Independientemente de la ley educativa ante la que nos encontramos, un factor común es el de la atención a la diversidad. Todos nuestros alumnos son diferentes y a cada uno de ellos hay que ofrecerle una atención educativa adaptada a sus necesidades.
Tal y como señala Gardner (1995): “No todo el mundo tiene los mismos intereses y capacidades; no todos aprendemos de la misma manera” Esto a veces suele resultar contradictorio ya que en la práctica educativa se tiende a presentar una metodología uniforme, o con escasas modificaciones, para todo el alumnado. Dicha forma de enseñanza se centra principalmente en la exposición oral y valora las habilidades lógico-matemáticas y lingüísticas por encima del resto.
Como afirma Costa (1996) hoy en día existen una gran variedad de pruebas para medir la inteligencia, unas fáciles de aplicar y calificar, otras que requieren de un examinador experimentado. Algunas se deben aplicar de forma individual y otras pueden llevarse a cabo de forma grupal, y también las hay para niños y para adultos. De una u otra manera, todas ellas tienen ventajas y desventajas que dependen del uso que se les quiera dar.
El sistema educativo castellano manchego tiene como prioridad establecer las condiciones que permitan al alumnado alcanzar las competencias. En nuestra Comunidad, de 8 se amplían a 9 competencias. Para la etapa de Educación Infantil vienen recogidas en el en Decreto 67.
Relacionamos dichas competencias con la teoría de las inteligencias múltiples conocida por Howard Gardner. Esta teoría señala que no existe una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos de cada individuo. Cada persona tiene ocho inteligencias o habilidades cognoscitivas.
Estas inteligencias trabajan juntas, aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla unas más que otras. Según Gardner (1995), “todos los seres humanos tenemos todas las inteligencias, pero no hay dos personas con los mismos perfiles de inteligencia, ni siquiera los gemelos tienen el mismo patrón.” Por lo tanto, si cada uno tenemos un perfil de inteligencia distinto y tenemos más desarrolladas unas inteligencias que otras, aprendemos de maneras distintas y tendremos unas habilidades concretas.
En la siguiente tabla enumeramos las diferentes competencias relacionadas con las inteligencias múltiples.
De la teoría de Howard Gardner (1995) podemos extraer las siguientes ideas fundamentales:
1) Todos poseemos las ocho inteligencias con diferente nivel de desarrollo.
2) Prácticamente todas las personas podemos alcanzar un nivel adecuado de competencia si recibimos la estimulación correcta.
3) En general, las inteligencias actúan interconectadas de modo complejo.
4) Existen diferentes formas de ser inteligente en cada tipo categoría. No existe un conjunto fijo de habilidades que hay que poseer para ser considerado inteligente en un campo determinado. Como afirma Armstrong una persona puede no saber leer pero ser capaz de narrar una historia con un extenso vocabulario.
Las inteligencias múltiples en la escuela de Educación Primaria como filosofía educativa no es algo nuevo. Para trabajar a través de la teoría de las I.M es necesario un cambio en la mentalidad del docente que conocemos como “tradicional”, aquel que tiende a dar clase de pie frente a su alumnado, escribiendo en la pizarra, haciendo preguntas a sus alumnos y posteriormente asignando trabajos escritos.
Tal y como podemos ver en el capítulo 1 de Ikaia TV “Escuelas de Inteligencias Múltiples” que se centra en el colegio Monserrat de Barcelona, (centro pionero en España en la teoría de Howard Gardner) a la hora de aplicar la teoría de las inteligencias múltiples en el aula se deben afrontar cuatro grandes transformaciones: un cambio en la metodología, el tratamiento del currículo y de la evaluación, un cambio en el rol del profesor, una nueva organización escolar, y una transformación espacial de las aulas para adaptarse a la nueva forma de enseñar. A través de esta forma de enseñar los docentes podemos adaptar el currículo a las características de cada uno de nuestros alumnos y alumnas, adaptándonos a cada uno de ellos y facilitándoles, por tanto, el proceso de enseñanza-aprendizaje. Tal y como Prieto y Ballester (2003) nos señalan en su obra “Las Inteligencias Múltiples. Diferentes formas de enseñar y aprender” para ello en primer lugar debemos reconocer cuáles son sus fortalezas y puntos débiles y a partir de ahí elaborar un programa de tareas y proyectos que satisfaga las demandas de cada uno de ellos, permitiendo desarrollar sus puntos fuertes y paliando sus lagunas.
Debemos identificar las inclinaciones de cada uno de nuestros alumnos, siempre teniendo claro que la mayoría de los niños poseen capacidad para varias materias, de manera que no conviene encasillarlos en una sola inteligencia.
Una metodología basada en las inteligencias múltiples requiere también de una serie de ajustes en lo que respecta a la evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Resulta ilógico ofrecerles a nuestro alumnado una amplia gama de experiencias y tareas y después exigirles que demuestren lo aprendido mediante pruebas estándar que se limitan a las destrezas verbales y lógicas.
Esta teoría propone una reestructuración fundamental del modo de evaluar que no se base en pruebas formales sino medidas que permitan al alumnado demostrar lo que han aprendido en un medio muy similar al que se encontrarán en la vida real.
De la misma manera que se enseña de ocho maneras distintas también debemos evaluar de ocho maneras diferentes. Debemos permitir al alumnado que demuestre sus conocimientos de diversos modos. Uno de los principales instrumentos es la observación. Otro componente importante es la documentación con estrategias como: anécdotas, muestras de trabajo, cintas de audio, cintas de vídeo, fotografías, diarios, sociogramas, test estandarizados, entrevistas con los alumnos, etc.
Terminamos destacando la importancia de atender todos y cada uno de los diferentes tipos de inteligencia. Cada persona es única por lo que un sistema de enseñanza común y uniforme para todo el alumnado ha dejado de ser válido en las aulas de hoy en día. Todo esto requiere de nuevas estrategias educativas más allá del tradicional libro de texto y de las tradicionales clases magistrales que hasta ahora todos conocemos. Para poder lograrlo es necesario disponer de un profesorado que sea capaz de identificar las potencialidades de su alumnado, que actúe como mediador y no únicamente como transmisor de conocimientos, que enseñe para la vida real, y en definitiva, que logre desarrollar al máximo las capacidades de su alumnado. Es el momento de empezar a trabajar en ello, docentes.
Referencias bibliográficas
- Gardner, Howard: Inteligencias múltiples. La teoría en la práctica. Barcelona: Paidós, 1995, p.27.
- Costa Neiva, Kathia María. “Manual de pruebas de inteligencia y aptitudes”. México: Plaza y Valdés Editores, 1996.
- Armstrong Thomas .Inteligencias múltiples en el aula. Guía práctica para educadores. 2ª ed. Barcelona: Paidós Educador, 2012.p31, 32.
- Armstrong Thomas. Inteligencias múltiples en el aula. Guía práctica para educadores. 2ª ed. Barcelona: Paidós Educador, 2012.p 78.
- Prieto, M. D.; Ballester, P. Las Inteligencias Múltiples. Diferentes formas de enseñar y aprender. Pirámide. Madrid, 2003.
- Ikaia TV .Escuelas de Inteligencias Múltiples. Capítulo 1. 20 enero 2013. Disponible en Web: http://ikaia.tv/?p=2030 [Consulta: 05-3-2019].
Referencias de Figuras
- Gerd Altmann (2017) Imagen de portada. Recuperado de: https://pixabay.com/es/illustrations/dislexia-la-dislexia-lernst%C3%B6rung-3014152/
Mª José Honrubia Tolosa.
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