Impacto de la exposición a las pantallas en los alumnos

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  1. INTRODUCCIÓN

La presencia de los dispositivos electrónicos en nuestra vida ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años.

Actualmente, la práctica totalidad de los alumnos cuentan con acceso a medios digitales en sus hogares y las nuevas tecnologías se han convertido en un compañero esencial en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Los profesores utilizan herramientas digitales y los alumnos realizan las tareas en línea, investigan en internet y colaboran en proyectos virtuales.

Además de su uso en el ámbito educativo, los dispositivos electrónicos juegan un papel crucial en el entretenimiento y la comunicación de niños y adolescentes: redes sociales, aplicaciones de mensajería o videojuegos online se han convertido en una parte importante de su vida cotidiana.

Imagen 1. Niños usando una tablet

Imagen 1. Niños usando una tablet

En cambio, la creciente presencia de las nuevas tecnologías trae consigo efectos negativos, entre otros, en la capacidad de atención, rendimiento académico y salud mental de los jóvenes. En este trabajo se abordará el impacto del auge de las pantallas en los alumnos y se propondrán estrategias para minimizar sus consecuencias.

 

 

  1. LAS PANTALLAS Y EL DESARROLLO DE LA CORTEZA PREFRONTAL

La corteza prefrontal del cerebro es una de las áreas cerebrales más desarrolladas en los seres humanos y desempeña un papel fundamental en diferentes funciones cognitivas superiores y comportamientos complejos. Se asocia, entre otras, a las siguientes funciones:

  • Toma de decisiones. Está involucrada en la toma de decisiones informadas y la evaluación de las consecuencias.
  • Planificación y organización. Permite a las personas establecer metas, desarrollar estrategias y llevar a cabo secuencias de acciones.
  • Atención y concentración. Ayuda a filtrar distracciones y a mantener el enfoque en tareas específicas.
  • Regulación emocional. Participa en el control de impulsos y en la gestión de las respuestas emocionales.
  • Memoria de trabajo. Almacena y manipula temporalmente la información relevante mientras se realiza una tarea.
  • Personalidad y comportamiento social. Influye en la personalidad y en la forma en que las personas interaccionan socialmente; contribuye a la comprensión de las normas y a la toma de decisiones en contextos sociales.

El desarrollo de la corteza prefrontal es, por tanto, fundamental para mejorar la calidad de vida y bienestar de las personas.

Cuando un bebé nace, la corteza prefrontal es inmadura y va evolucionando con su crecimiento. Únicamente tres estímulos son capaces de captar la atención de un bebé: la luz, el sonido y el movimiento; es decir, un bebé recién nacido no tiene capacidad de prestar atención a nada, a no ser que de repente oiga un sonido, vea una luz o capte un movimiento. Con el tiempo, la corteza prefrontal va madurando y aumenta la capacidad de atención a estímulos cada vez menos intensos, como el papel, el momento de comer o la lectura.

Las pantallas consisten precisamente en luz, sonido y movimiento. Cada vez que una persona ve una pantalla se activa la corteza prefrontal, es decir, la atención se activa debido a la luz, sonido o movimientos de las imágenes de la pantalla. Este hecho resulta muy perjudicial para bebés y niños ya que es una zona aún muy inmadura y dificulta su evolución. En jóvenes, la exposición prolongada a las pantallas también resulta nociva ya que esta zona del cerebro empieza a funcionar peor al no haber estímulos internos que la activen. De este modo esta zona del cerebro se va atrofiando, lo que afecta negativamente a su correcto desarrollo.

  1. LAS PANTALLAS Y LA PRODUCCIÓN DE DOPAMINA

La dopamina es uno de los neurotransmisores más importantes del sistema nervioso central del ser humano. Se trata de una sustancia química que actúa como mensajera entre las células nerviosas del cerebro y otras partes del cuerpo. Está involucrada en una amplia variedad de funciones, como el control del movimiento, la regulación del estado de ánimo, la motivación, la recompensa, la atención y la toma de decisiones.

Resumidamente, actúa del siguiente modo: la dopamina se sintetiza en el cerebro y de ahí es liberada uniéndose a unos receptores localizados en las membranas neuronales; al unirse a dichos receptores, desencadena la transmisión de señales entre células nerviosas lo que produce generalmente la excitación neuronal.

La dopamina está asociada a las siguientes funciones.

