Cómo realizar un taller de Risoterapia en el aula

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La risa es una actividad saludable tanto a nivel físico como psíquico y su práctica como terapia cuenta con una larga tradición. Hace más de 4000 años en el Antiguo Imperio Chino se construyeron unos templos destinados a la risa para que los ciudadanos pudieran equilibrar su salud. En la India también existían templos en los que se practicaba la risa y actualmente el yoga, cuyas raíces encontramos en este país, cuenta con una disciplina cuyo objetivo es despertar una sonrisa en el practicante. A lo largo de la historia filósofos como Freud y médicos especialistas en la materia han estudiado la risa y han comprobado sus efectos beneficiosos (Castellvi, p.8-9). De ahí que hoy en día la risoterapia se emplee para mejorar la vida de las personas.

Figura 1. Risa

Uno de los ámbitos en los que se puede implantar la risoterapia por sus múltiples beneficios es la escuela o el instituto ¿Y por qué? ¿Qué aportaría esta práctica? Por un lado, beneficios a nivel físico ya que fortalece el sistema inmunológico, ayuda al sistema cardiovascular, activa la capacidad pulmonar y fortalece los músculos. Por otro lado, desde el punto de vista psicológico, nos hace sentir más felices ya que libera endorfinas. Reír nos enseña a ver la realidad desde una perspectiva positiva, lo que ocurre a nuestro alrededor en muchas ocasiones no se puede controlar pero sí que podemos trabajar nuestras emociones ante determinadas situaciones. Como asevera Ester Crespín: la risoterapia es una forma de aprender a ver las cosas desde una óptica positiva para así poder sacar más partido a la vida. Por ejemplo, durante el aprendizaje los alumnos tienen que saber aceptar el error como proceso necesario para avanzar en el conocimiento, no rendirse ante los pequeños tropiezos y sobreponerse es una experiencia vital muy útil en la vida.

Además, tal y como se expone en el Manual de risoterapia y educación emocional, la risoterapia disminuye el estrés, un mal que muchos de nuestros alumnos sufren debido al ritmo frenético que marca su rutina diaria (tras ir al colegio deben realizar más horas de actividades extraescolares a las que se suman las dedicadas a realización de deberes). La risa permite dejar de lado las preocupaciones y relajarse. Esta relajación va acompañada de la desinhibición, la risa ayuda a crear un clima menos tenso entre los compañeros y aumenta la complicidad en el grupo. Los alumnos viven una experiencia positiva con sus compañeros, disfrutan juntos y se fortalece la cohesión de la clase. De esta manera, la risoterapia es una buena opción para solventar fricciones entre los alumnos y mejorar la convivencia. Pero no es solo positiva a nivel interpersonal sino también intrapersonal, la risa es provocada por los demás y por uno mismo por lo que la timidez se supera y se fortalece la autoestima al dejar de lado la vergüenza y el miedo al ridículo.

Una vez hemos repasado los principales beneficios de implantar la risoterapia en un centro educativo nos centraremos en señalar pautas para la puesta en marcha de un taller (para ello hemos tomado como referencia el documento Cómo diseñar e impartir un taller de risa). En primer lugar, se ha de tener en cuenta que los talleres de risoterapia se suelen componer de varias etapas:


1) Una parte introductoria en la que se explica en qué consiste la risoterapia, los beneficios que aporta y se explica el ambiente idóneo para este tipo de práctica. De esta manera, se insiste en que el respeto es primordial para generar un clima de confianza. Además, se deja claro que en el taller no es obligatorio reírse, si surge la risa debe ser algo espontáneo y natural.

2) Una parte de calentamiento en la que, mediante dinámicas sencillas que requieran movimiento, se crea un ambiente relajado para que los alumnos se desinhiben de manera progresiva. La música alegre puede ayudar al principio para animar a los participantes.

3) El desarrollo de dinámicas es la parte más importante del taller de risoterapia. Aquí es importante que el profesor alterne juegos más activos con otros pausados para que los participantes no se cansen. En la planificación de juegos es crucial pensar en el grupo-clase al que va dirigido el taller de risoterapia (número de alumnos y carácter del grupo) y sus necesidades para poder elegir los más idóneos. Durante estas dinámicas el monitor no debe ser autoritario, debe orientar y mediar pero sin enfadarse. Además, sus instrucciones tienen que ser claras para evitar posibles ambigüedades.

4) La interiorización y la relajación ayudarán a dar sentido a la práctica. Reír es agotador, de hecho, la mayoría de estudios coinciden en que cuando nos reímos a carcajadas hacemos trabajar a más de 300 músculos. De ahí que sea importante unos minutos de calma para reflexionar sobre las sensaciones experimentadas y para ser conscientes del estado actual y compararlo con el estado anímico anterior a la risoterapia. En este momento se puede poner música tranquila de fondo mientras los alumnos permanecen tumbados en silencio o haciéndose un masaje.

5) En la última etapa del taller se ponen común las experiencias vividas y las opiniones de los alumnos sobre lo aprendido. Se trata de contrastar ideas y de hacerles reflexionar sobre cómo incorporar en la práctica diaria actitudes que les acerquen a un estado semejante al que acaban de vivir (ver películas de risa, ser amables con los demás, contar chistes, sonreír a los compañeros, etc.).

Por otra parte, el lugar en el que se realice el taller se debe adecuar al número de participantes, el espacio ha de ser suficiente como para realizar juegos que impliquen movimiento, pero sin que ello suponga eliminar un ambiente de intimidad en el grupo que permita el acercamiento entre los alumnos. En cuanto al tiempo, sería recomendable como mínimo una hora, siendo posible extender este taller en sucesivas sesiones en función del grupo.

Tras nombrar los beneficios más conocidos de la risoterapia y dar algunas pautas sobre cómo organizar un taller en el aula, podemos concluir que la risoterapia es una práctica que requiere planificación por parte del docente pero cuyos resultados valen la pena. Los alumnos aprenden a trabajar las emociones, se divierten, los lazos que se establecen entre ellos se hacen más fuertes y el ambiente de clase mejora.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Castellvi, E. (2007), El taller de la risa: guía práctica para organizar un taller de risoterapia, Alba Editorial.

Crespin, E (s.f.), Risoterapia en el aula [Mensaje en un blog]. EducacionLabs. Recuperado de [02/03/2020]: http://educacionlabs.es/risoterapia-en-el-aula/

CEP Villamartín (s.f.), Manual risoterapia y educación emocional [archivo PDF]. Recuperado de [02/03/2020]: https://colaboraeducacion30.juntadeandalucia.es/educacion/colabora/documents/225762/832476/Manual+fisioterapia+y+educaci%C3%B3n+emocional/4bdcabd7-f07f-42fc-9c27-c72c903aef68?version=1.0

Cómo diseñar e impartir un taller de risa [archivo PDF]. Recuperado de [02/03/2020]: http://diverrisa.es/uploads/documentos/Como-diseNar-e-impartir-un-Taller-de-RISOTERAPIA.pdf

REFERENCIAS DE FIGURAS

Österreich, P. (2015), figura 1. Risa [fotografía], recuperado de [02/03/2020]: https://pixabay.com/es/photos/persona-humano-ni%C3%B1o-chica-la-cara-832143/

ANA MARÍA ZOMEÑO GURREA

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