RESUMEN
El uso y el abuso de los móviles, las tablets y ordenadores, por parte de los adolescentes es un mal que nos afecta en la época actual, no sabemos sus consecuencias a nivel cerebral. Se han realizado estudios y comparativas para tratar de saber la influencia de de dicho abuso.
Prevenir el abuso parte de la educación del joven desde la infancia, aunque podemos pensar que un niño pequeño puede jugar libremente con una tablet, sabemos que va a generar secuelas, en este artículo se tratan algunas consecuencias y se dan algunos consejos para padres y profesores.
INTRODUCCIÓN
La tecnología digital está cambiando nuestro trabajo y nuestro ocio, ¿pero sabemos si está cambiando nuestro cerebro? A todos nos gustaría que la respuesta fuese que no pero lamentablemente no es así, porque hoy en día sabemos que el cerebro se adapta a cada nueva situación, y el uso de los dispositivos digitales lo es.
Es por este motivo que el acceso a la información de forma masiva está cambiando algunos hábitos que hemos tenido que trabajar durante generaciones.
El problema no radica en que cambien estructuras del cerebro adulto, porque teóricamente somos capaces de parar nuestra dependencia del móvil, el problema está en como afecta al cerebro joven, al del niño que está creciendo y usando estos dispositivos.
Las ventajas que aporta el uso de las TIC son evidentes, aumenta la motivación del estudiante, se ha generalizado la gamificación en la escuela, facilita el acceso a información instantáneamente, etc. Pero tenemos que señalar también algunas desventajas como el abuso que genera conflictos familiares, crea adicción, se perturba el sueño, y hoy sabemos que se debilita el cerebro.
RAZONES PARA CONTROLAR EL USO.
Existen numerosos estudios [1] donde se tratan los efectos negativos del abuso de los medios digitales, Alberto Soler en su blog “Píldoras de Psicología” comenta cerca de cuarenta artículos concluyendo que el uso prematuro en niños produce trastornos del lenguaje y del aprendizaje, también se está relacionando con el déficit de atención, el insomnio y la depresión.
Otro efecto que preocupa es la exposición a la violencia en juegos, series y películas lo que produce una insensibilización.
Podemos decir que las alteraciones que producen en el menor dependen de la edad y del tiempo de exposición.
La Academia de Pediatría Americana (AAP) recomienda en su página en español [2] que el uso de las pantallas y el tiempo que se ve la televisión se controle del siguiente modo:
- Nunca antes de los dos o tres años.
- Desde los tres hasta los doce años no más de 15 minutos seguidos y no más de una hora total al día.
- Desde los doce a los dieciocho años nunca más de dos horas seguidas al día.
Se recomienda que los niños pasen los seis primeros años sin tecnología, porque es una edad fundamental para el desarrollo de la imaginación, deben de estar jugando libremente.
El aburrimiento será el que haga que se desarrolle la imaginación, si el niño está constantemente entretenido no tiene tiempo para aburrirse.
El entorno que rodea al niño moldea su cerebro sabemos que debe de haber un equilibrio entre el estímulo medioambiental y el contacto humano, si se sustituye por la exposición a las nuevas tecnologías se modifica el cerebro estructuralmente y funcionalmente.
Además después de permanecer más de dos horas sentado frente a un ordenador, consola o televisión aumenta el riesgo de obesidad y problemas cardíacos a largo plazo.
MOTIVOS PARA USAR LOS MEDIOS DIGITALES.
Hay argumentos a favor del uso de las pantallas, que no contradicen los efectos negativos, la Academia Americana de Pediatría [3] dice se pueden usar una hora diaria, a partir de los dos años, si se selecciona el contenido (contenidos como Barrio Sésamo) y siempre que un adulto acompañe al niño y le explique lo que está viendo.
Los pediatras reconocen que la tablet puede ayudar a ampliar el vocabulario y a aprender nuevos conceptos.
En todos los casos se debe de establecer un horario y evitar que tengan acceso ellos solos.
