1. Introducción
La inteligencia artificial (IA) ha llegado a nuestras vidas para quedarse. Lejos de darle la espalda, los docentes debemos aprender a convivir con ella en un momento en el que empieza a permear en el aula, redefiniendo así nuestro papel en clase. La clave está en convertir este asistente, de un enorme potencial, en nuestro aliado para la confección del diseño curricular, la generación de materiales adaptados y actividades, así como conseguir nuevas propuestas de evaluación. En este sentido, herramientas como ChatGPT, Gemini o DeepSeek han abierto un debate: ¿puede crear la IA una correcta situación de aprendizaje? ¿En qué punto queda la mirada pedagógica? El presente artículo parte precisamente de este dilema para comprobar hasta qué punto la IA puede colaborar en el diseño de la planificación de la labor docente, por ejemplo, desarrollando una Situación de Aprendizaje (SdA) que podamos aplicar a cualquier asignatura o curso.
La finalidad es, por tanto, doble: el análisis de la eficiencia del uso de la IA en la planificación educativa y, por otro lado, valorar la calidad pedagógica de las propuestas que genera, con una mirada crítica, pero también constructiva. La clave está en demostrar que el docente utiliza la IA como aliada para poder potenciar su rol esencial: el de guiar, inspirar y conectar con cada estudiante desde una mirada profundamente humana.
2. Marco Teórico
La Inteligencia Artificial (AI) ha comenzado a integrarse en el aula modificando la forma en la que concebimos la educación. De hecho, esta integración es una de las tendencias más importantes a nivel mundial. Así lo manifiesta la UNESCO (2024), que destaca la capacidad de la IA para afrontar retos esenciales en educación, innovando en métodos de enseñanza y aprendizaje: “La IA proporciona nuevas vías que permiten explorar y buscar ayuda sobre determinados temas, aunque también proporciona accesos rápidos”. Ahí está una de las claves de la integración de la IA en el aula: automatiza actividades repetitivas y crea recursos educativos ajustados a cada necesidad particular de cada alumno o alumna.
En esta línea, Uzcátegui Pacheco y Ríos Colmenárez (2024) sostienen que las herramientas basadas en IA facilitan la creación de materiales didácticos, tutorías inteligentes, sistemas de recomendación de contenidos y análisis de datos para personalizar el aprendizaje. También apuntan a que estas tecnologías pueden automatizar tareas administrativas, liberar tiempo docente y favorecer actividades pedagógicas más humanas como el pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración: “Al utilizar la IA para fomentar el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas, los educadores pueden preparar a los estudiantes para un mundo en constante cambio, asegurándose de que estén equipados con las competencias necesarias para tener éxito en el siglo XXI” (Uzcátegui Pacheco y Ríos Colmenárez, 2024). Por tanto, y siguiendo a Holmes et al. (2019) la IA educativa permite “ampliar las capacidades del profesorado, automatizar tareas rutinarias y potenciar una enseñanza más personalizada”, pero requiere una sólida competencia digital docente.

La IA generativa, como ChatGPT, DeepSeek o Gemini, representa, por así decirlo, una nueva alfabetización pedagógica. Para Dellepiane y Guidi (2023) estas tecnologías vienen a cambiar las reglas del juego, pues cuestionan “la forma de aprender y evaluar lo aprendido, a desafiar las habilidades docentes, proponiendo recorridos de aprendizaje a medida para cada estudiante”. Por tanto, el docente pasa de ser creador único a ser el denominado “content curator” y editor de las propuestas generadas por estos algoritmos. “La figura del profesor ya no se reduce a transmitir información; ahora se convierte en guía emocional y estratégico, capaz de acompañar procesos de aprendizaje más humanos” (Echeverria y Otero, 2025). En este tránsito, es evidente que el criterio pedagógico se convierte en el principal garante de la calidad educativa.
