Los enfoques comunicativo y basado en la acción aplicados a la asignatura de lengua extranjera

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De acuerdo con la Ley Orgánica 8/2013 para la mejora de la calidad educativa, el objetivo principal de los docentes de Primera Lengua Extranjera debe ser que los estudiantes consoliden y mejoren sus habilidades comunicativas. Al final de la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, se espera que los alumnos sean capaces de interactuar y hacerse entender en diferentes situaciones. En última instancia, debemos conseguir que lidien con situaciones cotidianas tanto a nivel escrito como oral, pues así nos lo marcan Europa y España mediante diversos documentos.

En consonancia con lo indicado, la LOMCE señala que “apoya decididamente el plurilingüismo, redoblando los esfuerzos para conseguir que los estudiantes se desenvuelvan con fluidez al menos en una primera lengua extranjera, cuyo nivel de comprensión oral y lectora y de expresión oral y escrita resulta decisivo para favorecer la empleabilidad y las ambiciones profesionales, y por ello apuesta decididamente por la incorporación curricular de una segunda lengua extranjera” (LOMCE, 2013). Por otro lado, el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas corrobora y complementa lo que la LOMCE establece: “El enfoque aquí adoptado, en sentido general, se centra en la acción en la medida en que considera a los usuarios y alumnos que aprenden una lengua principalmente como agentes sociales, es decir, como miembros de una sociedad que tiene tareas (no sólo relacionadas con la lengua) que llevar a cabo en una serie determinada de circunstancias, en un entorno específico y dentro de un campo de acción concreto” (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2002).

Además, lo ideal es que el desarrollo y el refuerzo de la competencia comunicativa en nuestros estudiantes se realicen de tal manera que ellos puedan después continuar trabajándola de manera continua, activa y progresiva a lo largo de su vida. Las directrices son claras, sin embargo, conseguirlo nos parece, en ocasiones, misión imposible. Para cumplir con lo que se nos pide podemos, y se nos recomienda, aplicar los enfoques basado en la acción y comunicativo. A través de ellos se pueden contextualizar en el aula los aspectos formales de la lengua tales como el vocabulario, la gramática y la fonética, y se tienen en cuenta los recursos cognitivos, emocionales y volitivos, así como toda la serie de capacidades específicas que un individuo aplica como agente social.

Teniendo en cuenta ambos enfoques, podemos proporcionar a los alumnos actividades que incluyan textos y audios reales, además de contextos comunicativos comunes en los que se puedan expresar e interactuar de manera comprensible, adecuada y con cierto nivel de autonomía. Algunas actividades que podemos llevar a cabo en la asignatura de Primera Lengua Extranjera son: la visualización de vídeos, capítulos de series, tráileres o partes de películas; la realización de presentaciones orales en grupo y debates o role plays; y la lectura, comprensión y escritura de diferentes textos de un nivel adecuado a las habilidades e intereses de los alumnos. Este último aspecto es especialmente relevante y para conseguirlo debemos investigar qué motiva a nuestros estudiantes y qué temas les llaman la atención.

Figura 1. Situación cotidiana: compra. Autor:Pexels Fuente: Pixabay.com

Actualmente, los alumnos son nativos tecnológicos y el potencial motivacional de las TICs se debe explotar al máximo. Los docentes podemos hacer que busquen información y comunicación real a través de páginas web, blogs, redes sociales, correo electrónico o aplicaciones para la comunicación simultánea con alumnos de otros países. Se sentirán motivados si se les anima a usar estrategias de aprendizaje diversas y si se ponen a su disposición todos los medios que tengamos a nuestro alcance, incluidos los medios audiovisuales y las tecnologías de la información y la comunicación.

Figura 2. TICs. Autor: Pexels Fuente: pixabay.com

Igualmente, los alumnos serán competentes a nivel comunicativo si se les presenta una amplia gama de actividades y aprenden haciendo. Debemos intentar que se involucren en el uso normal de la lengua extranjera, pero ¿cómo se consigue? Si proporcionamos a los estudiantes material real, practicarán situaciones de la vida real. Una manera de realizarlo es mostrando a los alumnos videos reales y artículos sacados de internet y que hayan sido producidos en la lengua extranjera que impartimos. Es a través de la lengua como entendemos mejor el mundo.

Podemos ir un paso más allá e incluir la mediación e interacción lingüísticas en combinación con el trabajo por proyectos. Por ejemplo, podemos crear junto a ellos una guía turística para un lugar en concreto al que les gustaría viajar en vacaciones e imaginar una situación de mediación lingüística entre un familiar o amigo que no habla la lengua extranjera y los habitantes de dicho sitio. En el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas, la interacción y la mediación lingüísticas están al mismo nivel que la comprensión y la expresión lingüísticas. Además, mediante la interacción con otros individuos se fomentan los procesos cognitivos superiores, lo cual favorece el aprendizaje (Esteve, 2007).

Por tanto, comprobamos que el enfoque comunicativo se puede combinar con el enfoque orientado a la acción. De esta manera los docentes de Primera Lengua Extranjera nos estamos centrando en el papel protagonista del alumno y contribuimos al desarrollo del sentido de la iniciativa, especialmente con relación a las actividades de expresión e interacción orales. Asimismo, si aplicamos estos enfoques, los estudiantes son el centro de su proceso de aprendizaje y se puede esperar de ellos que sean capaces de presentar sus ideas y pensamientos de manera clara y convincente. Ambas metodologías se pueden aplicar en la clase de lengua extranjera siguiendo las directrices indicadas y mediante la metodología de enseñanza-aprendizaje basada en tareas y en el trabajo por proyectos. De este modo, el aprendizaje no solamente será motivador, sino que además tendrá un objetivo final.

Referencias bibliográficas

  • – Esteve, O. (2007). El discurso indagador: ¿Cómo co-construir conocimiento? La Educación Superior hacia la Convergencia Europea: Modelos basados en el aprendizaje. Mondragón: Servei de Publicacions de la Universitat de Mondragón.
  • – Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre para la mejora de la calidad educativa. Boletín Oficial del Estado. Madrid, 10 de diciembre de 2013. Recuperada de: https://www.boe.es/buscar/pdf/2013/BOE-A-2013-12886-consolidado.pdf
  • – Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2002). Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, Enseñanza, Evaluación. Recuperado de: https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/marco/cvc_mer.pdf

Referencias de figuras

Claudia Fernández Beltrá

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