  • Sistema de recompensa del cerebro. Cuando se experimenta placer, por ejemplo al comer algo que nos gusta o al recibir un elogio, se libera dopamina haciendo que el individuo experimente la sensación de placer, esto refuerza la conducta que llevó a la recompensa y motiva a repetir dicha conducta.
  • Aprendizaje y memoria. Los niveles alterados de dopamina pueden afectar a la memoria, el aprendizaje y la capacidad de atención. Contar con niveles adecuados de este neurotransmisor ayuda a la memorización a corto plazo, y eso influye en la capacidad para retener información.
  • Regulación del estado de ánimo y la motivación. Un aumento de los receptores de dopamina está asociado a la aparición de depresión, la esquizofrenia y otros trastornos psiquiátricos.
  • Regulación del sueño. La dopamina se encarga de inhibir la producción de melatonina, lo que contribuye al descanso. Unos niveles elevados de dopamina están asociados a la aparición de insomnio, pues con ello se inhibe la aparición de la hormona del sueño.

El uso de pantallas y la producción de dopamina están directamente relacionadas debido a la capacidad de las nuevas tecnologías para activar los sistemas de recompensa en el cerebro.

  • Sistema de recompensa y placer. Las pantallas están diseñadas para proporcionar estímulos y recompensas inmediatas. Al recibir notificaciones o “likes” se libera dopamina, generando sensación de satisfacción; como se ha mencionado, la persona seguirá buscando dicha sensación repitiendo la conducta.
  • Hábito y adicción. Ante dicha sensación positiva, las personas pueden sentir la necesidad de revisar sus dispositivos en busca de nuevas recompensas, afectando negativamente a su concentración y productividad.
  • Tolerancia y desensibilización. Con el uso prolongado, se desarrolla tolerancia a la dopamina, lo que hace que se necesiten más estímulos para experimentar la misma sensación de placer. Esto puede conducir a un aumento cada vez mayor del uso de las pantallas.
  • Impacto en la capacidad de atención. Las pantallas pueden provocar que las personas se vuelvan más propensas a la distracción y menos capaces de esforzarse en tareas que no generan recompensa inmediata.

 

  1. CONSECUENCIAS DEL USO PROLONGADO DE PANTALLAS EN JÓVENES

El uso prolongado de pantallas por parte de los alumnos puede tener diversas consecuencias negativas en el aula, alguna de las cuales pueden afectar al proceso de aprendizaje y al entorno educativo.

Se describen algunas de las principales consecuencias.

  1. Distracción y falta de atención. Uno de los aspectos más reseñables de la exposición excesiva a pantallas en los jóvenes es su impacto en la capacidad de atención. Los dispositivos electrónicos ofrecen una gran cantidad de estímulos visuales y auditivos que producen un incorrecto desarrollo de la corteza prefrontal y, por tanto, hacen que su capacidad de concentración disminuya en aquellas tareas que requieren atención sostenida tales como leer, estudiar o escuchar al profesor. Los jóvenes, acostumbrados a los estímulos intensos que ofrecen los dispositivos electrónicos, pueden volverse más propensos a cambiar de una tarea a otra en busca de estímulos novedosos; su corteza prefrontal no está lo suficientemente madura y el alumno se motiva y responde de la misma forma en que lo hace un bebé.
  2. Aumento de la prevalencia del TDAH. Este es un trastorno neurológico que afecta a la atención y la impulsividad, así como la regulación del comportamiento. Algunos estudios muestran una relación entre el incremento de casos de TDAH en jóvenes y un aumento en el tiempo de exposición a los dispositivos tecnológicos.
  3. Reducción de la creatividad. La hiperestimulación en los jóvenes puede tener graves consecuencias, pues esto hace que precisen estímulos cada vez más fuertes para motivarse. Esto puede causar una merma en su curiosidad y asombro, y reducir las ganas de aprender algo que vaya más allá del mundo digital. Si un joven está acostumbrado desde su infancia a un ritmo de vida y a una intensidad que dificulta la serenidad y gusto por el silencio, su creatividad, su capacidad de reflexión y al pensamiento crítico se ven mermadas, pues estas situaciones surgen en momentos de tranquilidad.
  4. Reducción de la comprensión lectora. Algunos estudios apuntan al uso de pantallas como responsables de una disminución de la comprensión lectora de los alumnos. Esto estaría relacionado con la necesidad cada vez mayor de contar con estímulos intensos; cuando una persona acostumbrada al uso de pantallas quiere leer un texto, aumenta su nivel de distracción.
  5. Reducción de la memoria. La exposición constante a información y la dependencia de dispositivos digitales, puede afectar a la capacidad para retener información a largo plazo. Hay estudios que revelan que con el uso de pantallas la información se procesa de forma superficial en lugar de ser internalizada. Por otro lado, el acceso continuo a información produce que se dejen de recordar datos específicos, por lo que la capacidad de memoria se ve alterada.
  6. Menor interacción social y falta de habilidades sociales. El uso continuado de dispositivos digitales hace que los jóvenes conecten de forma más sencilla con una pantalla que con la naturaleza y otras personas.
  7. Problemas de salud. El uso de pantallas puede fomentar la fatiga visual y problemas posturales, influyendo negativamente en el bienestar general de los alumnos. Además, hay estudios que lo relacionan con un aumento de problemas de ansiedad, depresión o adicción. Además, el uso de pantallas hasta altas horas de la noche o la falta de sueño producida por el exceso de dopamina puede generar insomnio en nuestros alumnos, haciendo que en el aula estén menos receptivos al aprendizaje.
  8. Intolerancia a la frustración y disminución de la cultura del esfuerzo. El uso excesivo de pantallas hace que el individuo se acostumbre a obtener gratificación instantánea en situaciones de estrés. El trabajo bien hecho y el estudio requieren esfuerzo continuado, paciencia, perseverancia, capacidad de espera y aceptación del error; en una situación en que un alumno percibe una tarea como complicada o que requiere un mayor esfuerzo, esto le puede generar frustración o incluso abandono de la tarea.

