La importancia de la lectura en la infancia

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Introducción

La habilidad lectora es una destreza que se inicia en la primera infancia. El contacto con los libros comienza incorporándolos como un juguete más en la vivencia del niño. Más adelante las personas de su entorno acercan la lectura relatando cuentos, de forma lúdica, estimulando su creatividad. Al llegar a la escuela tras ese primer contacto se va escalonando poco a poco en nivel de dificultad, evolucionando con su desarrollo, enriqueciendo la experiencia lectora con la escritura. Pero el transformarse en lector es un proceso lento e individual que requiere de un esfuerzo progresivo fuera del aula, ayudado por un entorno propicio que estimule esa actividad intelectual.

Beneficios de la lectura

La lectura es la base de la cultura. Son muchos los beneficios del hábito de leer en todas las edades, pero es particularmente útil en la infancia. A nivel escolar la tasa de éxito o fracaso en los estudios está estrechamente relacionada con la capacidad del alumno para leer a una velocidad adecuada y comprender lo que lee. Muchos problemas académicos radican en una comprensión lectora poco desarrollada.

El primer contacto con los libros debe ser incentivado lo más pronto posible ya que es un pilar básico para el correcto desarrollo del niño. La lectura es un vehículo de comunicación con los demás, con su entorno y también consigo mismos, que ayuda a mejorar la capacidad de atención y a pensar de manera crítica. Esa capacidad de concentración y de focalizar en una sola actividad resulta muy útil para la realización de múltiples tareas. También mejora la memoria, cualidad que será muy práctica para adquirir nuevos conocimientos de forma más sencilla.

A nivel lingüístico la lectura favorece el aumento del vocabulario y mejoran por ello la ortografía y la expresión oral y escrita.

Por otro lado gracias a la estructura esquematizada de los cuentos la mente del alumno se estructura de forma organizada, entendiendo causas y consecuencias. También aumenta la capacidad de empatía entendiendo a los demás más fácilmente poniéndose en el lugar de los personajes.

Por último, bien es sabido que la lectura estimula el cerebro de los niños aumentando la creatividad. Leer resulta ser una actividad activa, muy diferente a otras como ver la televisión que mantienen al cerebro pasivo. La lectura por lo tanto es un instrumento que incrementa un aprendizaje activo que fomenta la autonomía del niño y produce numerosas ventajas a nivel escolar y personal.

Recomendaciones para incentivar la lectura

Aunque haya niños que muestran de forma natural un interés por la lectura muchos otros no lo desarrollan, por lo que hay ciertas indicaciones para maestros y padres para motivar a los niños a leer. Como apunta Antonio Mendoza Fillola la insistencia y la proliferación de actos para crear hábitos lectores es síntoma inequívoco de las dificultades que ello entraña.

Una de las razones principales de que exista una visión negativa hacia la lectura es que en muchas ocasiones los alumnos la suelen asociar al trabajo. Para poder conseguir que se sientan atraídos a ella y no la entiendan como una actividad tediosa es necesario incentivar ese hábito, no de forma obligada, sino lúdica. El primer paso para ello es ofrecer libertad para elegir los libros que quieran leer, y que puedan también dejar un libro sin terminar si no les gusta lo que cuenta. De cara a elegir un cuento se puede aconsejar ciertas lecturas que estén relacionadas con su vida cotidiana, pero son válidos los libros de cualquier género y no hay que confiar fielmente en las listas de libros más vendidos. Los libros más recomendables son aquellos que se adecúen a la edad del niño y a sus gustos.

Aunque es aconsejable contar con un horario al día para la lectura no se debe forzar, se debe ser flexible. La función de esto es conseguir que esa actividad sea lo más parecido a lo que un adulto hace por gusto. Si se obliga a leer acabarán perdiendo el interés.

Otra de las recomendaciones para motivar al niño es hablar de la historia del libro con él, tener conversaciones para intercambiar experiencias y criterios sobre lo que se ha leído. Es conveniente que la duración de la lectura sea entre 30 y 45 minutos en el caso de los alumnos de educación primaria. Pero esta recomendación cambia si el niño muestra un gran deseo y curiosidad por la lectura, en este caso no se debe frenar su motivación. Uno de los aspectos más relevantes es el ejemplo de sus padres, han de ser un referente para crear afición por la lectura. Si desde casa no ven leer a sus padres es difícil que desarrollen este interés ya que, como dice Linda Meyer, es en el entorno familiar donde se sientan las bases para la formación de los gustos y aficiones.

Se debe disponer de gran variedad de cuentos en casa para que puedan escoger los que quieran y para que los padres lean también con ellos, familiarizándose con los libros de cara a crear un hábito en el futuro. Por otro lado visitar bibliotecas o librerías es una buena actividad para tener contacto con los libros, descubriendo nuevas historias y temáticas que puedan ser de su gusto, ampliando sus conocimientos. Por último, algunos de los consejos para incentivar la lectura dentro del aula son los siguientes: dinamizar el uso de la biblioteca de centro y de aula contando con un carnet de lector, realizar actividades de animación a la lectura como la visita de un autor al centro o la dramatización de historias y disponer de libros que respondan a los intereses y capacidades de los alumnos.

Conclusiones

El objetivo más evidente de desarrollar el hábito de la lectura en los niños es conseguir que sigan siendo lectores en el futuro. Para ello es indispensable que las personas más cercanas le acompañen y le animen en esa afición, produciendo un acercamiento natural y afectivo que les puede acompañar el resto de sus vidas. Porque como apuntó el poeta Joseph Addsion “leer es para la mente lo que el ejercicio físico es para el cuerpo”, una actividad necesaria para mantenernos sanos.

Bibliografía

  • Mendoza Fillola, Antonio. Tú lector (Aspectos de la interacción texto-lector en el proceso de la lectura). Barcelona Octaedro, 1998.
  • Meyer, Linda A. «Home and School Influences on Leaming to Read in Kindergarden Through Second Grade» in Fran Lehr and Jean Osbom (ed), Reading Language and Uterac)’. New Jersey, Lawrence Erbaum Associates, 1994.
  • Robledo, Beatriz Elena. Al encuentro del lector. Bogotá: Ministerio de Cultura, 1998.
  • Figura 1: Biblioteca-libro-lectura-educación. Michal Jarmoluk. Nielce, Polonia. 2014. Recuperado de https://pixabay.com/es/photos/biblioteca-libro-lectura-educaci%C3%B3n-488690/

Ana Palomo Blázquez

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