La importancia de la evaluación
Ningún docente en el modelo educativo moderno concibe la idea de no darle importancia a la evaluación de su alumnado. Sabemos, por experiencia propia y por investigaciones como la llevada a cabo por Hattie y Timperley (2007), que “la retroalimentación es esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje”. Estos dos profesores de universidad además creen que la retroalimentación debe ser oportuna, pertinente y estar orientada a la acción.
En este sentido cabe destacar el modelo Rise para la educación significativa del alumnado. Pero ¿en qué consiste este modelo? Podemos dividirlo en cuatro etapas. La primera es la etapa de reflexión en la cual recordamos con nuestro alumnado, sospesamos lo que han hecho bien y lo que han hecho no tan bien, y, finalmente, lo comunicamos a la clase o a los alumnos individualmente. La segunda etapa supondría interrogar, es decir, buscar información en nuestros alumnos y aportarles ideas mediante el cuestionamiento. A continuación pasamos a la etapa de sugerir: presentamos ideas a los estudiantes para que mejoren. La última etapa consistiría en elevar a un grado más alto la corrección para que en futuros trabajos, pruebas, exámenes, etc. no repitan los mismos errores.
Distintos tipos de evaluación
Como hemos indicado, la evaluación es fundamental en el aula. Sin embargo, no hablamos de adjudicar simplemente una calificación, evaluar es mucho más que dar un número a cada alumno. Nuestro deber como docentes es identificar, recoger y tratar datos, observar hechos y actividades en el aula, así como valorarlos.
En un modelo educativo basado en la metodología Flipped Classroom debemos considerar la evaluación como herramienta para la personalización, la diferenciación y la individualización (Raúl Santiago, 2014). Cuando hablamos de personalización nos referimos a la evaluación como aprendizaje, es decir, somos los profesores los que promovemos que los estudiantes sean independientes, creamos y comunicamos a los alumnos los objetivos, somos sus guías durante el aprendizaje y llevamos a cabo una evaluación sumativa que se basa en el dominio del estudiante. En cuanto a la diferenciación, se trata de una evaluación para que los alumnos aprendan. Esto implica que los profesores llevamos a cabo evaluaciones periódicas tras las cuales proporcionamos feed-back a los alumnos para que avancen en su aprendizaje. Por último, la individualización se refiere a la evaluación del aprendizaje mismo. Los profesores realizamos una evaluación sumativa que sirve para evaluar lo que los alumnos saben y lo que no saben.
Una vez que hemos definido cómo debemos considerar la evaluación, es importante destacar algunos tipos de evaluación que deberíamos aplicar con nuestros grupos de alumnos. Raúl Santiago (2015) nos proporciona algunos tipos en su artículo “Más sobre los distintos enfoques de la evaluación”. Comenzaríamos con la evaluación diagnóstica, la cual nos ayuda a identificar lo que ya saben nuestros alumnos y lo que desconocen. Esta evaluación la realizamos a principio de curso, antes de comenzar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, también deberíamos realizarla al comienzo de cada unidad didáctica. La evaluación que podemos aplicar a continuación es la formativa, la cual es especialmente importante en un modelo Flipped Classroom, pues consiste en identificar el rendimiento de nuestros alumnos mientras aprenden y realizan el proyecto que le hemos asignado. Con la evaluación sumativa medimos el rendimiento final de nuestros alumnos, por tanto, es la que usamos cuando hemos acabado una unidad didáctica o un proyecto.
Las rúbricas, nuestras aliadas
La implementación por nuestra parte del modelo Flipped Classroom nos lleva a plantearnos modelos de evaluación más amplios que los tradicionales. Llegamos a este punto, no nos vale solo comprobar qué saben y qué no saben los alumnos, también necesitamos comprobar qué son capaces de hacer con lo que han aprendido. Es aquí cuando entran en juego las competencias clave que vienen de Europa y el uso de rúbricas. Y ¿qué es una rúbrica? De acuerdo con Rosa Liarte (2015) , profesora de Educación Secundaria, se trata de “un documento que describe distintos niveles de una tarea o producto. Su objetivo es dar al alumnado un feedback informativo sobre el desarrollo de su trabajo durante el proceso y una evaluación detallada sobre sus trabajos finales”. Según Liarte, debemos entregar al alumnado las rúbricas antes de comenzar el trabajo o proyecto, pues así les ayudamos a conocer y tener en cuenta los criterios que usaremos para evaluarles.
Para concluir, compartimos una rúbrica de la profesora Rosa Liarte para exponer de manera visual cómo podemos realizar una herramienta de evaluación de este tipo.
Bibliografía
- Hattie, J.; Timperley, H. (2007). The Power of Feed Back. Review of Educational Research.
- Liarte, Rosa (28 de enero de 2015). Recuperado: https://www.slideshare.net/rosaliarte/rubricas-de-evaluacin-en-el-aula-y-corubrics
- Santiago, Raúl (14 de diciembre de 2014). La evaluación como herramienta para la personalización, la diferenciación y la individualización. Recuperado: https://www.theflippedclassroom.es/la-evaluacion-como-herramienta-para-la-personalizacion-la-diferenciacion-y-la-individualizacion/
- Santiago, Raúl (26 de abril de 2015). Más sobre los distintos enfoques de la evaluación. Recuperado: https://www.theflippedclassroom.es/mas-sobre-los-distintos-enfoques-de-la-evaluacion/
Figuras
– kerr63 (16 de Septiembre de 2014). Evaluar. [Figura Portada]. Recuperado de: https://pixabay.com/es/vectors/lista-de-comprobaci%C3%B3n-evaluaci%C3%B3n-443126/
– Liarte, Rosa (28 de enero de 2015). Rúbrica. [Figura 2]. Recuperado de: https://www.slideshare.net/rosaliarte/rubricas-de-evaluacin-en-el-aula-y-corubrics
Claudia Fernández Beltrá