Conciencia plena en el aula. Acercamiento histórico al mindfulness.

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¿Qué es Mindfulness o Meditación?

Son muy similares, pero la meditación es estar presente y el mindfulness es, consciencia, presencia y aceptación enfocado hacia los problemas para disolver los patrones neuróticos en que vivimos en la sociedad occidental. Estas prácticas están fuertemente unidas a la psicología. Al principio de sus comienzos era algo trascendental y actualmente científicas/os, psicólogas/os, profesoras/es investigan sus beneficios.

«La presencia es cuando ya no esperas al siguiente momento, creyendo que el siguiente momento será más pleno que este”

Eckhart Tolle

La práctica puede ser diversas como “Vaciar la mente” que se centra en la propia respiración sin intentar controlarla. “Cuenta atrás” Con los ojos cerrados y en posición de relajación se procede a hacer una cuenta atrás lentamente, desde números elevados hasta al cero. “Body Scan” se procede poco a poco a recorrer con la mente los diferentes grupos musculares prestando atención a las sensaciones que provienen de ellos. «The Mindful Pause” el doctor Ryan Niemiec, propuso el ejercicio que se basa en la concentración en la respiración durante entre quince y treinta segundos, concentrando nuestra atención únicamente en este proceso. Debe inhalar y exhalar profundamente. Entre otros muchos ejercicios.

Existe una amplia evidencia de los efectos beneficiosos de la práctica de la meditación sobre la salud y el bienestar tanto físico como psicológico. En distintos estudios se ha comprobado empíricamente la eficacia del mindfulness en el manejo de emociones, contribuyendo, entre otros, a la reducción del estrés, facilitando la prevención, el afrontamiento y la recuperación en determinadas patologías médicas, a través de la mejora de la respuesta inmune.

Uno de los pioneros en investigar la meditación fue el médico cardiólogo Herbert Benson, quien estaba interesado en estudiar los efectos del estrés sobre la hipertensión arterial. Realizó estudios con monjes, al hacer algunas mediciones, observó que la meditación llevaba a la relajación, y eso inducía una disminución del metabolismo, el ritmo respiratorio, el ritmo cardíaco y la presión arterial.

Lisa Kilpatrick y su equipo de la Universidad de California, Los Ángeles han llevado a cabo un interesante estudio. Participaron 32 mujeres de entre 21 y 55 años. Realizaron dos grupos, uno recibiría un entrenamiento en mindfulness –siguiendo el programa desarrollado por Jon Kabat-Zinn – durante 8 semanas mientras que el otro grupo aguardaba sin realizar ninguna técnica. Tras las 8 semanas, los investigadores llevaron a cabo la prueba de imagen de resonancia magnética mediante la cual trataban de testar si se podían identificar diferencias en la actividad funcional cerebral de las participantes que recibieron el entrenamiento y aquellas que actuaron como controles. Este escáner se llevaba a cabo mientras los sujetos realizaban un sencillo ejercicio de mindfulness, en el que se les pedía que focalizarán su atención en los estímulos auditivos del entorno. Los resultados obtenidos indicaron la presencia de diferencias significativas en la conectividad intrínseca de las redes neuronales de ambos grupos de participantes, fundamentalmente en aquellas redes que los investigadores identificaron como audición y medial visual. También se observaron diferencias significativas en las redes de control ejecutivo, sensomotora y visual lateral.

Después de estos resultados, otros investigadores han concluido que faltarían datos, como por ejemplo la situación de cada individuo antes de la práctica, su estado de ánimo y otros factores que podría modificar la resonancia.

En 1982, el biólogo molecular Jon Kabat-Zinn, que investigaba en el Hospital de Massachussets, en Boston, publicó otro trabajo en el que describía un prometedor programa basado en prácticas de meditación de Oriente, que pasó a ser “mindfulness” para el tratamiento del dolor crónico en pacientes no hospitalizados. Se aprende en ocho semanas y se aplica para la reducción del estrés.

La Dra. Lazar Sara. Neurocientífica de Harvard University, realizó con cuarenta y siete participantes, 16 practicantes de yoga, 16 practicantes de meditación, y 15 controles fueron reclutados. Los grupos fueron emparejados por edad, sexo, educación, raza, y el uso de las manos. Todos los participantes fueron examinados y auto reportados de estar física y mentalmente sanos. Se excluyeron los individuos con condiciones psicológicas adversas y las personas que toman cualquier medicamento para afecciones psiquiátricas o neurológicas, neurológicos actuales o pasados.

