Este artículo pretende ofrecer un enfoque práctico del Trabajo por Proyectos con visión a la puesta en marcha en una clase real de Educación Primaria. La idea es renovar la metodología de la enseñanza de la lengua extranjera en las aulas, empleando un método más activo y motivador que involucre a los estudiantes en su propio aprendizaje y que les permita resolver situaciones a las que se tengan que enfrentar en la vida real; que su aprendizaje tenga objetivos reales con visión de futuro. El aprendizaje por proyectos es un enfoque multidisciplinario que estimula el trabajo cooperativo, construyendo sobre las fortalezas de los estudiantes y permitiéndoles explorar sus áreas de interés dentro del marco del currículum.
Las estrategias de este método se aproximan a las del constructivismo, teoría en la que el alumnado aprende construyendo nuevas ideas o conceptos, basándose en sus conocimientos previos. Esta evolución proviene de trabajos de psicólogos y educadores como Lev Vygotsky, Jerome Bruner, Jean Piaget, John Dewey y William H. Kilpatrick. Además, ya a finales de los años 60, la educación dio un impulso fuerte al comprometerse activamente en los proyectos y las experiencias de aprendizaje para “aprender haciendo”.
Utilizar proyectos como parte del currículum no es un concepto nuevo y los docentes lo incorporan con frecuencia a sus planes de clase pero, el Trabajo por Proyectos es diferente, pues se trata de una estrategia educativa integral. En la sociedad actual, adquiere más valor, ya que los maestros trabajan con grupos de niños que tienen estilos de aprendizaje muy distintos, ya sea por diferencias étnicas, culturales o niveles de habilidad y que, además, estén aprendiendo inglés como segunda lengua. El aprendizaje basado en proyectos facilita la introducción de una variedad de oportunidades de aprendizaje en el aula de clase. El hecho de que los niños puedan escoger el tema del proyecto les motiva ya que pueden relacionarlo con sus propias experiencias.
Como veremos a lo largo de la fundamentación teórica, resulta realmente complejo incorporar un nuevo método en las aulas que sustituya al convencional o tradicional y dejar, así de lado, la enseñanza mecánica y memorística, al que todo el profesorado está ya más que acostumbrado. Muchas son sus ventajas frente a otros métodos, pero también presenta dificultades que obstaculizan su puesta en marcha a niveles más generalizados.
El tema en torno al que gira este artículo es el Trabajo por Proyectos en el aula de lengua extranjera, adscrito a la modalidad de iniciación a la investigación educativa. “El aprendizaje del inglés a través de los proyectos colaborativos” está enfocado tanto al alumnado como al profesorado, puesto que se documenta la fundamentación teórica que un docente debe conocer para poner en práctica este método activo en un aula de Educación Primaria con sus estudiantes. Asimismo, los alumnos han de asumir un rol teniendo en cuenta diferentes aspectos de cara a participar satisfactoriamente en el proceso de aprendizaje de este método a través de proyectos.
La fundamentación teórica destaca en este trabajo, ya que incluye todos los aspectos a tener en cuenta acerca de esta metodología. Se hará referencia, primeramente, a la descripción del Trabajo por Proyectos y a sus elementos específicos que lo diferencian de otro tipo de proyectos, a la evolución que ha sufrido a lo largo de los años, a las estrategias y fases a seguir para su desarrollo, a los beneficios y obstáculos frente a otras metodologías, estableciendo comparación y diferencias con el enfoque tradicional y, finalmente, a los roles que asumen el docente y el alumno en un espacio determinado (el aula) y haciendo uso de unos materiales.
Por otro lado, el Trabajo por Proyectos contrasta con los enfoques más tradicionales que se ponen en marcha en las aulas de Educación Primaria. Un ejemplo es el método gramática-traducción, nada motivador y pasivo en el que los alumnos realizan actividades escritas sobre el contenido explicado, que se centra únicamente en la gramática, haciendo uso también de su lengua materna y realizando traducciones. Se observan diferencias, también, con el método audio-lingual que pretende la comunicación de los alumnos pero sigue estando alejado del aprendizaje activo que los estudiantes han de experimentar para la adquisición de conocimientos de forma más satisfactoria.
