El pasado mes de octubre, una DANA arrasó el litoral mediterráneo. Esta catástrofe natural trajo consigo no solo daños materiales, sino que, también, produjo una oleada de noticias falsas (o fake news) que dieron lugar a una situación de pánico y confusión en la población. Este fenómeno nos puso ante el espejo, a los docentes, de la necesidad de formar a nuestro alumnado en el desarrollo del pensamiento crítico, especialmente a los estudiantes de educación secundaria. Este colectivo, a pesar de ser considerados “nativos digitales”, adolecen de las herramientas necesarias para conseguir identificar información verdadera de manera efectiva en redes sociales tales como TikTok, Instragram o WhatsApp, entre otras. Este artículo propone reflexionar acerca el pensamiento crítico en el aula, fomentándolo a través de estrategias didácticas concretas, a través del uso de herramientas de verificación, análisis comparativo, así como dinámicas prácticas que permitan, por así decirlo, empoderar a los estudiantes para ser consumidores informativos con criterio y responsables de la información que también difunden.
La gamificación y las tecnologías inmersivas, como la realidad aumentada (RA) y la realidad virtual (RV), tienen un importante potencial para transformar el entorno educativo, superando las limitaciones de las consideradas metodologías tradicionales. Estos enfoques hacen que el aprendizaje sea más dinámico y atractivo, promoviendo la motivación y el compromiso del alumnado. La gamificación introduce elementos propios de los juegos, como recompensas y niveles, en el aula, lo que activa mecanismos de motivación similares a los de los videojuegos. Esto fomenta valores como la competencia entre iguales, la superación personal y el interés de los estudiantes, creando así un ambiente en el que se sienten motivados y predispuestos al aprendizaje.
Asimismo, las tecnologías inmersivas permiten al alumnado interactuar con entornos virtuales y objetos en tiempo real, ofreciendo experiencias de aprendizaje profundas y participativas. Las citadas tecnologías facilitan la comprensión de conceptos complejos y promueven un aprendizaje práctico, aumentando la curiosidad y la retención de la información. Además, estas herramientas favorecen la colaboración entre los estudiantes, ya que pueden trabajar en equipo para resolver problemas y explorar situaciones que, de otro modo, no serían accesibles. La integración de la gamificación y las tecnologías inmersivas crea un ambiente de aprendizaje activo y multisensorial, haciendo que los estudiantes participen de una manera más activa y, por lo tanto, disfruten de su proceso de aprendizaje.
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