Encontraron que dicho componente era mayor en el primer grupo, particularmente en el córtex frontal (asociado con la memoria y la toma de decisiones) pero, en especial, en el córtex sensorial, la ínsula y regiones relacionadas con la audición. “Lo cual tiene sentido”, explica la doctora, “cuando estás más consciente pones atención a tu respiración, a los sonidos, a la experiencia del momento presente, y apagas la cognición: es lógico que los sentidos mejoren”. En el caso del córtex prefrontal y su vínculo con la memoria, Lazar también encontró́ que la materia gris presente ahí́ en personas de 50 años que meditaban era equivalente al de una persona sana de 25 años.

Para estar convencida realizó otro estudio, el que un grupo de control seria comparado con otro de personas que nunca antes habían meditado y que, durante 8 semanas, por 40 minutos al día, participarán en un programa de atención plena (mindfulness) orientado a reducir el estrés. Para sorpresa de ella misma, incluso en un periodo tan breve, el cerebro de las personas en ese segundo grupo tuvo cambios significativos en cinco regiones:

  • a) La corteza cingulada posterior, asociada con la divagación y la importancia de sí.
  • b) El lado derecho del hipocampo, asociado con el aprendizaje, la cognición, la memoria y la regulación de las emociones.
  • c) La juntura temporoparietal, en donde se procesan la toma de perspectiva, la empatía y la compasión.
  • d) El puente troncoencefálico, en donde se produce una buena cantidad de los neurotransmisores con los que funciona nuestro cerebro.
  • e) La amígdala, que algunos consideran fuera del cerebro, también se redujo como
    consecuencia de la meditación, lo cual se ha relacionado con la disminución de emociones como la angustia, el miedo y la tensión.

Estos hallazgos sugieren que la practica de meditación puede ser capaz de reducir la degeneración relacionada con la edad normal de deterioro cognitivo y la neurodegeneración. Sin embargo, una limitación de estos estudios es que, aunque los grupos fueron emparejados por sexo, edad y educación, otros factores importantes, como el ejercicio y la participación cognitiva (Kramer y Erickson, 2007; Plassman et al., 2010 ; Fotuhi et al, 2012. ; . Wilson et al, 2012) no se controlaron.

Diferentes estudios revelan que el cerebro se podía malear entre la edad de 0 a 3 años, pero con estos y otros estudios se ha comprobado que se puede modificar con técnicas de relajación de la meditación o el mindfulness junto a la neurociencia. Esto se debe a la plasticidad del cerebro o neuroplasticidad. «La plasticidad cerebral se refiere a la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como reacción a la diversidad del entorno. La neuroplasticidad permite a las neuronas regenerarse tanto anatómica como funcionalmente y formar nuevas conexiones sinápticas.«

Mindfulness e investigación-acción en educación secundaria. Gestación del Programa Treva (2016), realizado por los investigadores Luis López-González, Manuel Álvarez González y Rafael Bisquerra Alzina, y publicado en la revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5802514

Conclusiones

Con todos estos estudios mencionados y otros, se puede llegar a la conclusión que la meditación y el mindfulness puede “resetear” nuestro cerebro, aunque seamos adultos. También hay otros científicos que abogan que los estudios no son concluyentes, ya que faltarían factores de la persona que pueden modificar los resultados. No obstante, esto, nos podemos quedar con los múltiples estudios de científicos, doctoras/es, profesoras/es, que avalan sus investigaciones, estudios, tesis, que concluyen que se modifica nuestro cerebro y con ello nuestro comportamiento, gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro.

Además de poder trabajar en diferentes ramas esta indicado en la educación ¿porqué no utilizarlo desde la infancia y trasladarlo a grupos conflictivos?

Referencias bibliográficas

Kilpatrick LA, Suyenobu BY, Smith SR, Bueller JA, Goodman T, Creswell JD, Tillisch

K, Mayer EA, & Naliboff BD (2011). Impact of Mindfulness-Based Stress Reduction training on intrinsic brain connectivity. NeuroImage, 56 (1), 290-8 PMID: 21334442
https://scholar.harvard.edu/sara_lazar

Keller TA, Just MA (January 2016). «Structural and functional neuroplasticity in human learning of spatial routes». NeuroImage. Recuperado de:
https://www.masterenmindfulness.com/frases-sobre-mindfulness/
https://psicologiaymente.com/meditacion/ejercicios-meditacion

Referencias de figuras

Lídia Romaguera

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