Estrategias psicopedagógicas para alumnado con déficit auditivo y visual

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Estrategias psicopedagógicas para alumnado con déficit auditivo

Podemos definir a una persona con sordera como aquella cuya capacidad auditiva no es funcional para su vida ordinaria, y por lo tanto, le resulta complicada la adquisición de un lenguaje oral de forma espontánea (Marchesi, 2003). Por tanto, dicho lenguaje oral debe ser aprendido mediante técnicas especializadas. Esto nos hace ser conscientes de la gran heterogeneidad que existe dentro del alumnado que presenta dicha necesidad educativa especial que se encuentra condicionada por cuatro factores que pasamos a comentar brevemente.

  1. Grado de pérdida auditiva. Esta pérdida se mide según dos factores: la intensidad (decibelios) y la frecuencia (velocidad de la vibración de las ondas sonoras medida en herzios). Sin embargo, hay que ser conscientes, no de la cantidad, sino también de la calidad de los restos de audición que presenta cada alumno.
  2. Edad de comienzo de la sordera. En este sentido, podemos indicar que cuanto más tardía se presente la pérdida de audición más experiencias lingüísticas tendrá la persona, y por lo tanto, mejor será la base con la que se podrá trabajar.
  3. Causas del déficit: si son hereditarias o adquiridas o están asociadas a otros problemas.
  4. Factores comunicativos y educativos. Dentro de estos factores será necesario conocer la actitud de los padres, la inteligencia del alumno, el estilo de aprendizaje, motivación para aprender, su desarrollo afectivo y las necesidades concretas que necesita para conseguir una integración en el aula que sea plena.

Por otra parte, si queremos abordar la respuesta educativa concreta tendremos que conocer el desarrollo de la comunicación del alumno, su desarrollo del lenguaje, su desenvolvimiento social, su acceso a otros aprendizajes mediante diversos sentidos, el nivel de aceptación de su situación auditiva, exigencia de mejorar la funcionalidad del resto auditivo, necesidad de aprender el conocimiento social de los otros y la relación que existe con los compañeros oyentes dentro del aula de referencia.

Como estrategias metodológicas, tendremos que optar por desarrollar actividades donde nos aseguremos que el estudiante ha comprendido lo que se le quiere comunicar. A su vez, habrá que planificar actividades que tengan que realizarse dentro de pequeños grupos para que se consiga la integración social plena del alumno. También, tendremos que tener en cuenta que toda la información que deseemos que el alumno comprenda tendrá que presentarse por vía visual principalmente ya sea en formato de pizarra digital o de pósters permitiendo que se siente siempre al lado de un compañero tutor que le ayude en el día a día: apuntando los ejercicios en la agenda, guiándole en algunas actividades de grupo, comentándole las preguntas que hacen sus compañeros a los que no puede ver,…. De este modo, teniendo presente que la vía visual es la prioritaria intentaremos organizar la clase en forma en U para que el alumno pueda observar tanto al profesor como a sus compañeros desde diferentes perspectivas. En este sentido, las actividades de exploración, demostraciones, observación de experimentos,… serán un recurso muy adecuado para la comprensión de los contenidos.

En relación a los recursos a utilizar para conseguir el acceso al currículo de las diferentes áreas de conocimiento tendremos que ser conscientes de que hay que utilizar materiales gráficos, signos, dibujos, presentaciones de power point,… que sean muy intuitivas. Al mismo tiempo, se deberían llevar a cabo modificaciones en el vocabulario y en las estructuras sintácticas de los textos escritos para asegurar la comprensión. También habría que usar sistemas de comunicación complementarios o alternativos a la lengua oral (Bimodal, Palabra Complementada, Lengua de signos, etc.) para poder acceder a los contenidos y contenidos esenciales.  Si se opta por el lenguaje oral habrá que hablar de forma tranquila, sencilla y lenta para que el alumno sea capaz de leer los labios o entender los fonemas más complicados de algunas palabras así como los diferentes tipos de entonación gracias a la expresión facial. En último lugar, habrá que valorar la necesidad de realizar una adaptación curricular significativa en el caso de tener que cambiar objetivos, contenidos y la metodología.

Dentro de los recursos específicos que se pueden utilizar con personas que presentan déficit auditivo tenemos: PAT (Puntos de acceso telemático, terminales multifuncionales normalizados, teleimpresoras, teletexto, Ceefax, Prestel, visualizador fonético, Telescrit o teléfono textual, implantación de microprocesador coclear, prótesis auditivas, teléfonos de texto, Isotón, bucle magnético, estimulación vibrotáctil, alarmas luminosas, sistemas VISHA, Dexter (mano deletreadora mecánica), Diálogo 2001 A, Cuued-Speech,… (Domínguez y  Baixeras, 2004).


En conclusión, podemos indicar que si como docentes utilizamos estos recursos y se da un buen clima de aula, la inclusión del alumnado con déficit auditivo es posible y beneficiosa para toda la comunidad educativa. Esto es así porque el alumno con déficit auditivo al integrarse en un grupo podrá enseñar a sus compañeros otras formas de comunicación que enriquecerán a todos. Esta integración necesitará de la existencia de una adecuada comunicación con la familia, el maestro de educación especial y de audición y lenguaje junto con el orientador del centro que serán recursos humanos que gracias a su retroalimentación constante conseguirán que el alumno con déficit visual se desarrolle plenamente en todas sus esferas: emocional, intelectual, cognitiva, conductual,…


Estrategias psicopedagógicas para alumnado con déficit visual

Dentro de los tipos de déficit visual podemos encontrar dos grupos: niños con ceguera (carecen del sentido de la visión) y niños de baja visión (presentan deficiencias visuales graves y que gracias a una estimulación visual adecuada pueden desarrollar una visión funcional).  Además, dependiendo del momento en el que se produce la ceguera esta se puede clasificar en congénita (desde el nacimiento la relación con el mundo exterior se ha hecho a través de los otros sentidos) y adquirida (cuando se presenta con posterioridad).