Tenemos que plantearnos que el uso de las nuevas tecnologías es inevitable, por tanto no tiene sentido retrasar o prohibir, hay que introducir poco a poco, e ir educando en el uso.
La escuela, las empresas de software y los organismos públicos deben de coordinarse para fijar las medidas de protección adecuadas.
En cualquier caso se debe de controlar el uso de las pantallas en el tiempo de ocio, y padres y maestros deben de mantenerse al día en los nuevos contenidos, nuevos programas de control parental, etc. asesorándose por expertos.
5. EL CEREBRO EN LA NIÑEZ.
Aunque no lo parezca los tres primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo del cerebro, fijarán la inteligencia, el comportamiento y la personalidad.
El científico Eric Jensen, en su libro Cerebro y aprendizaje (Editorial Narcea 2005) calcula que el 50 % del comportamiento del cerebro se debe a la genética y el entorno familiar y el otro 50 % a las amistades y el entorno social, pero en esos tres primeros años el niño va a estar con los padres todo el tiempo.
Esos tres primeros años requieren atención y cuidado en su formación, su desarrollo cognitivo y emocional depende de su salud física y ambiental, de los primeros ejemplos, del cariño que recibe, de su relación con los adultos, de su descanso, de sus juegos, y por tanto del uso que hace de las pantallas.
Desde las etapas más tempranas el cerebro graba reacciones, sonidos, sonrisas, gestos, etc. es por esto que hay que controlar el tiempo y lo que ven, especialmente durante los tres primeros años, porque todo se graba en su cerebro.
Es hasta los tres años cuando más rápidamente se aprende, incluyendo los comportamientos principales. Se aprende a hablar, a andar y a valorar lo bueno y lo malo.
Antes de los siente años el cerebro aprende los tipos de comportamiento, adquiere el sentido común y el uso de la razón pero los tres primeros años son los fundamentales.
Por tanto antes de los tres años debe de estar con los padres, con los abuelos, con otros niños pero nunca solo frente a la televisión o jugando con un móvil o una tablet.
EL CEREBRO APRENDE CONSTANTEMENTE.
El ejemplo de que el niño aprende lo que ve lo observamos cuando sabe de memoria algunos anuncios, el nombre y apellidos de algunos actores, canciones, etc.
Es evidente que su cerebro aprende todo lo que ve y oye cuando juega, cuando está en la escuela y cuando está jugando con una consola, pero aprende lo bueno y lo malo.
Por tanto hasta los primeros 18 meses debemos:
- Potenciar la risa.
- Evitar amenazas y violencia.
- Fomentar que se mueva, que gatee, que use objetos.
- Que vea colores.
- Usaremos frases cortas, repetiremos sonidos y melodías.
- Le mostraremos objetos para fomentar su curiosidad.
- Usaremos sonajeros y melodías.
- Evitaremos el uso de grasas y azúcares.
Desde los 18 meses hasta los cinco años:
- Fomentaremos la empatía y la alegría.
- Evitaremos chillidos y ruidos fuertes.
- Fomentaremos los juegos de atención y coordinación, evitando el uso de televisión, tabletas o móviles.
- Fomentaremos que usen instrumentos matemáticos.
- Fomentaremos el consumo de fruta y verdura.
Un cerebro nunca deja de aprender, desde el nacimiento, instintivamente, el niño procesa la información y la guarda, corresponde a los padres y maestros filtrar sólo la información adecuada, y enseñarle que merece la pena aprender y que no.
En los primeros tres años el cerebro fija los procesos de aprendizaje y memoria, aprende comportamientos y reacciones, empieza a gestionar emociones, elige preferencias y gustos, empieza los primeros procesos de reflexión y procesamiento cerebral y desarrolla los primeros procesos de creatividad.
Todos estos procesos se inician mediante estímulos compuestos por colores, sonidos, gestos y conductas de los adultos que les rodean, es evidente que si sustituimos estos estímulos por los de una tablet estamos alterando su aprendizaje.
