Análisis del estrés en los docentes

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En la actualidad el docente se ve expuesto a múltiples exigencias y presiones laborales que desencadenan situaciones de estrés: alumnado conflictivo, falta de entendimiento con las familias, sobrecarga de trabajo, malas relaciones entre compañeros, etc. De ahí, que el estrés sea uno de los principales problemas del profesorado. En este artículo nos centraremos en clarificar en qué consiste, indicaremos las posibles causas, las consecuencias y propondremos algunas soluciones.

Tal y como aclara la OMS el estrés es la reacción que puede tener el individuo ante exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos y competencias, y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación. Es decir, el estrés supone un desequilibrio en el individuo que siente que sus habilidades o recursos no son suficientes para hacer frente a un agente externo o interno perturbador. Estos elementos perturbadores que se convierten en estresores pueden clasificarse, siguiendo la tipología de M.A. Hoyo Delgado (2004) en tres grupos: estresores físicos, estresores relativos al contenido de la tarea y estresores relativos a la organización.

Figura 1. Cartel stress

Entre los estresores físicos podemos destacar la falta de iluminación en el aula, la temperatura -algunos colegios e institutos no poseen climatizador y hace excesivo calor o frío- o el ruido en el aula. En la medida de lo posible, el aula debería favorecer que el profesor no tenga que elevar excesivamente la voz y, por otro lado, se requiere un ambiente de trabajo en el que los alumnos respeten el turno de palabra. Asimismo, tanto la carencia de recursos materiales (las nuevas metodologías requieren cada vez más el uso de las TIC) como la falta de recursos humanos, que impide una adecuada atención al alumnado y una sobrecarga de trabajo por parte del profesorado, pueden ser un obstáculo para la práctica docente.

Por lo que respecta a los estresores relativos a la tarea, destacamos la carga mental que supone el impartir clase, renovar materiales y sobre todo mantener un buen ambiente en el aula. De hecho, el estrés docente deriva en muchos casos de los problemas de disciplina. Hay alumnos que no aceptan el rol profesor-alumno, no aceptan al docente como autoridad en el espacio-aula ni se acogen a la normativa del centro. Son alumnos disruptivos que dificultan la tarea del profesor y que, en casos puntuales, llegan incluso a agredirle. Estas situaciones provocan miedo y pérdida de motivación del docente ya que no puede desempeñar su tarea con normalidad. A esto, se suma la falta de colaboración con las familias que delegan la labor educadora sin asumir responsabilidades. Incluso, hay familias que se oponen a las medidas establecidas por el centro y abren disposiciones legales en contra.

En cuanto a los estresores relativos a la organización, cabe subrayar la relación que mantiene el personal en el centro educativo. Al igual que en muchos empleos, en los centros educativos existen también jerarquías, y es necesario que exista una comunicación fluida y respeto entre los diferentes trabajadores. Si en lugar de esta situación existe incomprensión, aislamiento o mensajes negativos dirigidos al docente, todo ello puede derivar en estrés. También el reparto de tareas será importante en el equipo docente: la sobrecarga de trabajo puede producir agobio y ansiedad, asimismo, el hecho de prescindir de las aportaciones de alguien porque no se confíe en su competencia puede afectarle negativamente.

Tras analizar las causas que, desde nuestro punto de vista, tienen una incidencia mayor a la hora de generar estrés, abordaremos las consecuencias de dicho estado emocional (si bien cada persona reaccionará de un modo diferente).

El estrés provoca una preocupación excesiva por las exigencias laborales que sobrepasan al individuo. Este se siente confuso, puede sufrir bloqueos mentales, tiene dificultad para mantener la atención por lo que los olvidos son frecuentes. Al perder la seguridad en sí mismo por sentirse desbordado, se siente incapaz para tomar determinadas decisiones, aumenta la sensación de falta de control, las conductas no son reflexivas sino que obedecen a impulsos. Anímicamente está de mal humor, no se siente bien consigo mismo, su autoestima se resiente y llama la atención su hipersensibilidad a las críticas. En algunas ocasiones, estas consecuencias del estrés se intentan paliar con el consumo de fármacos, alcohol, tabaco, etc.

Si los efectos del estrés se mantienen, se puede llegar a desarrollar trastornos psicológicos asociados al estrés. Por ejemplo, puede afectar al sueño (trastorno del sueño), a la alimentación (alteración de la conducta de alimentación), puede intensificar la ansiedad, los miedos y las fobias, y puede incentivar la depresión. De hecho, en muchas ocasiones, las bajas del personal docente son a causa de estrés y depresión.

Todo ello afecta al docente y a su rendimiento en el centro educativo por lo que es necesario no solo para el profesorado, sino también para la Administración educativa, reducir las posibilidades de estrés.

Figura 2. Mujer.

¿Qué soluciones se pueden proponer? Ofertar cursos para docentes en los que se trabaje la gestión de conflictos, concienciar al alumnado de que se necesitan ciertas normas de convivencia en el aula y que el profesorado se sienta respaldado por el equipo directivo cuando se lleven a cabo las medidas de actuación ante casos de indisciplina. En la medida de lo posible, disminuir la ratio y dotar de recursos suficientes a los centros educativos. Además, a nivel personal el docente puede recordar los aspectos positivos de su labor educativa en lugar de centrarse en los negativos. Por último, crear un buen ambiente de trabajo y que exista un reparto de tareas equitativo entre el equipo docente.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

REFERENCIA DE FIGURAS

ANA MARÍA ZOMEÑO GURREA

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