Los estilos de aprendizaje son el proceso a través del cual se adquieren y modifican habilidades y destrezas. Según Smith (1988), los estilos de aprendizaje son los “modos característicos por los que un individuo procesa la información, siente y se comporta en las situaciones de aprendizaje”, y añade que son “rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos, que sirven como indicadores relativamente estables de cómo perciben los estudiantes, interaccionan y responden a sus ambientes de aprendizaje”.
Así, estilos de aprendizaje han servido para realizar cambios significativos en el proceso educativo porque cada ser humano aprende de una forma diferente, con lo que no existe una manera “correcta” de aprender. Por otro lado, el rendimiento académico es una parte fundamental en el proceso de enseñanza y aprendizaje, porque nos permite identificar si el alumno está adquiriendo los conocimientos que están especificados para su nivel. Bajo esta premisa, resulta indiscutible que el conocimiento por parte del docente de los estilos de aprendizaje de sus alumnos es de vital importancia para el satisfactorio rendimiento de cada uno de ellos. Si enseñamos sin ofrecer un nutrido grupo de metodologías y estrategias que lleguen a todos los destinatarios de nuestra labor docente, estaremos perjudicando a una parte de ellos injustamente. Sin embargo, ¿cuáles son los estilos de aprendizaje?
Ausubel (1963) introduce dos conceptos en lo que a procesos de aprendizaje se refiere: el primero se refiere a la forma, es decir, al cómo se adquieren los conceptos (aprendizaje memorístico o repetitivo, o aprendizaje significativo), mientras que el segundo se basa el enfoque instruccional empleado para adquirir conceptos, a saber, aprendizaje receptivo y aprendizaje por descubrimiento.
Los estilos de aprendizaje en los que nos basamos son los propuestos por Alonso, Gallego y Honey (1995) los cuales son, concretamente, activo, reflexivo, teórico y pragmático, y se pasan a explicar a continuación con las denominaciones asignadas por Kolb (1984):
Estilo | Descripción | Características |
---|---|---|
Activo (Divergente) | Los estudiantes que predominan este estilo son de mente abierta, entusiastas y para nada escépticos; crecen ante los desafíos, son personas de grupo y centran a su alrededor todas sus actividades. | Animador, improvisador, descubridor, arriesgado, espontáneo. |
Reflexivo (Convergente) | En este estilo se caracterizan por reunir datos y analizarlos de forma detallada y sistémica y mediante esto llegar a una conclusión, son prudentes. Observan y escuchan a los demás. | Ponderado, concienzudo, receptivo, analítico, exhaustivo. |
Teórico (Asimilador) | Analizan los problemas de forma vertical y escalonada, consideran etapas lógicas, son perfeccionistas, consideran una profundidad en el sistema de pensamiento, les gusta analizar y sintetizar. | Metódico, lógico, critico, estructurado. |
Pragmático (Acomodador) | Aplican los contenidos aprendidos, descubren lo positivo de las ideas y apenas pueden las experimentan; actúan rápidamente ante proyectos que los llamen la atención. Son impacientes con las personas que teorizan. | E x p e r i m e n t a d o r, practico, directo, eficaz, realista. |
En base a lo todo lo anterior, se puede afirmar que los estilos de aprendizaje son las estrategias que tanto alumnos como profesores ponen en práctica cuando se encuentran frente a una tarea que requiere de una solución. Así, son el cúmulo de elementos cognitivos, afectivos y fisiológicos que se interrelacionan con las características personales de cada individuo y que dan lugar a nuestro “código de aprendizaje”. Por otro lado, si atendemos a los principios constructivistas y de aprendizaje significativo, nos encontramos con la premisa fundamental de conocer las ideas previas para poder conectarlas con los conocimientos que queremos que el alumnado adquiera. En este sentido, por tanto, adaptar las estrategias de enseñanza-aprendizaje conlleva adaptar la propia enseñanza al aprendizaje significativo de contenidos.
Por último, recientes estudios (Marín, 2002) ponen de manifiesto que la importancia de los estilos de aprendizaje trasciende el ámbito educativo. En el terreno laboral, se puede orientar al alumnado a la transición de la vida laboral activa mediante la interpretación de sus estilos de aprendizaje. De hecho, ya hay empresas que incluyen este factor en sus planes de formación y/o en sus filtros de selección de personal. Así, se pueden diseñar programas de transición a la vida adulta y laboral para aplicar en las aulas mediante la acción tutorial, incluso para la selección de itinerarios educativos en la educación superior, como ha demostrado C.M. Alonso (1992) en su estudio sobre la relación de los perfiles académicos y los estudios de aprendizaje.
Conclusión
Los estudios llevados a cabo por los investigadores en aplicación del Test de Honey y Alonso establecen sin lugar a dudas que los estilos de aprendizaje sí influyen significativamente en el rendimiento académico de los alumnos, si bien existen una diversidad de factores entre los que se encuentran los socioeconómicos, las metodologías de enseñanza, las competencias previas y la motivación que también tienen un papel muy relevante. Sin embargo y sea como fuere, particularmente los profesores de lenguas extranjeras debemos permitirnos utilizar la riqueza de contextos en que se puede utilizar un idioma (expresión y comprensión orales, y expresión y comprensión escritas), para que nuestros alumnos tengan la posibilidad de desarrollar su pleno potencial y así lograr un aprendizaje significativo que lleve al alumnado, no sólo al éxito en su experiencia educativa presente, sino a una adecuada orientación y elección a su transición a la vida laboral o estudiantil adulta.
Bibliografía
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Sternberg, R. J. (1990). “Thinking Styles: Keys to understanding student performance”. Phi Delta Kappa, 71, 366-371
MARÍA JOSÉ MORENO MARTÍN