Si contamos cuántas mujeres aparecen en los libros de historia del arte nos sorprenderemos al ver su escaso número. En el caso concreto de la pintura solo se habla de Frida Kahlo como figura de primer nivel. Este hecho nos debe hacer reflexionar sobre la escasa visibilidad – no por falta de capacidad o nivel de las mujeres pintoras – que existe aún hoy en día en relación a la ausencia de grandes pintoras que han acompañado a sus compañeros pintores. Por eso es necesario explicar al alumnado que también existen pintoras de primer nivel que deben ser incluidas en la historia universal del arte rompiendo con los techos de cristal y los estereotipos de género (Bornay, 2008).
Para dar a conocer a algunas de estas pintoras y darles la importancia que merecen pasamos a continuación a hacer una breve descripción de cuatro de ellas. Indudablemente, no están todas las que son pero todas las que están en este artículo presentan una excepcional calidad pictórica y una influencia capital en otros muchos pintores. El orden de enumeración se ha hecho, únicamente, por razones cronológicas ya que todas ellas son magníficas artistas.
Sofonisba Anguissola (Cremona 1535, Palermo, 1625). Se le reconoce el ser la «primera pintora de éxito del Renacimiento». Se dedicó especialmente al retrato y al autorretrato y trabajó en la corte del rey Felipe II. Una de sus principales hazañas fue que consiguió poder estudiar con otros artistas (a las mujeres se les impedía tener una enseñanza académica como tal o mirar modelos masculinos desnudos). Algunas de sus hermanas también pudieron estudiar enseñanzas artísticas y humanas pero al casarse tuvieron que dejar de hacerlo ya que esa era la costumbre de la época.
En 1554 conoció a Miguel Ángel en Roma donde pudo trabajar con él durante dos años en algunas obras (Niño mordido por un cangrejo). Sin embargo, debido a su condición social no pudo realizar estudios anatómicos ni dibujar del natural ya que dichos estudios estaban reservados únicamente a los hombres. Por este motivo se dedicó fundamentalmente a hacer retratos que le hicieron muy conocida en Europa.
Debido a su condición de mujer también tuvo que soportar que algunos de sus cuadros – Retrato de Felipe II y La dama del armiño – fuesen atribuidos a otros artistas como Sánchez Coello, o incluso, al propio El Greco. No obstante, fue un precedente para otras muchas mujeres artistas que se inspiraron en ella como es el caso de Artemisa Gentileschi.
Se casó tres veces y dejó un legado de 50 obras distribuidas actualmente por toda Europa. Entre estas destacan el retrato de Bianca Ponzoni o sus autorretratos.
Artemisa Gentileschi (Roma 1593, Nápoles, 1654) fue una artista que llegó a ser pintora de cámara. Se formó en el taller de su padre –Orazio Gentileschi– del cual aprendió el estilo de Caravaggio. Sus temas predilectos fueron los temas históricos y religiosos basándose en escenas de mujeres de gran personalidad como Cleopatra o Judith. Es por ello que el movimiento feminista ha visto en ella a una gran luchadora de los derechos de las mujeres (Giunta, 2007). Además, consiguió ser la primera mujer miembro de la Accademia di Arte del Disegno de Florencia y tuvo un gran éxito y demanda internacional. Sin embargo, a nivel personal tuvo la desgracia de ser violada por su maestro y gran amigo de su padre Agostino Tassi. Este episodio tuvo una gran repercusión en su obra. De hecho, se tiene prácticamente toda la documentación del juicio de aquella violación. Así sabemos que, al principio, el violador iba a casarse con la pintora pero este ya estaba casado previamente.
Además, Artemisia tuvo que soportar ser torturada mientras daba su testimonio de la agresión sexual aun teniendo el alegato de defensa de su asistenta personal que escuchó sus gritos al defenderse de la agresión. Este hecho influirá en los temas y en la forma de plantear su obra. Pese a tal agravio pudo mantener su honorabilidad y autonomía económica y llegó a tener una fluida relación con Galileo Galilei. Sus obras maestras son María Magdalena como Melancolía (de la cual hizo varias versiones) y Judith decapitando a Holofernes donde se puede apreciar la virulencia del momento cumbre del hecho que se narra. Se cree que la pintora dirigió al personaje de Holofernes toda su ira al personificarlo con rasgos físicos del que fue su violador.
