Los juegos tradicionales en la infancia

FacebooktwitterpinterestlinkedinmailFacebooktwitterpinterestlinkedinmail

Los juegos tradicionales son los que se transmiten de generación en generación (padres a hijos, niños mayores a niños pequeños…), teniendo cierta continuidad a lo largo de un periodo histórico. En ellos se transmite una serie de valores conservadores: respeto a las normas, costumbres, separación y exclusión de sexos, etc. No se utiliza un material muy sofisticado y evolucionan a lo largo del periodo del año en que nos encontremos.

Como docentes, debemos velar por seguir transmitiendo a las generaciones los juegos de nuestro pasado, siendo la mayoría de una gran riqueza motriz, en oposición con el sedentarismo y actividades lúdicas actuales.

El juego es una actividad motivadora que facilita la práctica del ejercicio físico, es un medio de relación y disfrute, a la vez que se potencian los cuatro ámbitos de desarrollo: desarrollo motriz, afectivo y social e intelectual.

Como afirma Vizuete (1997): “…los juegos populares y los deportes autóctonos, han supuesto durante milenios la única escuela de formación física, de relaciones sociales y de aprendizaje para los miles de personas en todo el mundo. Es un patrimonio común que se encuentra agredido constantemente por los avances de la vida sedentaria y por la limitación de espacios de juego como consecuencia del desarrollo urbano… debemos dar a conocer a las generaciones venideras las actividades físicas que forman parte de nuestra cultura, como la única forma posible de proteger y de preservar este patrimonio cultural…”.

En los Juegos tradicionales de tiempos pasados los niños jugaban más en la calle y basaban su ocio en actividades que requerían mucho ejercicio físico, la mayoría de las veces en grupo. Los niños más activos tienen mayor calidad de vida, mejoran su autoestima, tienen mejor rendimiento académico y menos limitaciones en su vida cotidiana. 

El aprendizaje de juegos tradicionales va a mejorar la socialización en nuestros alumnos, porque van a conocer y aprender diferentes tipos de juegos que van a poder practicar en su tiempo libre y de ocio, permitiendo conocer mejor la cultura del patrimonio de nuestro país y por ello valorarla.

Con este tipo de juegos estamos incentivando a nuestros alumnos a un aprendizaje cooperativo contribuyendo así a relacionarse con otras personas de distintas edades, sexo y condición; en la que pueden competir, animarse, compartir, ayudarse, comunicarse…, y tener presentes diversos valores que en la actual sociedad se están perdiendo poco a poco.

Por un lado, teniendo en cuenta el enfoque globalizador que caracteriza a esta etapa educativa, el juego es una actividad imprescindible para el adecuado desarrollo físico, psíquico y social de los alumnos. En la aplicación de estos juegos, el alumno no ha de ser un mero realizador de los juegos propuestos, sino que debemos incidir en que el alumno sea el protagonista de su propia acción motriz. El principal papel del profesor en las escuelas es el de proponer objetos, situaciones, sonidos, etc.… dejando a los niños explorar todos estos elementos y saber esperar a que en sus búsquedas los niñ@s los necesiten.

La relación y la comunicación que el niño va a establecer con el mundo que le rodea se verán favorecida por el dominio del movimiento corporal, siendo el medio que el niño desarrolle de forma global las capacidades físicas básicas, propiciando situaciones de ayuda, cooperación, integración, inclusión, socialización, convivencia, etc.  mediante actividades grupales no excluyentes.

La opción psicomotriz se contempla, en el actual sistema educativo, a lo largo de los ciclos de educación infantil primaria. Está demostrado que en esta etapa hay una gran interdependencia en los desarrollos motores, afectivos e intelectuales. Por ello debemos de incluir juegos dirigidos en los recreos para poder desarrollar a través de la psicomotricidad, los aspectos anteriormente mencionados.

Por otro lado, el decreto que se regula la inclusión educativa del alumnado en la comunidad autónoma de Castilla la Mancha, recoge  entre las medidas de inclusión a nivel de centro:


La dinamización de los tiempos y espacios de recreo y de las actividades complementarias y extracurriculares para favorecer la participación e inclusión social de todo el alumnado.

Capítulo II, artículo 6.j. Decreto 85\2018, de 20 de noviembre de 2018

Con esto, se tendrá en cuenta que el patio del recreo puede ser un espacio de tiempo muy positivo para el alumnado, donde aprenden a relacionarse y resolver conflictos de manera pacífica, se previene el acoso escolar,  se ofrecen juegos variados  para responder a diferentes intereses, características, capacidades de nuestros alumnos y alumnas, se participa plenamente disfrutando y, se aprenden estrategias sociales para la convivencia a través del juego y otras actividades; pero sobre todo es el lugar donde todo el alumnado tiene cabida, respetando así las diferencias  y poniendo el valor de las mismas.

En resumen, podemos confirmar que con los juegos tradicionales se consiguen tres objetivos fundamentales en nuestros alumn@s:

  1. Cooperamos y nos ayudamos: la cooperación, el respeto hacia las opiniones de los demás, la ayuda y la aportación personal al grupo son pilares fundamentales en el juego. La incorporación de los juegos tradicionales en los recreos sugiere tareas de trabajo cooperativo que promueven la interacción y la igualdad de participación, propiciando un entorno favorable en el que todos aprenden. Se sugieren situaciones en las que deben ayudarse unos a otros (uno alcanza su objetivo solo si lo hacen los demás), desarrollando, de esta forma, habilidades sociales y comunicativas.
  2. Educación para la igualdad: todos y todas somos iguales. Los niños se agrupan y colaboran. Es imprescindible evitar comportamientos sexistas en la realización de actividades y en la asignación de roles. Se proponen tareas y juegos que pueden ser realizadas por todos los niños y niñas de manera indiferenciada.
  3. Educación para la paz: resolución pacífica de conflictos. Somos conscientes de que cualquier actividad, convivencia o experiencia en grupo que implique planteamientos diferentes, contraposición de ideas o reparto de responsabilidades puede llevar a desencuentros. Estos conflictos son enriquecedores en la medida en que suponen conocer y asumir diferentes puntos de vista, pero son susceptibles de originar discrepancias inevitables. Promoveremos el diálogo y el respeto para resolver los pequeños problemas que surjan de manera pacífica, siempre fomentando el afecto y que se facilite la expresión de emociones y sentimientos.

Por todas estas ventajas deberíamos volver a introducir los juegos tradicionales en los colegios porque como hemos dicho anteriormente se potencia el ejercicio físico y es una actividad en la que los niños están disfrutando.

Juegos como el diábolo, la peonza, la gallinita ciega, el escondite,  el yo-yo, la rayuela, la comba, la goma, carreras de sacos, el pañuelo, son juegos de toda la vida han ido desapareciendo con el paso de los años derrotados por las videoconsolas, tablet y los muñecos de acción, pero que los mayores todavía recuerdan como vivencias positivas de su infancia, así que ¿por qué no volver a introducirlos en los recreos de los colegios? Nunca es tarde para revivir momentos únicos y tradicionales.

Referencias bibliográficas

Referencias de figuras

Mª José Honrubia Tolosa

Deja una respuesta