Estrategias psicopedagógicas para alumando con medio desfavorecido

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Los alumnos en estos contextos presentan una dificultad social que les hacen tener unas necesidades educativas especiales en los centros educativos. Esto es así porque pertenecen a una cultura marginal, un país extranjero, presentan problemas socioeconómicos, proceden de sociedades diferentes con valores diversos y falta de estímulos de aprendizaje… Todas estas condiciones interfieren en su desarrollo psicopedagógico al poder existir incluso casos de maltrato físico y psicológico, drogadicción de algún miembro de la familia nuclear, situaciones patológicas de enfermedades mentales… Por estas razones, las necesidades educativas que se plantean suelen ser temporales o relativas hasta poder integrar al alumno adecuadamente en el entorno social y educativo más apropiado.

Por tanto, para facilitar dicha integración, el centro educativo deberá incentivar desde su ideario la diversidad cultural, idiomas, intereses personales… que se relacionan con este alumnado abogando por el respeto hacia todos estos factores.

Los objetivos y contenidos a tratar en la programación didáctica deberán estar en relación a las características, necesidades, intereses y expectativas específicas. Así, habrá que priorizar el aprendizaje de los contenidos actitudinales en relación a los hábitos, normas y valores del colegio. Para ello, será necesario contextualizar los objetivos a corto plazo explicando su necesidad para la práctica real en los ámbitos que demanden dichos aprendizajes. Al mismo tiempo, los contenidos tendrán que planificarse y secuenciarse en función de la dificultad y los posibles problemas lingüísticos que se puedan dar. Aquí, el papel de la familia es fundamental para poder ayudar al alumno en el centro ofreciendo información vital sobre su hijo y para poder integrarse en la comunidad educativa.

A su vez, tendremos que tener presentes una serie de recomendaciones metodológicas para ayudar a mejorar el proceso de integración educativa del alumno como son:

  • Aprovechar los conocimientos previos para enriquecer a los demás compañeros del aula haciéndole exponer aspectos de su propia cultura.
  • Establecer un clima de aula adecuado fortaleciendo las relaciones entre los alumnos mediante dinámicas de grupo que se puedan desarrollar durante las tutorías.
  • Habría que coordinarse con otros servicios de la comunidad educativa como son el orientador del centro, el profesor técnico de servicios a la comunidad, servicios sociales, maestros de educación especial y de audición y lenguaje, así como con las familias.
  • Incentivar el aprendizaje cooperativo mediante metodologías activas, participativas y lúdicas para ofrecer el mayor grado de autonomía posible.
  • Intentar aprovechar los materiales reales y las salidas del centro para que el alumno conozca a otras personas y situaciones donde pueda proyectar lo que ha aprendido mediante los contenidos instrumentales enseñados en el aula.
  • Proponer actividades alternativas a los fracasos que se le puedan presentar haciéndoles exámenes orales en lugar de escritos u ofreciéndoles la ayuda del trabajo en pequeños grupos donde se encuentre respaldado por algún alumno- tutor.
  • Respetar el tiempo que necesita el alumno para adaptarse y comenzar a expresarse sin miedo.
  • Secuenciar las tareas en pequeñas subtareas con instrucciones claras y breves.
  • Valorar los pequeños éxitos y el camino de progresión del alumno realizando adaptaciones de las actividades a llevar a cabo en tiempos más amplios y teniendo presente a la hora de evaluarle la dificultad de la ortografía.
  • En conclusión, hay que partir siempre del enriquecimiento que este tipo de alumnado puede ofrecer al aula, en lugar de atender solamente al déficit que posee. Es una oportunidad única para que el grupo-clase conozca otra cultura y otra forma de entender la vida.

Jose Antonio Carmona Gómez

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