Proceso de la enseñanza de la expresión escrita en Educación Primaria.

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En primer lugar deberemos tener presente que la enseñanza de la expresión escrita estará orientada al denominado enfoque comunicativo de la lengua, el cual, de acuerdo con Paulou, J. (2016),  “se basa no tanto en la adquisición de un determinado sistema lingüístico, sino en el hecho de que los estudiantes sean capaces de utilizarlo para comunicarse de forma adecuada y efectiva”.

En virtud de las teorías estructuralistas, en el proceso de aprendizaje de la escritura se ha considerado ésta como una manifestación secundaria de expresión. Sin embargo, el lenguaje escrito no debería  reducirse exclusivamente a la trascripción de la forma gráfica de las estructuras estudiadas previamente de forma oral, sino que hay que tener en cuenta que el lenguaje escrito tiene unas características especiales que, por tanto, requieren de unas técnicas especiales para su enseñanza y aprendizaje.

Según Lomas, C. (2004), “leer y escribir son tareas habituales en las aulas de los colegios”. Si observamos detenidamente el escenario comunicativo que debería ser un aula y lo que los discentes hacen en las clases, comprobaremos que la lectura y comprensión de textos, así como la escritura, constituyen gran parte de las actividades que los niños desempeñan con mayor frecuencia en todas y cada una de las áreas de Educación Primaria.

A pesar de que tanto en el lenguaje oral, como en el escrito, rige el mismo código lingüístico, ambos funcionan basándose en normas muy distintas. Para ejemplificar podemos citar que cuando escribimos, el receptor no suele estar presente en el contexto situacional en el que se encuentra el emisor, lo que impide realizar aclaraciones para evitar malentendidos. Es por ello, que el lenguaje escrito debe resultar muy claro y adaptado al contexto al que nos dirigimos en cada momento.

Otra característica destacable del lenguaje escrito es la falta de elementos paralingüísticos como los gestos de la cara y las manos, presentes en el lenguaje oral. Nos remitimos de nuevo a la necesidad de realizar una composición escrita lo más clara posible, objetivo primordial en Educación Primaria.

Para finalizar con las diferencias más destacables del lenguaje escrito, frente al oral, citaremos la carencia del contexto situacional, por lo que resulta más difícil para el receptor averiguar el contenido semántico determinadas palabras o expresiones con referencia espacial.

Por otra parte, desde el punto de vista lógico y estructural, el lenguaje escrito posee una mejor organización que permite una reflexión y revisión continuadas y el receptor dispone de más tiempo para comprender el mensaje, pudiendo releer las partes que le resulten confusas de forma repetida hasta su completa comprensión, pudiendo incluso apoyarse en herramientas de búsqueda de significado de términos que le resulten desconocidos. Pero ello no significa que el emisor pueda escribir un mensaje carente de coherencia, léxico o estructuras gramaticales adecuadas. Se deberá enseñar al alumnado de Educación Primaria a escribir textos con coherencia, corrección idiomática y propiedad expresiva, que resulten comprensibles para el receptor del mensaje. El discente deberá utilizar palabras y expresiones que conecten o relacionen una frase con otra y adquirir un cierto dominio de recursos gramaticales o léxicos que le permitan usar un estilo variado y rico.

Intervención educativa para la enseñanza de la expresión escrita.

Siguiendo a Daniel Cassany, (1994), lingüista de reconocido prestigio y experto en la enseñanza de la lengua, se tendrán en cuenta los siguientes principios generales de intervención específicos para la enseñanza de la lengua:

  • Los docentes debemos partir del nivel comunicativo que los discentes traen a la escuela y enfocar nuestro trabajo desde una perspectiva discursiva. El discurso del alumnado ha de ser el punto de partida y referencia constante para nuestra tarea didáctica, conduciendo a los niños a un conocimiento reflexivo de su lengua.
  • Debemos tener presente que el entorno lingüístico en el que vive el alumnado, junto con los factores culturales y socioeconómicos que lo determinan, conllevará la aparición de grandes diferencias en su competencia lingüística al comienzo de la etapa de Educación Primaria, así como importantes divergencias de uso, por lo que la escuela ha de poner a su disposición todos los recursos lingüísticos, de simbolización y estructuración de los significados, con el fin de que los discentes subsanen las carencias cognitivo-lingüísticas originadas por las citadas desigualdades socio-culturales de partida.

Por otra parte,  nuestros alumnos y alumnas han de apreciar las diferentes variedades lingüísticas de las distintas comunidades de hablantes, así como conocer, respetar y valorar positivamente la pluralidad de lenguas que se hablan en  todo el mundo.

Centrándonos ahora en estrategias específicas para la enseñanza de la escritura, Alcántara (2010), cita las siguientes:

  • Principio de adecuación: deberemos respetar el ritmo individual de cada uno de nuestros alumnos.
  • Principio de maduración: es necesario tener en cuenta el nivel madurativo de nuestro alumnado para la introducción de la escritura.
  • Principio de gradualidad: partiremos desde la pre-escritura, hasta la demostración de la escritura.
  • Principio de legibilidad: nuestro objetivo será que los discentes alcancen una grafía legible y rápida, que sirva como medio de comunicación y expresión artística.
  • Principio de simultaneidad: deberemos realizar una enseñanza simultánea de la lectura y la escritura, puesto que son dos elementos indisociables.

En cuanto a las fases para la enseñanza de la escritura, partiremos de una práctica controlada, pasando a la producción dirigida, para finalizar con la producción libre, que será el objetivo último de una correcta secuencia de aprendizaje.

Así pues, como indica Cassany (1994), deberemos animar al alumnado a elaborar sus propios textos, planificándolos previamente. Será necesario que aprendan a buscar, ordenar ideas y hacer borradores antes de presentar su escrito final, respetando las propiedades del texto, -esto es, adecuación, cohesión, coherencia, gramática, estilismo y presentación- desarrollando su estilo propio, y siendo capaces de revisar y corregir sus propios errores.

Bibliografía

  • CASSANY, DANIEL y otros (1994): “Enseñar lengua”. Barcelona: Graó.
  • FERREIRO, E. y TEBEROSKY, A. (1999): “Los sistemas de escritura en el niño”. México: Siglo XI.
  • LOMAS, Carlos (2004): “EI aprendizaje de la comunicación en las aulas». Barcelona: Paidós.
  • PALOU, J. (2016): Didáctica de la lengua y la literatura en Educación Primaria. Madrid: Síntesis.

Figuras

  • López Rubio, Susana (2019) Imagen de portada. [Fotografía]

Susana López Rubio

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