Resulta interesante rescatar la siguiente cita de Benjamin Franklin: “dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”, donde lo realmente importante en la enseñanza es involucrar y hacer participar al estudiante en su propio aprendizaje para que no memorice contenidos sino que los experimente.
A continuación se presentan algunos de los objetivos en los que, tanto el docente como el alumnado, se ven involucrados en un aula real de Educación Primaria en la que se lleva a cabo esta metodología.
- Promover en los alumnos un aprendizaje activo y motivador a través de diferentes tareas.
- Aplicar los conocimientos adquiridos a situaciones de la vida real, a través de los proyectos que se realizan en el aula.
- Potenciar la cooperación y el trabajo en grupos para la puesta en práctica de las diferentes tareas.
- Asumir distintos roles dentro de un grupo de trabajo para la realización de las diversas tareas propuestas.
- Involucrar a los estudiantes en su propio aprendizaje.
- Desarrollar la creatividad y la originalidad en los alumnos.
- Desarrollar actitudes de respeto y responsabilidad en el trabajo en grupos.
- Formar personas capaces de interpretar situaciones que ocurren a su alrededor.
El proceso de aprendizaje es complejo, por ello, para que se lleve a cabo, el estudiante debe estar preparado para resolver y superar las dificultades que va encontrando en el camino. El Trabajo por Proyectos es una estrategia educativa integral, no un complemento, formando así parte del proceso de aprendizaje.
Se entiende por proyecto o plan de trabajo, la estructura organizativa de la experiencia escolar de una enseñanza basada en la intervención. Para que el proyecto sea verdaderamente educativo, ha de ser interesante para el alumnado, involucrándole activamente; tiene que poseer un valor intrínseco, mantener la curiosidad de los estudiantes, demandar información y ha de promover y comprometerse con la democracia en tres esferas: democracia en el aula (participación, colaboración, etc.), democracia en el currículum (selección cultural diversa y representativa de todos) y democracia en la gestión del Centro (participación de la comunidad y los diferentes sectores). Según Dewey, “todos los proyectos deben tener como último fin el conseguir que los niños dominen los principios básicos y organizados de cada materia” (Molero y del Pozo, 1994, p.17).
El término “Trabajo por Proyectos” es confuso y su definición no es limitada, aunque aparezcan concretadas algunas de sus características en el párrafo anterior. A continuación, se recopilan algunos planteamientos metodológicos para clarificar esto.
En primer lugar, no es un método en el que se identifican los deberes con la consulta de fuentes de información como enciclopedias o internet, ya que no existe análisis ni apoyo que facilite la comprensión porque se trata de copias literales.
No se entiende por Trabajo por Proyectos el hecho de rellenar fichas, completar guías, responder formularios o realizar experimentos. Un proyecto no es únicamente una tarea de carácter manual. Las llamadas “escuelas alegres” que centran el trabajo en la diversión con reducido esfuerzo, no garantizan el Trabajo por Proyectos tampoco. La identificación del mismo con el trabajo científico también es una idea errónea, ya que la investigación científica es la referencia pero no el modelo a imitar, pues existen enormes diferencias entre el ámbito escolar y el científico experto.
El Trabajo por Proyectos permite un tratamiento del currículum alternativo pero con varias posibilidades prácticas. Se trata de una propuesta de carácter global que implica a las distintas dimensiones que participan en el proceso de enseñanza-aprendizaje, provocando aprendizajes relevantes no sólo en el alumnado sino también en los docentes. Se trata de un proceso organizado pero flexible, ya que no sigue unos pasos fijos. Además, se articula en torno a una temática comprensible referida a un asunto socialmente relevante que permita tratar los contenidos y competencias básicos del currículum, implicando a los participantes en un proceso dialogado.