Todos estos efectos se podrían resumir en problemas de comportamiento en el aula y en una reducción del rendimiento académico del alumnado. Hay estudios que confirman que la sobreexposición a pantallas reduce el rendimiento académico, medido este como las calificaciones en diferentes materias, capacidad para resolver problemas matemáticos y capacidad de resolución de tareas complejas; y que además aumentan las dificultades para mantener la atención en el aula y para resolver tareas complejas.

 

  1. MEDIDAS PARA REDUCIR EL IMPACTO DEL USO DE PANTALLAS

Los docentes, desde nuestra posición, podemos tomar medidas para minimizar el impacto negativo de la sobreexposición de las pantallas en el alumnado y promover un uso equilibrado y responsable de la tecnología. A continuación, se presentan algunas medidas que se podrían adoptar.

  • Fomentar la atención plena. Animar a los alumnos a estar presentes y a participar en el aula, adoptando metodologías activas tales como el aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje cooperativo o el aula invertida. Involucrar al alumnado en actividades prácticas, discusiones y participación.
  • Fomentar hábitos de lectura y escritura “tradicionales”. El análisis de textos, incluso en materias científicas, puede resultar crucial para mantener la comprensión lectora, y el hecho de escribir a mano ayuda a fijar conceptos.
  • Educar sobre el uso responsable. Hacer partícipe al alumnado de los efectos de la sobreexposición a las pantallas puede hacerle ser consciente del impacto que puede generar en ellos.
  • Reforzar positivamente a los alumnos para que no desistan en la realización de tareas que requieren mayor esfuerzo y valorar cada paso del proceso.
  • Colaborar con los padres y tutores legales para asegurarse de que las expectativas en casa son coherentes con las reglas en el aula, haciéndoles partícipes a ellos también del impacto negativo de la sobreexposición de las pantallas y la importancia de establecer límites en cuanto al uso de pantallas.
  • Fomentar el desarrollo de habilidades sociales, como la comunicación asertiva y la resolución de conflictos para contrarrestar el aislamiento que a veces sienten los jóvenes sobreexpuestos.
  • Establecer unas normas en clase que fomenten la participación controlada del alumnado y así ayudar al control de impulsos.
  • Usar la tecnología de forma constructiva. Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse. Como docentes podemos ofrecer a los alumnos oportunidades para utilizar dispositivos electrónicos como herramientas de aprendizaje y que estos no las vean únicamente como herramientas de entretenimiento.

  1. CONCLUSIONES

En este trabajo se ha resumido cómo la exposición a las pantallas puede afectar al desarrollo de la corteza prefrontal de los jóvenes y a la generación de dopamina, y por tanto, generar efectos negativos en ellos que afectan a su rendimiento académico y atención en el aula. Esto supone un desafío para el docente, que debe promover el uso equilibrado de la tecnología en el aula para aprovechar las ventajas que esta acarrea, y a su vez adoptar medidas que contrarresten los efectos negativos que puede acarrear su uso en exceso.

 

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REFERENCIAS DE IMÁGENES

Imagen 1. Niños usando una tablet. Recuperado de https://pixabay.com/

María Ángeles Arroyo de la Cruz

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