Dependiendo de los anteriores factores se podrá observar un desarrollo psicosocial diferente que puede ir desde la dependencia, la dispersión ante restos visuales que no motivan al alumno, mayor o menor autonomía… Por ello, será el oftalmólogo el que determine la necesidad de uso de ayudas técnicas visuales, grados de intensidad lumínica, inconveniencia de determinadas actividades físicas,…

En relación a las necesidades educativas especiales de estos alumnos habrá que determinar si hay una adecuada coordinación de la orientación espacial (si reconoce o no el espacio, si se puede orientar correctamente…), si existen problemas de desplazamiento (puede caminar con o sin bastón, puede moverse con destreza,…) de motricidad (seguridad y control postural, desarrollo correcto del equilibrio…) o si el alumno presenta autonomía en la vida cotidiana (higiene, alimentación,…) o tiene dificultades de comunicación (gesticulación, mirar al emisor…). También hay que ayudarles a adquirir un sistema alternativo de lectoescritura como el Braille.

Dentro de los materiales, existen muchos recursos para abordar las modificaciones de los textos como la utilización del libro hablado, el reforzamiento de la caligrafía, el empleo de la mímica y la dramatización, la utilización de recursos que presenten relieve táctil,…  Además, los recursos que se pueden emplear en cada área específica son los siguientes. Para el área de matemáticas el ábaco Crammer, la caja de matemáticas, la calculadora parlante, cubarritmo… Para el área de Ciencias sociales y naturales se pueden aprovechar las salidas programadas para explicar in situ determinados conceptos, los reproductores tridimensionales, los dibujos en relieve, la información verbal complementaria, las maquetas, las láminas de relieve… Para el área de educación física se pueden utilizar materiales adaptados como la pelota sonora, aprendizaje de técnicas de orientación y movilidad para mejorar el desplazamiento, la utilización del alumno con ceguera como modelo para la explicación de los movimientos que se deben realizar,… Otros recursos importantes serían los ergonómicos: atriles y mesa con tablero reclinable, libros de texto adaptados, ampliaciones mediante fotocopias, sistemas de TV con ampliación de imagen, uso de regletas y la máquina Perkins y Eurotipex así como material tiflotecnológico como el Braille Speak, Braille-N-Print, Optacon, síntesis de voz, programa Zoomtext y lupas de televisión.

Dentro de la respuesta educativa necesaria para la integración del alumnado con déficit visual tenemos que ser conscientes de que hay que dar respuesta a una serie de objetivos y contenidos específicos que vamos a resumir en tres apartados:

1) Orientación, movilidad y habilidades de la vida diaria. Desde el centro escolar, y con ayuda de la ONCE, se podría mejorar la autonomía del alumno mediante el adiestramiento en orientación y movilidad en espacios cerrados y abiertos con la ayuda del bastón. Además, habrá de conseguirse la colaboración de la familia en hábitos como el orden, limpieza e higiene. Finalmente, habrá de optimizar las habilidades sociales para intervenir en grupos mediante pautas de actuación para mejorar la expresión como levantar los ojos y dirigir la cabeza hacia la persona que nos habla.

2) Entrenamiento visual, para poder mejora la capacidad visual de los restos que pueda tener el alumno mediante la creación de experiencias visuales utilizando  otros sentidos como el oído o el tacto.

3) Aprendizaje de técnicas y manejo de material específico. Esto se conseguirá mediante el uso de aparatos específicos para aprovechar al máximo los restos visuales y hacerlos funcionales.

En relación a los medios de acceso al currículo, la estrategia a utilizar será la elaboración de adaptaciones necesarias para que los alumnos sean capaces de acceder a la misma información que el resto de sus compañeros videntes. Por eso, la planificación del entorno  (iluminación, ubicación del profesor y de objetos, señalizaciones visuales a su alcance, las ayudas para el acceso al código escrito (tamaño y color de la letra, ayudas técnicas…), materiales impresos (contraste con el papel, resúmenes de la información más relevante, uso de marca-páginas…) y el uso de ayudas técnicas visuales (gafas, lentes telescópicas, uso de portátiles, binoculares, lupas fijas o portátiles, lupas con luz incorporada, circuitos cerrados de televisión… serán elementos muy relevantes. A su vez, para «enseñarles a ver» se les puede hacer conscientes del estímulo visual, de la forma de los objetos, de la identificación de esquemas visuales, de la discriminación y reconocimiento de figuras en dibujos que indiquen acción, de la mejora de la memoria y  la organización visual, intentar evitar el fracaso y la frustración en las tareas a realizar, explicar las actividades a llevar a cabo de forma clara y secuenciada, observar las reacciones y el estilo de aprendizaje del alumno para conocer sus centros de interés… (VV.AA, 2017).


En resumen, gracias al número de recursos materiales educativos y de la vida cotidiana que existen en la actualidad para personas con déficit visual, la integración de estos alumnos es cada vez más fácil y presente en nuestras aulas.


Referencias bibliográficas

Domínguez Gutierres, A. B. y  Alonso Baixeras , P. (2004). La educación de los alumnos sordos hoy: perspectivas y respuestas educativas.  Madrid:  Aljibe.

Marchesi, A. (2003). El desarrollo cognitivo y lingüístico de los niños sordos. Madrid: Alianza Editorial.

VV.AA (2017). Apoyo a la intervención educativa. Madrid: Altamar.

 

José Antonio Carmona Gómez

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