Liderazgo en la función directiva

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La competencia de dirigir es inherente al director, de hecho, ambas palabras forman parte de la misma familia léxica ya que comparten la misma raíz. El término director se incorpora al castellano como préstamo latino en el siglo XVIII y su significado inicial era “el que guía”. Por tanto, el director debe actuar como líder, guiar al resto de la comunidad educativa. De hecho, una de las competencias que debe desempeñar el director según la LOMCE en el artículo 132 es “dirigir y coordinar todas las actividades del centro, sin perjuicio de las competencias atribuidas al Claustro del profesorado y al Consejo Escolar”. En este artículo, abordaremos las cualidades que debe tener un cargo directivo para ser un buen líder, los tipos de liderazgo que puede desempeñar y en qué medida el líder debe compartir decisiones y responsabilidades.

Figura1. Liderazgo

Se espera que los cargos directivos en educación, como en cualquier empresa, sean buenos líderes, pero ¿puede una persona llegar a ser un buen líder o el liderazgo es una condición que no se puede adquirir? En primer lugar, hay que subrayar el hecho de que una persona es líder siempre y cuando tenga el respaldo de una serie de personas que le siguen, por lo que no hay un liderazgo intrínseco tal y como apunta Emilio Velasco (2017) en una entrevista para la UNIR. Una persona es líder si el grupo le sigue, por lo que depende de una circunstancia externa. No obstante, sí que puede ayudar al liderazgo el poseer ciertas cualidades como, por ejemplo, el carisma. A continuación, vamos a recoger algunas de estas habilidades teniendo en cuenta la selección que realiza Úrsula Perona (2015), psicóloga versada en la materia:  

· Ser visionario para poder anticipar los problemas y diseñar modos de evitarlos o afrontarlos, y también para poder distinguir oportunidades.

· Ser buen comunicador, expresarse con claridad y concisión, transmitir entusiasmo y saber trasladar ideas a un equipo es fundamental para que toda la comunidad educativa reme en la misma dirección.

· Ser asertivo y empático para tener en cuenta las opiniones de los demás, ser cercano y respetuoso, y al mismo tiempo mantener decisiones que se consideren necesarias aunque haya discrepancias.   

· Ser flexible y resolutivo para poder adaptarse a las circunstancias y gestionar bien los conflictos. En todo equipo humano hay desavenencias por lo que el líder debe mantener la calma e intentar mediar.

· Ser coherente para generar confianza en los demás, los actos del líder tienen que ser consecuentes con lo que se exige a los demás y con el ideario del centro.

· Tener iniciativa para ser agente de cambio y mejorar la realidad educativa del centro que dirige.

Además de estas cualidades el director de un centro educativo debe tener una buena competencia interpersonal: debe saber relacionarse con los demás para poder atender tanto a trabajadores del centro como a alumnos y familiares, en estas habilidades sociales también ayudará una buena gestión de la inteligencia emocional tal y como apunta Escudero (2018).

Por otro lado, una vez enumeradas algunas de las principales cualidades de un líder, es interesante interrogarse sobre el tipo de liderazgo que se debe ejercer en un centro educativo. Para ello, vamos a tomar como referencia los cuatro tipos de liderazgo que Elsy Rodríguez considera apropiados para desempeñar la función directiva en educación ya que mediante la combinación de todos ello se promueve “la participación activa de la comunidad escolar en los procesos educativos” (p.10, 2017): el liderazgo transformacional, el liderazgo pedagógico, el liderazgo compartido y el liderazgo colaborador y participativo. 

En primer lugar, el liderazgo transformacional se aleja del liderazgo autoritario porque incentiva el trabajo en equipo y la implicación de la comunidad educativa para conseguir mejorar el centro. El líder transformacional es motor de cambio, tiene iniciativa y sabe motivar al equipo humano que guía. No obstante, el hecho de que el líder transformacional sea innovador no implica que se deban introducir todo tipo de novedades en la práctica educativa ya que esto generaría una dosis de estrés y frustración en los docentes. Este tipo de liderazgo se centra en analizar el contexto educativo del centro y sus necesidades y, a partir de dicho análisis, se proponen unos objetivos alcanzables y realistas.

En segundo lugar, el liderazgo pedagógico promueve la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje. El director de un centro educativo no puede quedarse en su despacho limitándose a realizar labores organizativas, tiene que salir y ver el funcionamiento en las aulas, saber cómo se imparte la formación académica, identificar qué aspectos se pueden mejorar y debe interesarse por las técnicas y metodologías educativas. Supervisar el trabajo del profesorado en el aula para aconsejar o respaldar técnicas de enseñanza, estimular la formación y la colaboración entre los profesores, impulsar proyectos de innovación y de calidad, incentivar metodologías que ayuden a la consecución del currículo y la adquisición de competencias son algunas de las tareas que el director puede desempeñar mediante un liderazgo pedagógico.

Por otro lado, el tercer tipo de liderazgo que queremos destacar es el compartido. Este liderazgo se basa en el trabajo colaborativo y en compartir responsabilidades con otros compañeros preparados para asumirlas. Este tipo de organización más descentralizada permite que el director se valga de las competencias y fortalezas de otros docentes para conseguir las metas propuestas, entre todos se construye el ideal perseguido.

Por último, el liderazgo colaborador y participativo promueve la implicación de la comunidad educativa en los proyectos del centro. Se trata de incentivar las iniciativas de los docentes en el ámbito educativo (proyectos, concursos, salidas curriculares, etc.), promover la implicación de las familias en la participación de actividades del centro, (talleres, debates, formación de los hijos, etc.) y también estimular la participación del alumnado.

Estos cuatro tipos de liderazgo deberían de combinarse a la hora de realizar la función directiva para una mejora de resultados. De esta manera, en el contexto actual es recomendable que el director de un centro educativo sepa trabajar en equipo, que comparta decisiones con docentes preparados para ello, que se interese por los aspectos pedagógicos del centro y que haga partícipe a toda la comunidad educativa del proyecto de centro.

En conclusión, el director ya no puede ejercer un liderazgo autoritario que no tenga en cuenta al resto de la comunidad educativa a la que debe orientar. De él se espera que evalúe el contexto educativo del centro, sus características y que promueva cambios con el fin de intentar mejorarlo. Para ello, debe contar con el resto de docentes ya que de su implicación en el proyecto educativo dependerá el éxito y la consecución de objetivos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

REFERENCIAS DE FIGURAS

 ANA MARÍA ZOMEÑO GURREA

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