Una vez descartadas las visiones erróneas acerca de esta metodología, se procede a su identificación y descripción. El Trabajo por Proyectos se ha implementado con óptimos resultados, ya que requiere mayor colaboración entre los estudiantes, para compartir y ampliar la información de la que cada uno dispone del tema. Este modelo muestra al alumnado el camino para la obtención de conceptos, que los alumnos han de descubrir a través del profesor, quien asume el rol de guía. Se recomiendan actividades de enseñanza interdisciplinares y centradas en el estudiante, en lugar de lecciones cortas y aisladas. Se trata de un proyecto complejo y significativo, mediante el que el alumno desarrolla integralmente sus capacidades y habilidades, puestas en práctica para resolver situaciones reales; actitudes, ya que se encuentra motivado y entusiasmado con la investigación en la que emplea recursos modernos e innovadores; y valores, que se ven reforzados al aplicar sus conocimientos en la satisfacción de necesidades sociales.
El Trabajo por Proyectos implica la formación de equipos, en los que se han de definir distintos roles y realizar un diseño de proyecto. Es un procedimiento didáctico mediante el que se busca formar competencias en los estudiantes a través de la realización de un proyecto en grupos, integrando la teoría con la práctica en diferentes actividades contextualizadas, en las que se ponen en marcha acciones reales para resolver problemas del entorno. De este modo, se facilita una inserción en el mundo real por parte de los estudiantes. La evaluación se explica como un instrumento formativo que apoya durante el proceso, aunque también se deben tener en cuenta los resultados significativos. La evaluación en un proyecto tiene que atender tanto a las producciones confeccionadas como a las exposiciones presentadas y los procesos llevados a cabo. Los criterios han de ser conocidos y aceptados por los participantes.
El Trabajo por Proyectos forma parte de una tradición innovadora con profundas raíces, que ha ido evolucionando con el paso del tiempo; por tanto, no se trata de un modelo de enseñanza nuevo, sino que ya existían procesos de enseñanza-aprendizaje centrados en involucrar al alumnado para promover su actividad y la elaboración de producciones originales en su aprendizaje. Su origen es diverso y deriva de perspectivas diferentes.
En un estudio (Pozuelos F.J, 2007) sobre el Trabajo por Proyectos en el aula acerca de la investigación, la descripción y las experiencias, los antecedentes se sitúan como producción de ideas en base a teorías expuestas para después ponerlas en práctica. Esto ocurre en Italia en el siglo XVI, empleandose en la enseñanza de la arquitectura. Más adelante, se utilizó este modelo de forma consolidada en la formación de determinados estudios artísticos y técnicos. También, a partir del siglo XVIII en América del Norte y Europa, comienza a aparecer en la preparación de estudios de ingeniería.
A partir del siglo XIX, de la enseñanza técnica y superior se trasladó a estudios secundarios. Tras el éxito alcanzado, pasó a ser utilizado en Educación Primaria, distinguiéndose dos formas de poner en práctica el trabajo por proyectos, aunque ambas tienen en común la reflexión y la participación del alumnado:
- Proporcionando las nociones y habilidades al principio, y aplicándolas en un proyecto concertado posteriormente.
- Eligiendo una idea y tratando los conocimientos necesarios para resolver el problema.
A finales del siglo XIX, con la educación progresista en Estados Unidos, se planteó una corriente que veía la educación asociada a la vida real y las asignaturas como medios para la resolución de problemas. Esta corriente se basa en las ideas de Dewey y su teoría de “aprender haciendo”, y se concretó en el “método por proyectos” expuesto por Kilpatrick en 1918. Se trata de un método globalizador que se centra en los intereses de los alumnos, basándose en situaciones reales orientadas a un plan de trabajo o proyecto, que se entiende como unidad compleja de experiencia intencional estructurada en cuatro fases: intención, preparación, ejecución y apreciación. Kilpatrick organiza también los proyectos en cuatro tipos diferenciados:
- Relacionados con la producción o elaboración de algo concreto, llamados “producer’s project” (proyecto productor).
- Centrados en preguntas, dudas o dificultades, conocidos como “problem project” (proyecto problema).
- Orientados a tratar el uso o manejo de un medio, recurso o producto, referido siempre al goce estético, los “consume’s project”(proyecto consumidor).
- Centrados en formar en el conocimiento de una técnica, conocidos como “specific learning”(proyecto de adiestramiento o aprendizaje específico).
A finales del siglo XIX empezaron a tener más importancia estas ideas y principios alternativos al modelo tradicional de enseñanza, y llegaron a convertirse en la base de diferentes movimientos innovadores y reformistas.