3. El papel de la IA en la planificación educativa
Mary León, profesora de Lengua Castellana y Literatura, nos cuenta un caso real que ella ha llevado a cabo en su aula a través de una Situación de Aprendizaje (SdA) para 4º de ESO titulada “Narrar para emocionar”. Esta SdA forma parte del bloque de “Educación literaria” del currículo andaluz (Decreto 102/2023) y busca que el alumnado produzca su propio relato breve, comprendiendo los elementos estructurales y expresivos del género narrativo. Ella lo dividió en dos fases. Una primera con asistencia de la IA, en concreto de ChatGPT (versión GPT-5, la versión más reciente del modelo de ChatGPT de OpenAI) para crear un primer borrador de la SdA. Se hace a través de una serie de instrucciones concretas. Este es el denominado “prompt”, que es la instrucción, pregunta o solicitud que se le proporciona al sistema de inteligencia artificial para generar una respuesta. En su caso, el prompt fue el siguiente:
“Soy profesora de Lengua Castellana y Literatura en Andalucía e imparto clase en 4º ESO. Necesito que diseñes para mis alumnos y alumnas una Situación de Aprendizaje para 4º de ESO centrada en la narración literaria. Incluye objetivos, criterios, saberes básicos, actividades y evaluación competencial. Las actividades deben ser de inicio, desarrollo y cierre, incluyendo tareas competenciales y cooperativas. Incluye, además, propuestas de evaluación con rúbricas simplificadas”.
Según la profesora León “la IA generó en segundos una estructura coherente, con propuestas sólidas como la lectura de Leyendas de Bécquer y la escritura colaborativa de un cuento breve en parejas (un encuentro inesperado, un secreto revelado o un viaje imaginario)”. Y llama la atención sobre la evaluación, “que combina rúbricas simplificadas para relatos y exposiciones, observación, autoevaluación y coevaluación”. Sin embargo, para ella lo más importante es la fase 2, de revisión y adaptación de los contenidos, con tres criterios: adecuación curricular, contextualización del aula y el alumnado y viabilidad temporal (adaptación a cuatro sesiones de 55 minutos en su caso). Indica la docente que “tras la revisión, se modificaron aspectos lingüísticos, se sustituyeron lecturas poco actuales por textos de autoras contemporáneas y se añadieron momentos de reflexión metacognitiva (“¿por qué escribimos?”)”.
Mary León apunta que, con la IA, debemos cuidar la atención a la diversidad, porque en ocasiones, no se mencionan adaptaciones para alumnado con necesidades específicas (ritmo, apoyo visual, lenguaje simplificado, etc.), la escasa referencia al contexto del grupo y una tendencia a la homogeneización (actividades poco diferenciadas por niveles). En este sentido, le llama la atención a la docente “que el chatbot no me haga preguntas para entender mejor qué es lo que quiero, por lo que quizás es necesario hacer un prompt más elaborado”.

Antonio Puerta, profesor de Itinerario Personal para la Empleabilidad I (IPE I) en FP, también habla de carencias o mejoras posibles cuando realiza la planificación de sus actividades con Gemini, otra IA generativa. “Suele arrojar resultados muy genéricos, y se requieren criterios claros de éxito en cada actividad, por ejemplo qué se espera de él o ella. Igualmente, se requiere una diversificación de recursos digitales. “Normalmente el chatbot te da un par de ellos y nosotros, como docentes, debemos ampliarlo con más herramientas digitales que ya conozcan en clase como Canva, Genially o grabaciones de audio para redactar, maquetar o presentar trabajos”:
4. Eficiencia y percepción docente
Ambos docentes coinciden en que la IA generativa reduce las horas de trabajo. Antonio Puerta señala que, en su caso, “el tiempo de planificación se reduce de unas 5-6 horas habituales para la confección de mi planificación de cada unidad a no más de 1 hora, incluyendo la revisión de lo que la IA me ofrece inicialmente”. Por tanto, hay que hacer una valoración positiva respecto al apoyo en la estructuración inicial y la generación de ideas alternativas: “Me ayuda a salir del bloqueo inicial, como un brainstorming instantáneo”, reconoce el docente. No obstante, Puerta insiste en que es necesario el control humano de manera rigurosa: “la IA tiende a incluir criterios genéricos y suele carecer de matices didácticos, como adaptar la actividad a un grupo con diversidad de niveles. Por tanto, podemos decir que hay ventajas, pero también limitaciones, que podemos resumir en las siguientes:
4.1. Ventajas principales:
- Rapidez en la generación de materiales de todo tipo.
