El aprendizaje social y emocional

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Resumen

Un niño que posea inteligencia emocional y que entienda la relación con su ambiente social no solo obtendrá mejores calificaciones en el colegio, sino que estará más preparado para su futuro laboral y tendrá más herramientas para ser feliz. Educar las emociones y el comportamiento es posible, pero actualmente en los contenidos del currículo no hay hueco para ello, priman las habilidades cognitivas obviando la importancia de los aspectos emocional y social. En este artículo analizaremos los conceptos de aprendizaje social e inteligencia emocional y cómo pueden influir en la educación de niños y jóvenes.


Introducción

Según el artículo 29 de la Convención sobre los Derechos de los Niños aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1.989 la educación del niño debe de estar encaminada a desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física hasta el máximo de sus posibilidades. Por lo tanto, la Educación debe ser un proceso por el cual se logre paulatinamente el desarrollo integral de todas las dimensiones de la persona. Pero los diversos centros de educación de todos los niveles tienen como objetivo fundamental el desarrollo a nivel intelectual y cognitivo, y los aspectos social y emocional, tan importantes para la vida, no aparecen a nivel formal en las clases.

El aprendizaje social

“Estamos impidiendo que los niños y los jóvenes tengan un desarrollo óptimo cuando les privamos del aprendizaje social y emocional” (Diekstra,R 1995)

El aprendizaje social se basa en una teoría desarrollada por el psicólogo canadiense Albert Bandura que defiende que el aprendizaje es un proceso cognitivo que tiene lugar en un contexto social y ocurre puramente a través de la observación o la instrucción directa, gracias a la socialización en un entorno que le transmite normas, lenguaje y experiencias. Según su teoría la gran parte del aprendizaje de un niño ocurre a través de sus experiencias personales, una pequeña parte a través de interacciones con sus compañeros, y una mínima parte en entornos de aula tradicionales en las que el maestro da la lección y los alumnos permanecen pasivos como recipientes de ese conocimiento.

El aprendizaje social es necesario para mejorar la capacidad de construir relaciones con los demás, de conectar con ellos y empatizar. Los beneficios contrastados producidos por un desarrollo del aprendizaje social para alumnos de primaria y secundaria son los siguientes: mayor éxito académico, mejor salud mental, aumento del concepto que tienen de ellos mismos, desarrollo de habilidades sociales y disminución de comportamientos antisociales. Como dijo el escritor y científico Eduardo Punsetel aprendizaje social es una inversión para la sociedad porque su aplicación conlleva menos conductas delictivas, menos alteraciones en las clases y lo que es más importante un rendimiento académico mayor”.

Figura 1. Smileys. Gino Crescoli

En todas las sociedades los niños se fijan en los adultos para aprender y modificar conductas, especialmente las que son relativamente simples, cercanas a su capacidad cognitiva y con recompensas como refuerzo positivo. Es por ello que en el aula el maestro es percibido como alguien que continuamente presenta modelos verbales, conductuales y simbólicos. Su eficacia dependerá de dichos modelos, de su coherencia, adecuación al nivel de los alumnos y también a la relación afectiva que haya entre éstos y el propio maestro. También será necesario para que ese aprendizaje sea efectivo la interactuación con sus compañeros, ya que desde niños nos desarrollamos como personas en la medida en que somos conscientes de la dimensión comunitaria en que se inserta nuestro papel individual (Haeffner,G. 1996).

La inteligencia emocional

Según la versión de Salovey y Mayer (1990), la inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.

Figura 2. Mohamed Hassan. Cerebro-corazón

La inteligencia emocional no es considerada una de las famosas inteligencias múltiples descritas por Howard Gardner en los años ochenta, el cual señaló ocho inteligencias básicas o formas de aprender. Es en parte por esto que la ciencia no ha considerado en ningún momento esta inteligencia como relevante. Es ahora que gracias a la neurociencia sabemos que la razón y la emoción no se pueden separar, ya que la razón no sirve de nada sin las emociones. Por lo tanto, la inteligencia emocional lejos de ser poco importante implica todo el funcionamiento del cerebro.

Otro de los aportes de la neurociencia es reconocer que las emociones y experiencias modifican constantemente las conexiones de las neuronas, de modo que podemos aprender y desaprender a lo largo de la vida en función de los sentimientos y pensamientos. Pero las emociones se pueden educar, aprendiendo a expresarlas, entenderlas y gestionarlas, y así evitar que las emociones negativas interfieran en el aprendizaje de los niños. (Davidson R., 2012). Esta formación puede realizarse desde la etapa de infantil hasta la mayoría de edad.

Es necesario el desarrollo de habilidades sociales y emocionales para poder enseñar a los niños a enfrentarse de forma ética y eficaz a los conflictos.

Conclusión

El aprendizaje social y emocional debería ser introducido en escuelas e institutos si se quiere obtener una educación integral.  Para que los niños consigan este aprendizaje hacen falta clases específicas de habilidades sociales y éticas, donde se les enseñe a gestionar sus emociones, a construir y mantener relaciones con los demás, a desarrollar la empatía y a mantener decisiones responsables. Todo esto no es posible aprenderlo a través de las matemáticas o el inglés. Es hora de plantearse si hay que hacer un hueco en nuestras aulas para desarrollar estas habilidades necesarias para la vida, para que los hombres y mujeres del mañana sepan relacionarse con respeto, responsabilidad y  solidaridad.

Bibliografía

  • Bandura, A. (1977). Social Learning Theory. Englewood Cliffs: Prentice Hall.
  • Diekstra, R. &Heybs.B (2008) Educación emocional y social. Santander. Fundación Marcelino Botín.
  • Delors. J. (1996) La educación encierra un tesoro. Madrid. Santillana, UNESCO.
  • Ferraras, J. (2014) Hacia una nueva humanidad libre y responsable. Madrid. Verbum Haeffner, G. (1996) Antropología filosófica. Barcelona. Herder.
  • Asamblea General de las Naciones Unidas (1948). Naciones Unidas. New York, EU:La Declaración Universal de Derechos Humanos. Recuperado de http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

Figuras

Ana Palomo Blázquez