Dentro de esta propuesta educativa basada en el desarrollo de proyectos existen numerosas aportaciones, como la de Freinet, una de las más relevantes. Freinet rechazó la escuela tradicional para centrarse en la vida de los niños, ya que según él mismo: “nuestra tarea pedagógica consistirá en ayudarles al máximo en la realización manual, artística y psíquica de sus potencialidades dominantes” (Freinet, E. 1978). Este autor parte de las ideas de Decroly pero evita las enseñanzas enciclopédicas, manteniendo siempre los intereses de los niños, así como su expresión y participación. De este modo, propone los originales “métodos de interés” elegidos por el alumnado, desarrollados mediante técnicas didácticas elaboradas por el movimiento Escuela Moderna de Francia y realizados con materiales creados por ellos.
Existieron también otras propuestas que tuvieron su protagonismo durante el siglo XX, algunas de las más relevantes pueden considerarse:
- “Método de trabajo libre” de Cousinet (1962).
- El “Plan Dalton” de H.Parkhurst (1922), divulgado por Lynch (1930).
- Concepto de escuela del trabajo de Kerschenteiner (1923)
Fue L.Luzuriaga en sus publicaciones en la Revista de Pedagogía que él mismo dirigía, quien expuso y difundió estas propuestas e ideas en nuestro país. Aunque, debido al franquismo, todo este legado se perderá en España y no será hasta los sesenta cuando se empiece a retomar una tradición innovadora.
También se pueden encontrar reflejos del Trabajo por Proyectos en la era digital con la integración de las TIC. Frente al uso mecánico de las nuevas herramientas informáticas que no aportan novedades al modelo magistral convencional, se encuentran estrategias que promueven experiencias de aprendizaje basadas en la construcción significativa de diferentes producciones intelectuales, como pueden ser la resolución de problemas, el desarrollo de investigaciones o la elaboración de informes. En este tipo de proyectos, el alumnado se tiene que informar utilizando distintas fuentes y recursos a la vez que va efectuando tareas tanto de forma individual como grupal, que finalmente han de exponer.
Las TIC se ven integradas en las aulas de Educación Primaria cada vez con mayor frecuencia y es, por tanto, una influencia también en el método de Trabajo por Proyectos, tanto por su relación con el profesor como con el alumno. Los estudiantes hacen uso de recursos tecnológicos para poner en práctica esta metodología a través de los diferentes proyectos y, por otro lado, los docentes planifican las tareas apoyándose en las TIC. Además, no sólo son un recurso para los profesores sino que también forman parte del proceso de formación. Existen cursos destinados a profesores de cualquier nivel educativo, en los que diferentes especialistas ofrecen sistemas de formación a los que pueden acceder por medios telemáticos desde sus hogares o centros educativos.
Los cursos a distancia son otro ejemplo, se trata de procesos de enseñanza que no requieren asistencia física aunque reciben el material de estudio; o las redes sociales, que envuelven a la sociedad en la época actual. “Twitter”, por ejemplo, no sólo nos permite la comunicación con gente alrededor del mundo sino que nos posibilita el acceso al Trabajo por Proyectos. En este sentido, se puede obtener información a través del “hashtag” #TrabajoPorProyectos o simplemente #ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos).
De acuerdo con Guzmán Casas, MªD (2009), en Los proyectos y su secuencia de trabajo, para llevar a cabo este método se establecen cinco fases diferenciadas:
- 1ª FASE. Elección del tema por parte de los alumnos a partir de una lista de propuestas del maestro.
- 2ª FASE. Detección de ideas previas para conocer lo que realmente saben del tema.
- 3ª FASE. En esta fase se concretan los objetivos y contenidos que los maestros se proponen que el alumnado consiga a través de la investigación del tópico elegido para el proyecto que se va a realizar.
- 4ª FASE. Se trata de la fase de investigación, en la que se tendrán en cuenta todos los recursos, tiempos y espacios empleados.
- 5ª FASE. Se corresponde con la evaluación.
