Ocho de marzo. Tal vez este día te diga algo en la historia del Feminismo, es el Día Internacional de la Mujer que recuerda el incendio de una fábrica de camisas de nueva York en 1857 en el que murieron 146 personas y que marcó la lucha por los derechos de la mujer. En cambio, el 22 de febrero posiblemente no te diga nada y pienses que es una fecha más. Todo lo contrario, esta efeméride es el Día de la Igualdad Salarial, creada en Europa con la finalidad de concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la brecha salarial. Las mujeres en la UE ganan de media casi un 15 % menos por hora que los hombres. Existen grandes diferencias entre los países miembros: la mayor brecha salarial de género es la de Estonia (23%), mientras que el país de la UE con la brecha salarial de género más baja es Rumania (3%). España se sitúa en una posición intermedia con un 13,9 %, según la oficina Eurostat. Ante esta desigualdad, el movimiento social feminista lucha cada día por la igualdad de derechos de las mujeres con respecto a los hombres.
LAS TRES OLAS FEMINISTAS
La historia feminista se escribe en tres oleadas, una clasificación que se debe a un artículo de Rebecca Walker, titulado Becoming the third wave. Aunque otros autores y estudiosos del tema prefieren hablar hoy en día de cuatro olas tras el movimiento Me Too. Sea como fuera, la primera ola se produjo en las primeras décadas del siglo XX, ligada a la consecución de mejoras políticas y jurídicas; la segunda, posterior a la Segunda Guerra Mundial, buscaba luchas de carácter sexual y social más radicales, y, por último, la tercera lo hace en un mundo globalizado.
1. LA PRIMERA OLEADA
Los orígenes de la primera ola se sitúan en la Revolución Francesa, en 1791 cuando Olimpia de Gouges publicó Los derechos de la mujer y la ciudadana. En Inglaterra, Mary Woolstonecraft escribió una de las primera obras feministas Vindicación de los derechos de la mujer (1792), lo que la convirtió en una de las teóricas del movimiento y un punto de partida fundamental para cambiar el pensamiento de la época.
A su vez, en Estados Unidos las feministas plantearon muy pronto la lucha por la igualdad, de ahí que en 1848 se celebrase una Convención en Séneca Falls en la que participó Elisabeth Stanton reivindicando el derecho al sufragio, mientras en Francia se creaban clubs y periódicos feministas de la mano de Flora Tristán. Estas pensadoras indagaron acerca de la educación y los derechos de la mujer. Cuestionaron los privilegios masculinos afirmando que no eran una cuestión biológica o natural.
La Primera Guerra Mundial marcó un punto de inflexión en la concienciación social de la mujer porque asumió la economía productiva mientras los hombres luchaban en el frente, poniendo de relieve que si eran competentes para realizar trabajos varoniles también lo eran para ejercer sus derechos. Es en Inglaterra donde lucharon las sufragistas por salir de la inferioridad política, de la mano de las Pankhurts, que a pesar de su esfuerzo no consiguieron el derecho al voto hasta 1928. Es en este lugar donde el debate alrededor del sufragio universal se intensificó, como bien muestra la película Las sufragistas, del año 2015, retratando con enorme exactitud este momento histórico.
No obstante, el feminismo europeo no se secundó de igual manera en España debido al conservadurismo católico, algo que denunció la escritora Emilia Pardo Bazán. Sin embargo, entre las primeras feministas se encontraba Concepción Arenal y hubo que esperar hasta la Segunda República para conseguir el voto femenino, de la mano de Clara Campoamor. Más tarde, el régimen franquista abolió todos los logros conseguidos, mientras las secciones femeninas modelaban a la mujer española.
2.- LA SEGUNDA OLEADA
La segunda fase llega con la Segunda Guerra Mundial, donde los movimientos feministas luchaban por la igualdad real en el trabajo, el salario o las tareas del hogar, estudiándose el origen del patriarcado de la mano de Nash. También en esta segunda oleada las mujeres reclamaban el acceso a la educación superior, criticaban la obligatoriedad del matrimonio y comenzaban a liberarse en su aspecto físico.
La contienda bélica había contribuido con gran fuerza a la incorporación de la mujer al mundo laboral. El gobierno estadounidense animaba a las mujeres, casi como un deber patriótico, a ocupar los puestos de trabajo que dejaban los hombres que iban a combatir al frente. La compañía Westinghouse Electric hizo una de las campañas más icónicas, cuya imagen se ha convertido en un símbolo de la lucha feminista. El famoso cartel de We Can Do it mostraba a Rosie the Riveter -la remachadora- que animaba a las mujeres a trabajar en las fábricas. Aunque muchas mujeres fueron obligadas a dejar su puesto de trabajo una vez finalizada la guerra, la conquista laboral y la renuncia a las tareas del hogar se convertiría ya en un objetivo primordial para todas ellas.
