El trabajo por proyectos con alumnos de Formación Profesional para el aprendizaje

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Si habéis realizado algún curso o si habéis asistido a alguna formación recientemente, os habrán informado que el trabajo por proyectos es una de las últimas tendencias en educación que se ha estado aplicando estos últimos años en las aulas de nuestro país. Por lo que respecta al profesorado de Formación Profesional, esta metodología debe sernos de especial relevancia, pues se trata de una pedagogía más práctica y enfocada al desarrollo y a la preparación del alumnado de cara al mundo laboral. Al fin y al cabo, estamos preparando futuros trabajadores.

Figura 1. Consultando un libro.

De acuerdo con Pozuelos (2007)la pedagogía por proyectos (P.P.) es concebida desde la innovación como alternativa para transformar prácticas educativas; sin embargo, es importante tener en cuenta que no es reciente; surge como una propuesta alternativa a la reproducción memorística de contenidos definidos, restando importancia al nivel de entendimiento o interés de los niños”. Por lo tanto, al trabajar por proyectos estaríamos aplicando una metodología más práctica y estaríamos dejando de lado los métodos tradicionales centrados en hacer memorizar al alumno. Seguramente estéis pensando que la teoría suena muy bien, pero os preguntaréis si es realmente posible aplicar la metodología por proyectos con alumnado de FP en una asignatura tan específica y, a veces, teórica como inglés.

Figura 2. Alumnos trabajando en equipo.

Cabe indicar en primer lugar que el alumnado de Formación Profesional es muy diferente al alumnado que nos podamos encontrar en secundaria: ¿por qué? Es posible que no todos seamos ni hayamos sido docentes de este tipo de alumnado, pero si nos informamos o nos vemos en la situación, veremos que existen claras diferencias al compararlo con el alumnado de secundaria. El blog “Edugamenavarra” (2015 ) define perfectamente el tipo de alumno de FP: “El alumnado de formación profesional, especialmente de ciclos de grado medio, son adolescentes que han fracasado a nivel escolar, es decir, no han acabado la ESO y presentan un desfase curricular significativo. Es por ello que muestran una autoestima muy baja y desconocen sus capacidades reales. Muestran dificultad para asumir las consecuencias de sus actos, tanto por acción como por omisión. Presentan una clara dependencia de la actuación constante del profesorado motivando y guiando su tarea”. De hecho, puedo corroborar que muchos se sienten desmotivados y más aún cuando se les obliga a estudiar Inglés Técnico aplicado al ciclo medio que cursan, pues no ven el sentido ni la importancia de cursar esta asignatura. Por tanto, nos vamos a tener que centrar en aumentar la autoestima de los alumnos, en hacer que entiendan la importancia del inglés para su sector y en buscar su motivación.

A continuación expongo los puntos que considero clave para conseguirlo:

Comenzar el curso académico con actividades que hagan ver al alumnado la relevancia del inglés en su sector y en el mundo globalizado en el que vivimos.

Relacionar siempre el inglés que les enseñamos con su sector y sus aficiones.

Diseñar y llevar a cabo proyectos individuales y grupales que desarrollen no solamente su autonomía sino también su capacidad de trabajar en equipo, pues ambas competencias son muy necesarias en el mundo laboral.

Al contrario de lo que las mentes escépticas puedan pensar, el trabajo por proyectos resulta ser una herramienta didáctica muy adecuada para enseñar al alumnado de Formación Profesional. Tal y como he indicado previamente, la clave está en encontrar la motivación de los estudiantes que están cursando un ciclo de Formación Profesional y, esta difícilmente la encontraremos si nos centramos en enseñarles datos genéricos o en ponerles exámenes para los cuales solamente tienen que memorizar datos. El alumnado de Formación Profesional necesita asignaturas muy prácticas y relacionadas con su sector, el cual está normalmente muy relacionado con sus aficiones y sus gustos. Es por ello que supone una gran ventaja proporcionarles información relacionada con su campo y, más aún, si lo hacemos en forma de proyectos reales que ellos mismos tendrán que llevar a cabo en un futuro muy cercano cuando trabajen en una empresa de su sector.

A continuación expongo algunos ejemplos de los proyectos que se pueden llevar a cabo con alumnos:

Elaboración de correos electrónicos respondiendo solicitudes de clientes.

Diseño de un panfleto publicitario que muestre los servicios que ofrece la empresa en la que trabajan.

Creación de una página web que será la imagen de la empresa en internet.

Figura 3: Puesta en marcha

Cada grupo es único, igual que cada alumno. No obstante, la respuesta suele ser positiva, pues el trabajo por proyectos hace que los alumnos participen de forma activa en clase y que sean ellos los que realizan los proyectos. Pero, ¿a qué se debe esta alta participación?  De acuerdo con Tonucci (1993)la educación tiene por lo menos dos problemas grandes que han permeado a la escuela: uno de estos tiene que ver con la separación de la teoría y la práctica, donde prima la transmisión de conocimientos basados en supuestos. Se parte del hecho de creer que los niños no saben nada y que llegan a las instituciones para aprender lo que el maestro les debe enseñar, dado que es el docente quien tiene la teoría y debe impartirla a quien no la tiene. El otro son las propuestas desarticuladas en los currículos, desprovistas de planteamientos reales a los contextos escolares generando desequilibrios y prácticas sin significado”. El trabajo por proyectos parte de los conocimientos que ya poseen los alumnos, por limitados que sean y les obliga a que ellos sean los protagonistas del proceso enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, lo que debemos hacer es proponer proyectos reales a nuestro alumnado con los que probablemente se topen en la vida real cuando trabajen.

Referencias Bibliográficas

Referencias de figuras

Claudia Fernández Beltrá

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