Respecto a la estructura de un proyecto llevado a cabo con esta metodología, se pueden encontrar muchas y diversas versiones. Posteriormente a la investigación, la organización más generalizada es la siguiente:
- Identificación del problema. Se trata de elegir y describir el tema o problema que se pretende resolver a través de la realización de los proyectos.
- Búsqueda de información. Haciendo uso de diferentes materiales y recursos, se realiza una búsqueda de información previa para tener conocimiento del tópico.
- Planificación. Determinar los objetivos y la forma en que se va a realizar el proyecto.
- Realización. Llevar a cabo las instrucciones para realizar el proyecto.
- Evaluación. Se trata de evaluar tanto el proceso de aprendizaje como el producto final.
- Divulgación. Exposición del trabajo realizado demostrado lo aprendido durante la realización del mismo.
El Trabajo por Proyectos es un método centrado en el niño, por tanto, el alumno pasa de asumir el papel de receptor al rol de protagonista en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Las diferentes tareas que se realizan a lo largo de los proyectos giran en torno a los intereses del alumnado, quienes tienen que estar motivados para así resolver los problemas los proyectos que ellos mismos dirigen.
La evaluación de los alumnos puede atenderse desde diferentes aspectos, ya sea centrándose en el producto final, el proceso de aprendizaje o la propia autoevaluación de cada alumno acerca de lo que han aprendido.
Los distintos aspectos a tener en cuenta para que un alumno actúe satisfactoriamente en el Trabajo por Proyectos serían los siguientes:
- Se ha de sentir motivado durante el proceso, porque es él quien resuelve los problemas y actúa en los diferentes proyectos.
- Se tiene que enfrentar a complejidades y obstáculos que tiene que solucionar mediante la búsqueda de diferentes recursos.
- Ha de tener clara la meta, el objetivo, y también ser consciente de que hay un reto en el que tiene que trabajar.
- Debe mostrar su creatividad, tanto a la hora de presentar sus ideas como durante las distintas tareas que realiza.
- Tiene que trabajar en grupo y de forma colaborativa con el resto de compañeros, entre los que tienen que haber comunicación.
- Es conveniente que tenga conocimientos acerca del uso de diferentes aparatos tecnológicos, sobre todo, del ordenador, para poder buscar información que más adelante sintetice y construya para ampliar su propio conocimiento.
- Aunque una de las características del método de trabajo por proyectos es la relación interdisciplinar entre varias asignaturas a la hora de organizar contenidos y competencias, el alumno también ha de encontrar conexiones multidisciplinarias entre ideas.
- Ha de adquirir nuevas habilidades, desarrollar las que ya tiene y usar las que considere necesarias en los distintos trabajos.
- Tiene que entenderse como miembro activo, a la hora de desarrollar un trabajo en un contexto social.
- Ha de generar resultados intelectualmente complejos que demuestren la adquisición de conocimientos durante su aprendizaje.
- Ha de mostrar responsabilidad de forma individual y personal, pero también de cara al grupo con el resto de sus compañeros.
- Tiene que tener seguridad en sí mismo para poder avanzar, y no temer hacerlo mal.
(Extraído de la web de Investigación e Innovación Educativa, Centro Virtual de técnicas didácticas, Tecnológico de Monterrey).
Del mismo modo que el papel del alumno difiere del método tradicional de enseñanza, el rol que asume el profesor es bien distinto al que ejerce en el método convencional ya que más que hacer, observa y facilita recursos, ya que deja de tratarse de un proveedor de conocimientos. Además, debe conocer la estructura lógica de los conocimientos que presenta y mantener una actitud abierta y flexible hacia sus alumnos.
Por tanto, el docente debe presentar, al menos, estas características:
- Actúa como modelador o facilitador en las tareas que realizan los alumnos, ayudándoles y hablando menos pues son ellos en torno a quienes gira el método.
- Forma parte del grupo de aprendizaje, sin necesidad de tener todo tipo de conocimientos acerca del asunto que se está tratando.
- Debe tomar decisiones aunque también participa en las consensuadas por los diferentes grupos de trabajo.
- Ha de dar libertad a sus alumnos pero manteniendo siempre el orden; tiene que asegurarse de que el programa y las habilidades apropiadas están contenidos en el proyecto.
