Marco teórico
Existen múltiples definiciones del concepto de creatividad. Entre las más populares se encuentra la de Guilford (1967), quien afirmó que “la creatividad, en sentido limitado, se refiere a las aptitudes que son características de los individuos creadores, como la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y el pensamiento divergente”.
Algunos autores relacionan la creatividad con la inteligencia. Entre ellos se encuentra Torrance (1962), quien explica que “la creatividad es un proceso que vuelve a alguien sensible a los problemas, deficiencias, grietas o lagunas en los conocimientos y lo lleva a identificar dificultades, buscar soluciones, hacer especulaciones o formular hipótesis, aprobar y comprobar estas hipótesis, a modificarlas si es necesario además de comunicar los resultados”.
Hay otros autores que la asocian a la motivación y el entorno, tales como Perkins (1993), quien sostiene que “la creatividad no es algo que se posee o no, es una característica que se puede desarrollar en mayor o en menor medida según la persona. Los docentes tienen la misión de enseñar a los sujetos a pensar de forma flexible, original e innovadora”. Esta visión da un papel más relevante a la educación, ya que depende de aspectos que pueden cultivarse, como el ambiente en el que crezca el niño.
Según apuntó Kathena (1995) se trata de una capacidad de la mente para considerar elementos que no están presentes en los sentidos.
Aunque todas las definiciones planteadas difieran en matices todas comparten que gracias a la imaginación se puede construir una realidad diferente que afectará directamente a la vida de la persona.
El contexto creativo
El fomento de la creatividad desde la primera infancia es esencial para el desarrollo de la personalidad y como herramienta para solucionar problemas. Para estimular la capacidad creativa se requiere de un contexto en el que se fomente.
En primer término el entorno familiar es el principal marco donde el niño crece, por lo que es el factor más relevante en ese proceso de formación y crecimiento. Dentro de ese ambiente siempre existirán los mismos modelos de referencia, los padres o demás familiares con los que se viva. Ese entorno familiar interviene directamente pero no es limitante. En ocasiones niños con situaciones más desfavorecidas ejercitan más el poder imaginativo como modo de hacer de su vida un lugar mejor.
La escuela es el segundo gran escenario para desarrollar la creatividad, para algunos el único espacio útil donde sentirse libres para hacerlo. El colegio aporta igualdad de oportunidades a todos los niños así como distintos modelos para poder elegir. Dentro del aula el papel de la creatividad no se reduce a las materias artísticas donde es más palpable sino que puede trabajarse de diversas maneras en cualquier área. En el aula se ayuda a los niños a ser creativos, a asumir el error como parte del proceso de aprendizaje y a tener un pensamiento flexible.
Creatividad y lenguaje
El lenguaje es el elemento fundamental para edificar el conocimiento. Si no se domina el lenguaje la comunicación se encuentra limitada, y por lo tanto el poder expresarse y ser entendido será muy difícil. Como apuntaba García-Sánchez (2010) la comunicación implica un proceso de codificación y descodificación de signos que, en su conjunto, constituyen un mensaje cuya función principal de la comunicación es representar una imagen, por medio de diferentes señales que en su conjunto constituyen un signo.
En la comunicación participa la creatividad como responsable de dar flexibilidad al lenguaje. Por ello las personas con las que el niño se relacione diariamente influyen en el desarrollo del lenguaje y de la personalidad. Esos modelos de aprendizaje serán los que diseñarán en gran parte el lenguaje del niño, quienes elaboran su sistema de comunicación gracias a la imitación. Cuanto más rico sea ese ambiente y las experiencias vividas más posibilidades de aumentar su imaginación tendrá y más sólida será la base en la que se construye el lenguaje.
Conclusión
El aula de primaria es el terreno de aprendizaje de los niños. Durante décadas en ese aula se ha dado un papel crucial al pensamiento racional, mecánico, y la repetición ha sido el modo de construir el conocimiento. Dentro de clase los maestros tienen la posibilidad de dar también valor a un pensamiento intuitivo e imaginativo. Para ello se deben facilitar oportunidades de razonar, experimentar, descubrir. La creatividad requiere ejercicio, no es una habilidad restringida a ciertas personas sino que depende en gran manera de como se potencie. Se debe crear un clima de confianza donde los alumnos se sientan libres para expresarse desde el respeto y la aceptación del error, donde se pueda pensar de forma flexible y original. Durante mucho tiempo los niños han sido meros espectadores, quizá sea hora de pasar a la acción.
Bibliografía
García Sánchez, C. (2010). El papel constitutivo de las funciones del lenguaje en el desarrollo creativo del artefacto. Grafías, 7, 49-54.
Guilford, J. P. (1967). The Nature of Human Intelligence. New York: McGraw-Hill
Kathena, J. (1995). Creative imagination and imaginery. Gifted Education International, 10 (3), 123-130.
Perkins, D. (1993). La creatividad y su desarrollo: una aproximación disposicional. En J. Beltrán y otros (Ed.): Intervención Psicopedagógica. Madrid, Pirámide
Torrance, E. P. (1962). Guiding Creative Talent. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
Figura 1: L Gould. Materiales-de-arte-pinceles. Windsor, Canadá. 2014 [fotografía] Recuperadode: https://pixabay.com/es/photos/materiales-de-arte-pinceles-1324034/
Ana Palomo Blázquez