- Capacidad para inspirar ideas creativas o partir de ideas que den lugar a otras.
- Posibilidad de personalizar el formato de salida (rúbricas, esquemas, listas de verificación).
4.2. Limitaciones detectadas:
- Falta de sensibilidad al contexto socioeducativo del grupo.
- Riesgo de dependencia o pérdida de originalidad si no hay revisión docente.
- Carencia de justificación pedagógica explícita: la IA “propone”, pero no “argumenta”.
En el plano ético, el uso de IA también suele suscitar debate en el aula. Afirma Mary León que “los alumnos suelen utilizar la IA sin criterio alguno, como la típica chuleta de clase para poder aprobar”. Para ella, “tenemos entre nuestras manos la mayor herramienta para transformar la educación”, convirtiéndose en “la gran aliada que nos permite debatir sobre la autoría y la creatividad en la era digital”.
5. Conclusiones
La experiencia docente demuestra que la IA generativa puede convertirse en una poderosa herramienta de apoyo al profesorado, especialmente en la fase de diseño de situaciones de aprendizaje o en el momento de desarrollar actividades concretas en el aula. No sustituye la mirada pedagógica, sino que la amplifica: permite ganar tiempo y ahorrar trabajo. Sin embargo, la IA carece de intuición didáctica: no conoce al grupo, no percibe la diversidad ni las emociones del aula. El resultado más valioso emerge del diálogo entre la máquina que propone y el docente que interpreta, en un proceso de coautoría donde la responsabilidad y el criterio siguen siendo humanos.
El papel del profesor se redefine como un editor de contenidos generados por IA, seleccionando, contextualizando y humanizando las propuestas. En este sentido, el futuro de la educación no pasa por resistirse a la IA, sino por formar docentes competentes digitalmente, críticos y éticamente conscientes. Por tanto, la IA puede democratizar el acceso a materiales de calidad y fomentar la innovación educativa, siempre que se preserve la esencia del acto educativo: enseñar a pensar, no solo a producir. En definitiva, el uso de IA en la planificación didáctica no es una amenaza, sino una oportunidad para volver al origen de la enseñanza: acompañar el aprendizaje con criterio, sensibilidad y sentido.
Referencias bibliográficas
- Dellepiane, P., & Guidi, P. . (2023). La inteligencia artificial y la educación: Retos y oportunidades desde una perspectiva ética. Question/Cuestión, 3(76), e859. https://doi.org/10.24215/16696581e859
- Echeverria Quiñonez, B. R., & Otero Mendoza, L. K. (2025). Inteligencia Artificial Generativa como herramienta pedagógica: una revisión sistemática sobre su impacto en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Revista Científica Multidisciplinar SAGA, 2(3), 537-550. https://doi.org/10.63415/saga.v2i3.223
- Holmes, W., Bialik, M., & Fadel, C. (2019). Artificial Intelligence in Education: Promises and Implications for Teaching and Learning. Center for Curriculum Redesign.
- UNESCO. (2024). El uso de la IA en la educación: decidir el futuro que queremos. Recuperado de https://www.unesco.org/es/articles/el-uso-de-la-ia-en-la-educacion-decidir-el-futuro-que-queremos
-
León, M. (2025): Entrevista personal, 15/10/2025.
-
Puerta, A. (2025): Entrevista personal, 25/10/2025.
- Uzcátegui Pacheco, R. A. & Ríos Colmenárez, M. J. (2024). Inteligencia Artificial para la Educación: formar en tiempos de incertidumbre para adelantar el futuro. Areté, Revista Digital del Doctorado en Educación, 10 (ee), 1 – 21. https://doi.org/10.55560/arete.2024.ee.10.1
- Imagen 1: Jonathan Kemper
- Imágenes 2: Solen Feyissa
Iván Guillén Cano