Berthe Marie Pauline Morisot (Bourges, 1841- París, 1895) fue una artista de gran influencia en el movimiento impresionista llegando a participar en exposiciones junto a figuras claves de dicho movimiento como Monet, Degas y Renoir. Fue conocida como «la gran dama de la pintura«.
Aprovechando los continuos viajes de su familia burguesa tuvo contacto con las obras clásicas llegando a ser copista del Louvre. Tuvo como maestro a Camille Corot de donde aprendió a tratar los paisajes. Al mismo tiempo le gustaba representar momentos familiares íntimos junto a escenas de exteriores usando especialmente el color blanco y dando una gran relevancia al tratamiento psicológico de sus personajes. Fue una pintora muy popular pese a su dedicación a la temática de la vida cotidiana al representar a mujeres con sus hijos y otras escenas domésticas.
Esto le hizo perder importancia para la crítica quedando su imagen algo ensombrecida por sus compañeros de profesión.
Con 33 años se casó con el hermano de Manet con quien vivió en Wight donde aprendió a plasmar el movimiento y la luz mediante pinceladas rápidas. Más tarde desarrollará otras técnicas como el pastel, el carboncillo y el grabado.
Berthe Morisot fue una mujer que además de compaginar su vida personal, familiar y doméstica pudo desarrollar perfectamente su carrera artística profesional siendo un precedente para otras mujeres que pudieron tener su propio estudio al igual que Mary Cassatt.
Mary Cassatt (Allegheny Estados Unidos, 1844 – Le Mesnil-Théribus, 1926) fue una de «las tres grandes damas del impresionismo junto a Bracquemond y Berthe Morisot» según el periodista y crítico Gustave Geffroy. Su familia era de clase media alta por lo que creció en ambientes culturales ricos y acomodados viviendo cinco años en Europa y conociendo los principales museos de París, Berlín o Londres.
Cassat tuvo de maestro a Jean Léon Gerôme llegando a realizar copias diarias de obras del Louvre. No obstante, su padre no aceptaba la carrera artística de su hija y le ayudó económicamente solo en sus necesidades más básicas. Llegó a viajar a Madrid y Sevilla donde pintó obras basadas en temas costumbristas como Spanish dancer. Fue pareja de Degas el cual influyó en su obra ya que sus estudios de arte respectivos estaban muy cercanos y se visitaban continuamente. Ambos fueron pintores de la figura humana y utilizaron el pastel y el grabado que Cassat aprendió de Degas.
En conclusión, es una desgracia el saber que ha habido una ingente cantidad de mujeres, que por el simple hecho de serlo, tuvieron que renunciar a su vocación de artistas. Muchas de ellas tuvieron que ceder ante la imposición de la sociedad para abandonar sus intereses pictóricos y centrarse en su vida doméstica. Por ello, es justo conocerlas e incluirlas por su calidad junto a sus coetáneos hombres para darles la visibilidad que se les negó en su momento.
Referencias bibliográficas
Bornay, E. (2008). Arte se escribe con M de mujer. Madrid: Editorial Siglo XXI.
Giunta, A. (2007). Feminismo y arte latinoamericana. Madrid: Editorial Siglo XXI.
Mayayo, P. (2011). Historias de mujeres, historias del arte. Madrid: Editorial Ensayos Arte Cátedra.
Referencias de figuras
Bodobe (7 de marzo de 2015). Figura 1. El arte no entiende de género. (Fotografía). Recuperado de: https://pixabay.com/es/photos/pintura-lápices-plumas-acuarela-911804/
Bridgesward (4 de agosto de 2017) Figura 2. La historia de la pintura universal está llena de excelentes pintoras. (Fotografía). Recuperado de: https://pixabay.com/es/photos/artista-pintor-caballete-lienzo-2578454/
José Antonio Carmona Gómez