectivo adecuado con el niño.
  • Permitir que se realicen interacciones entre los niños, y con los adultos.
  • Esquivar situaciones en las que compañeros o adultos, respalden el comportamiento de mutismo.
  • No sobreprotegerlo, permitirle que sea autónomo.
  • Establecer determinadas tareas y actividades de responsabilidad.
  • Elevar el control del adulto en los intercambios orales e interacciones entre otros niños, evitando el aislamiento.
  • Impedir que el niño no sea tenido en cuenta en tareas en las que se requiere de la participación de todos.
  • Aumentar el número actividades que precisen de movimiento corporal y contacto con otros niños.
  • Programar más actividades de relajación en las que intervenga todo el grupo.
  • Utilizar refuerzos positivos en las tareas o comportamientos que el niño realiza correctamente.
  • Favorecer un clima proclive de trabajo, seguridad, confianza, tolerancia y aceptación en el aula.
  • Destinar momentos de coordinación entre todos los docentes.
  • A los padres se les entregan instrucciones y orientaciones para que lleven una vida normal y cotidiana dentro del ambiente escolar.
  • Establecer un trato cordial y estrecho con las familias del alumno con mutismo, para el intercambio de información adecuado, así como ajustarlas al ambiente familiar.

Pautas concretas para estimular el habla

Estas pautas versarán sobre:

  • Diseñar y planificar tareas y juegos de producción sobre sonidos y comunicación corporal:
  • Juegos de movimiento y expresión corporal (mímica para adivinar gestos, objetos, tareas, adivinar cosas con los ojos vendados).
  • Juegos de producción de sonidos corporales (empleando el cuerpo producimos palmadas, silbidos, golpes, soplidos, chasquidos).
  • Juegos basados en sonidos inarticulados y articulados (uniendo sonidos, gradación de sonidos, asociación de sonidos a movimientos y acciones).
  • Llevar a cabo actividades y juegos de habla en los que no se le vea la cara mientras habla (hablar por teléfono dentro de una casita u otro espacio, títeres, caretas, marionetas, disfraces, hablar al oído).
  • Realizar actividades en las que al niño se le pide una emisión fonética o verbal, teniendo presente: las personas implicadas en el momento de la comunicación, la longitud de la emisión solicitada y la intensidad de la emisión verbal que produzca.
  • Planificar situaciones diarias y rutinarias, en las que el docente le formule preguntas sencillas al alumno (al principio con respuesta de una sola palabra y luego ampliándolas).
  • Organizar juegos de pareja con emisiones verbales sencillas (escuetas de contenido y breves de longitud).
  • Colocar grupos de trabajo o de juego en los rincones de aula, para facilitar el intercambio verbal con el resto de compañeros (inicialmente con niños con los que mantenga mayor relación).
  • Fomentar la respuesta verbal del niño, mediante la realización de tareas, juegos, actividades que le gusten (cuando sea preciso, discretamente elogiar en público).
  • Emplear la técnica del desvanecimiento estimular. Para ello, están presentes personas con las que el niño habla con normalidad y otros con las que no lo hace, hasta lograr que hable con todas. Cuando esto sucede, se van retirando de forma progresiva los primeros.
  • Para evitar la tendencia a la acomodación en el punto de emisión verbal logrado por el niño, es preciso aumentar la exigencia de emisión verbal y los momentos de intercambio comunicativo.
  • Al planificar y diseñar las actividades, se parte de lo que el alumno es capaz de realizar en cada momento, recogiendo progresivamente tareas de mayor dificultad.
  • Si una estrategia no ha funcionado a lo largo de dos semanas, es necesario cambiar la aplicación de la misma para conseguir progresos y avances en el niño.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Alaka Robles, E.E. (2016). Aportes de la neuropsicología a la comprensión del mutismo selectivo. Revistas Bolivianas, 7 (19), 27-31.
  • American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. Fifth Edition (DSM-5). Washington, DC: American Psychiatric Association.
  • CENETEC (2010). Guía de Práctica Clínica: Diagnóstico y tratamiento de los trastornos de ansiedad en el adulto. México: Centro Nacional de excelencia.
  • Cortés Urban, C., Gallego Gallego, C. y Marco Gallo, P. (2009). El mutismo selectivo. Guía para la detección, evaluación e intervención precoz en la escuela. Navarra: Centro de Recursos de Educación especial de Navarra.
  • Elizalde-Utnick, G. (2007). Young selectively mute English language learners: School- based intervention strategies. Journal of Early Childhood and Infant Psychology, 3, 141-161.
  • Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía (2011). Intervención en casos de mutismo selectivo en los niños-as. Revista digital para profesionales de la enseñanza, 16, 1-7.
  • Henkin, Y., y Bar-Haim, Y. (2015). An auditory-neuroscience perspective on the development of selective mutism. Developmental Cognitive Neuroscience, 12, 86-93.
  • Organización Mundial de la Salud (1992). Décima revisión de la clasificación Internacional de las enfermedades, trastornos mentales y del comportamiento: Descripciones Clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid: Meditor.
  • Rodríguez-Menchón, M., y Saval-Manera, J.J. (2017). Tratamiento conductual basado en el juego con una niña con mutismo selectivo. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, 4 (1), 54-57.
  • Shriver, M. D., Segool, N., y Gortmaker, V. (2011). Behavior Observations for Linking Assessment to Treatment for Selective Mutism. Education and Treatment of Children, 34(3), 389-410.

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