La creatividad es innata y se manifiesta en todos los seres humanos, en distintas formas y grados. Cuando somos pequeños la creación es más libre y espontánea, y a medida que crecemos, como afirma Fueguel y Montoliu (2000, pág. 17 y 18), comienza a reprimirse por los patrones socioculturales que no hacen más que bloquear su crecimiento, produciéndose una involución en vez de un florecimiento.
Fueguel y Montoliu (2000, pág. 19) también manifiestan que si somos capaces de fomentar en nuestras aulas la creatividad, estaremos construyendo un futuro más esperanzador para todos ya que el ser creativo es aquel que está abierto a nuevas experiencias, capaz de descubrir y resolver los problemas que le presenta la vida cotidiana, dispuesto a enfrentarse al mundo con espíritu emprendedor, con actitud de combatir los obstáculos y de proponer cambios en el medio natural y social.
Por ello, en los centros educativos se debe de romper con la rigidez de los contenidos y utilizar temáticas más acordes con los intereses y necesidades de los alumnos introduciendo la capacidad de crear, porque los seres humanos aprendemos creando.
Fueguel y Montoliu consideran que para conseguir una formación completa es imprescindible descubrir y desarrollar una expresión libre y creativa donde el niño pueda manifestar lo que piensa y pueda expresar lo que siente.
Para lograr los objetivos educativos y mantener a los alumnos activos y creativos es necesario dinamizar las aulas a través de técnicas de creatividad que deberían insertarse como ejes transversales en todas las área curriculares, integrando y relacionando unas disciplinas con otras.
¿Y qué mejor manera de realizarlo que a través de un proyecto? Yo no dejé pasar esta oportunidad y quise comenzar el curso escolar desarrollando un “mini- proyecto” con el título de “Explorando, explorando”.
Bermejo y Ballesteros (2014, pág. 170) afirman que el método basado en proyectos es otra manera de presentar a los niños los contenidos de manera globalizada, configurándose como uno de los métodos de la enseñanza activa.
El proyecto, como Parra (2011, pág. 102) define, es un plan de trabajo o un conjunto de tareas voluntariamente emprendidas por un grupo de alumnos con el fin de resolver un problema de la vida real en el que están interesados.
El método por Proyectos de Trabajo (Hernández y Ventura, 1992) ofrece una oportunidad para escuchar a los niños y niñas en sus “cien lenguajes”, para respetar sus observaciones y acompañar a sus experiencias.
Los proyectos, de acuerdos con Kilpatrick (1918) pueden ser de cuatro tipos principalmente:
- Proyectos de creación o producción: Basados en la elaboración de algo concreto, como, por ejemplo, confeccionar un juguete, una maqueta, un huerto escolar, etc.
- Proyectos de adquisición de un aprendizaje específico o adiestramiento, cuyo objetivo principal es la adquisición de una técnica o dominio: modelar en barro, pintar, el uso de las Tic…
- Proyectos de solución de problemas: Son aquellos que están destinados a una dificultad, un problema que es de interés para los niños.
- Proyectos de apreciación, recreación o consumo: El objetivo principal es disfrutar una experiencia estética, como puede ser organizar una fiesta, una feria, una excursión, etc.
Este proyecto, cuyo nombre está en relación directa con lo trabajado en el mismo, podría abarcar los últimos dos tipos de proyectos, siendo una mezcla o combinación de ambos.
Fues realizado durante las primeras semanas de curso escolar 2017/18 en la localidad de Undués de Lerda (Zaragoza) en el Colegio Público que cuenta con un aula unitaria con 5 alumnos de diferentes edades y nacionalidades.
Con motivo de los hallazgos arqueológicos próximos a un pueblo a nuestro cole (Lobera de Onsella) que tuvieron lugar en el mes de julio y siendo el lugar de residencia de uno de nuestros alumnos del centro, investigamos y aprendimos un poco más además de lo informado durante los meses de verano.
El primer día de clase a nuestro buzón llego una extraña carta, cuyo destinatario era Anacleto, el agente Secreto. Esta carta despertó una gran curiosidad entre el alumnado ya que se trataba de un misterioso agente que nos conocía a todos, que nos preguntaba qué tal el verano, si sabíamos que había pasado en un pueblo próximo a nuestra localidad y que nos planteaba unos retos a conseguir si queríamos saber algo más de él.
En el sobre también se incluía la noticia del periódico donde aparecía la necrópolis medieval encontrada en Lobera, única en su género en toda España presentándoles el periódico como medio de información.
Como Bermejo y Ballesteros afirman (2014, pág. 170) proponen, para que el proyecto funcione, debemos intentar, en la medida de lo posible, que el núcleo de interés surja en un momento determinado, como, por ejemplo, una pregunta de un niño o maestro, algo que ha ocurrido en el aula, en el colegio, en el barrio…y, a raíz de esa situación, planificar el proyecto.
Esta noticia despertó la curiosidad de nuestros alumnos lanzando preguntas por parte de la maestra con el fin de motivarles en su búsqueda tales como ¿quiénes creéis que han descubierto esta necrópolis? ¿Qué es una necrópolis? ¿Cómo ha podido llegar eso ahí?, ¿de cuántos años estamos hablando?, ¿os gustaría que la visitáramos?, etc.
Además, realizamos las pruebas que Anacleto nos proponía con mucho gusto, le escribimos cartas contándole más sobre nosotros, preguntándole a él dónde vivía, a qué se dedicaba, contándole todo lo que íbamos descubriendo sobre la necrópolis, etc. convirtiéndose así en nuestro amigo por carta y que nos permitía al mismo tiempo que desarrollábamos nuestra creatividad, escribir y leer con interés y alegría.
Cuando la motivación estaba en pleno auge, nos pusimos manos a la obra para conocer lo máximo posible en torno a los arqueólogos, cómo trabajan, qué herramientas necesitan, qué han descubierto exactamente en Lobera de Onsella, cuál es su procedencia, etc.
Cuando tuvimos toda la información recopilada, creamos entre todos un Power Point que presentamos a las familias del pueblo con todo lo que habíamos aprendido durante el proceso hasta que…se nos ocurrió la idea de poder visitar la zona y poder desarrollar así nuestra tarea de exploradores con todo lo que ya sabíamos.
Para ello, tuvimos que confeccionar nuestros propios instrumentos y demás materiales que íbamos a necesitar así como pedir los permisos pertinentes al Ayuntamiento del pueblo para poder visitar la zona.
En pocos días estuvimos preparados para comenzar nuestra exploración. Además, presentamos al resto del pueblo de Lobera todo lo que aprendimos sobre la necrópolis tal y como ya hicimos en nuestro pueblo. ¡Fue una experiencia genial!
De esta manera, y entre todos, creamos un entorno muy favorable para el aprendizaje del alumnado donde la comunicación y el clima de trabajo instaurado en clase fue muy positivo, sintiéndolo como una lugar familiar, cómodo, donde se puede dar el encuentro con los otros y realizar con éxito el proceso de enseñanza.
Siempre es posible, como Fuegel y Montoliu afirman (2000, pág. 74), crear un entorno adecuado y agradable donde los niños disfruten y donde no es necesario disponer de materiales costosos y de grandes infraestructuras para que la magia del aprendizaje tenga lugar.
Bibliografía
- Fuegel y Montoliu (2000). Innovemos el aula. Editorial Octaedro.
- Bermejo y Ballesteros (2014). Manual de didáctica general para maestros de Educación Infantil y Primaria.
- Parra (2010). Manual de didáctica de la Educación Infantil.
- Hernández y Ventura (1992). El método de Proyectos de Trabajo.
NURIA LOSCOS PABLO