El feminismo se institucionalizó en 1975 cuando la ONU declaró el Decenio Internacional de la Mujer, que se materializó en conferencias en Copenhague, Nairobi, Pekín y Nueva York, y en 1977 se celebraba en Vincennes la Internacional Feminista. Asimismo, se desarrollaba el feminismo político con las Feministas Radicales, que defendían la confrontación entre los sexos, aspiración en España llevada a cabo por el Partido Feminista, creado en 1979 por Lidia Falcón. A este panorama se sumaba la tendencia feminista socialista, que buscaba cambios en las estructuras políticas y sociales y en los modelos de pensar, representado por la Federación de Mujeres Progresistas Españolas. Por último, en ese desarrollo político estaba el feminismo liberal reformista, que luchaba por la igualdad de derechos de la mujer en todos los campos. Una década después, nacían las redes feministas como la Red Europea por la Paridad y la Red Europea por la Igualdad de Oportunidades.
3.- LA TERCERA Y CUARTA OLA
En 1990 arranca la tercera ola hasta hoy en día con variedad de enfoques y carencia de un objetivo común claro, comprendiendo múltiples corrientes del feminismo que hablan de antirracismo, ecofeminismo, violencia doméstica, lesbianismo o prostitución. En esta oleada fueron fundamentales los anticonceptivos porque otorgaron a la mujer el poder del control de la natalidad y el deseo sexual. Asimismo, el divorcio se hizo ley en muchos países, cayendo las vendas del amor para toda la vida. Por último, las mujeres empezaban poco a poco a ser candidatas en el mundo político, aunque su porcentaje era sensiblemente inferior al de los hombres. En resumidas cuentas, la tercera ola se puede sintetizar en una frase que surge de la mano de la feminista Kate Millet y su obra La política sexual: “Lo personal es político”, dando visibilidad y denunciando la violencia de género que sufrían las mujeres en sus hogares.
Pero hay autores que están defendiendo la existencia de una cuarta oleada con la masificación de los movimientos del #8M y el #Metoo, que han despertado la conciencia feminista en una parte de la población que no estaba tan relacionada con el activismo, llegando a ser defendido activamente también por muchos hombres. Ahora se plantea el fin de los privilegios de género establecidos históricamente hacia el hombre. El movimiento se describe bajo el nombre de sororidad, entendido como la relación existente entre la hermandad y la solidaridad que debe haber entre las mujeres, potenciando el papel activista de la mujer. Con todo y con eso. aún hoy, cuando se han alcanzado incuestionables logros en la lucha por la igualdad de la mujer, continúan existiendo mecanismos que la discriminan, aunque las islandesas hayan atizado en 2018 a la historia consiguiendo una ley que reconozca la equidad salarial.
CONCLUSIÓN
La historia de las mujeres ha sido una constante y larga lucha por la conquista de su visibilidad, derechos y dignidad. Si la Revolución Francesa planteaba la libertad, la igualdad y la fraternidad dirigiéndose a la mitad de la humanidad, los hombres, y olvidándose de las mujeres, estas desde ese momento tuvieron que unirse en un movimiento feminista para luchar por la igualdad real entre hombres y mujeres, a través de cuatro o tres oleadas que han buscado la justicia para poner fin a la costumbre histórica del sistema del patriarcado, que tuvo un comienzo, pero que con el paso de los años también tendrá un final.
RESUMEN
Este estudio tiene por objeto dar visibilidad a las primeras voces feministas que lo hicieron de manera individual a través de sus obras, para más tarde hacerlo de manera colectiva con la aparición del movimiento feminista, buscando una equidad entre los hombres y las mujeres. Asimismo, el presente análisis se adentrará en cada una de las cuatro oleadas feministas que han luchado por la igualdad, desde el plano social, político, económico, cultural, civil, religioso y privado.
BIBLIOGRAFÍA
- PÉREZ GARZÓN, JUAN SISINIO. (2018). Historia del feminismo. Madrid: Editorial Catarata.
- VARELA, NURIA. (2018). Feminismo para principiantes. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
- WOLLSTONECRAFT, MARY. (2000). Vindicación de los derechos de la mujer. Madrid: Cátedra.
IMÁGENES
- Figura 1. Mujeres en una factoría de neumáticos en septiembre de 1918 en Lancashire (Inglaterra). Mediadrumimages/RoystonLeonard. Dominio público en Wikipedia Commons.
- Figura 2. El famoso cartel de We Can Do it. Dominio público en Wikipedia Commons.
- Figura 3. Mujeres votando en las elecciones en Chile en 1945. Dominio público en Wikipedia Commons.
Roberto Núñez Gutiérrez