- Ha de facilitar y utilizar gran variedad de recursos, así como fuentes primarias.
(Extraído de la web de Investigación e Innovación Educativa, Centro Virtual de técnicas didácticas, Tecnológico de Monterrey).
El aula también deja de verse de la misma forma a la que estamos acostumbrados en el método tradicional de enseñanza, pues requiere otra disposición y estructura organizativa. Se vive como un espacio compartido y construido en el que todos los participantes han de asumir su responsabilidad.
Un proyecto representa una organización de la clase que favorece las interacciones y se ilustra con la actividad que se está desarrollando. Por ello, los estudiantes han de mostrar respeto y aceptación en las relaciones con sus compañeros. Como se ha mencionado en la propia definición, los proyectos implican cooperación y participación; ambos aspectos requieren trabajo en grupo y, por tanto, una distribución consecuente. El aula ha de ser espaciosa y tiene que estar provista de numerosos recursos que faciliten el desarrollo de las tareas.
Es, también, importante tener en cuenta la atención a la diversidad, pues cada alumno es diferente en cuanto a que posee unas características individuales concretas. En el aula conviven diferentes grupos de alumnos que experimentan tareas juntos y se enriquecen de los aprendizajes de los demás. En este sentido, los docentes han de tener en cuenta estos aspectos a la hora de organizar a sus estudiantes dentro del aula, pues van a compartir espacio e interactuar durante el desarrollo de las diferentes tareas.
Como se ha tratado tanto en los apartados de rol del alumno y del docente, los materiales tienen un papel relevante pues se trata de la fuente fundamental de la elaboración del método de Trabajo de Proyectos. Disponer de numerosas fuentes de información para la búsqueda y el análisis durante el proceso de investigación, es un gran beneficio para esta metodología. Existe una gran variedad de recursos modernos e innovadores que complementan al libro de texto, y que nos facilitan el acceso a temas más actuales, como son los materiales auténticos (revistas, folletos,…), las Tecnologías de la Información y la Comunicación (CD-DVD, cámara, ordenador,…) o incluso las visitas y salidas culturales.
Los materiales son tan importantes para el docente como para el alumno, ya que el profesor es quien organiza y planifica las tareas pero los estudiantes son quienes las llevan a cabo a través de los recursos disponibles. El libro de texto ha de entenderse como una referencia y no como marco limitante del conocimiento, pues las TIC y los materiales auténticos facilitan la comprensión y el desarrollo de los proyectos al ofrecer una visión cercana sobre el tema que se está tratando. Es decir, es más enriquecedor la visualización de un video que de un dibujo en un libro. Si los alumnos pueden descubrir, experimentar y trabajar sobre el tema haciendo uso de los cinco sentidos, van a comprender mejor de qué se trata, van a aprender más que leyendo un texto escrito y van a retenerlo durante más tiempo que si se tratase de una memorización.
Sin embargo, los recursos materiales se consideran una dificultad para llevar a cabo este método en las aulas, puesto que requieren elaboración y dedicación por parte de los docentes para favorecer la innovación y motivación de cara a los alumnos.
Para concluir, considero beneficioso el hecho de sustituir el método tradicional de enseñanza basado en meras traducciones y centrado en la gramática, por este método más activo y participativo que motiva a los alumnos en su propio proceso de aprendizaje. Aunque se trata de un cambio bastante radical y complejo, debido a las numeras dificultades ya enumeradas, como la intensificación de la actividad laboral por parte de los docentes, hay que tener en cuenta muchos aspectos para lograr que este método sea satisfactorio y productivo en las vidas escolares de los alumnos.
Existe la posibilidad de perfeccionar el método tradicional adaptándolo a las circunstancias de cada momento; pero, también existe la posibilidad de buscar otro tipo de alternativas que faciliten la realización del Trabajo por Proyectos en las aulas de los centros escolares.
De este modo, dejo una puerta abierta a la investigación, a continuar obteniendo información acerca de este método que encuentro positivo para la comunicación y comprensión, y que difiere de otras metodologías que se centran más en la exposición de los conocimientos, sin preocupación alguna por la adquisición de los mismos por parte de los alumnos.
Natalia Díez Vicente