Hoy en día sabemos que el cerebro crece en conexiones y tamaño, similar a un músculo, básicamente si se trabaja una zona crece, si no se atrofia. Además parece que el usar una zona del cerebro hace que crezca y cuanto más se usa más puede crecer.
Por tanto el tiempo que los padres empleen con sus hijos en enseñarles lectura, música, idiomas, deporte, etc va a conformar sus aficiones en el futuro. Cualquier estímulo que reciba el niño de forma repetida hará que desarrolle unas capacidades.
Hasta hace poco se pensaba que el cerebro tenía una estructura neuronal fija, sin embargo hoy sabemos que el trabajo mental transforma el cerebro, por ejemplo si estudiamos el cerebro de un taxista veremos que dedica una parte mayor del cerebro a memorizar calles, gracias a los últimos avances técnicos se puede ver que el conexionado cambia.
Podemos malear el cerebro de un niño, es interesante que ejerza distintas actividades, tocar un instrumento, leer, hacer cálculo mental, dibujar, etc, hace que desarrolle nuevas conexiones.
Un cerebro joven tiene más capacidad de aprendizaje, memoriza más rápido, y por tanto es más sensible a una exposición excesiva a las pantallas. El desarrollo del cerebro durante los tres primeros años va a marcar la capacidad de aprender en edades posteriores.
De los 3 a los 12 años es cuando mayor número de talentos, experiencias y hábitos podemos inculcar. De los 12 a los 18 se configura el razonamiento, la toma de decisiones, el control emocional y el comportamiento. A partir de los 18 el cerebro cambia pero de forma más ralentizada y menos importante porque la personalidad ya está fijada.
Generalmente los padres fijan su preocupación en el estado físico, en que el niño crezca sano y sin enfermedades y no se presta atención al desarrollo del cerebro, es un error porque podemos moldear su personalidad desde el minuto cero.
Para mejorar la salud del cerebro debemos fomentar que el niño aprenda cosas nuevas, que adquiera hábitos alimenticios saludables, que tenga emociones positivas y relaciones sociales sanas.
Hay que intentar que el cerebro se adapte en cada edad de la manera más adecuada al entorno tecnológico y a la evolución de éste. Desde que nace el niño el cerebro se está formando y configurando, se forma el temperamento y sus gustos, los comentarios que hagamos sobre él y la forma en que los tratemos empezarán a moldear su autoestima.
Por tanto debemos de rodear al niño de un ambiente enriquecedor y estimulante para que desarrolle actitudes.
El contacto con los padres es el primero que debe de prevalecer, así ha sido durante cientos de generaciones, sólo en los últimos años aparecen las televisiones y las pantallas digitales. Hasta los 7 años debemos de limitar y controlar lo que ve en las pantallas, las bases de su temperamento se están formando y no es capaza de valorar que puede o no puede ver en la pantalla.
A partir de los 7 años debemos ya de aconsejarle, explicarle, que puede ver y que no para que empiece a elegir.
Hay que explicarles que ciertos contenidos y juegos no son adecuados y sobre todo se tiene que incidir en la importancia de no estar muchas horas frente a la televisión o las tabletas.
Desde los 7 hasta los 12 años debemos de fomentar la autoestima, demostrar confianza, ser comprensivo con sus errores, establecer normas claras, fomentar el deporte al aire libre, evitar las redes sociales, evitar el sedentarismo. Hay que evitar series con contenidos no adecuados, se pueden introducir videojuegos creativos evitando los muy excitantes. Si se les compra un móvil mejor sin acceso a Internet. Hay que buscar el diálogo permanente explicándoles sus errores
AUTOCONTROL EN EL USO DE LAS PANTALLAS
Hay que ser consciente que si se le deja una tablet a un menor le estamos dejando una ventana abierta al mundo, que no podemos controlar aunque usemos programas de control parental, que con el tiempo se saltará.
Es importante que se eduque en el autocontrol e interesarnos por las páginas que visita, la tablet va a dar al niño muchas satisfacciones, por eso limitarle el uso va a ser siempre fuente de conflictos, por eso hay que explicarle los efectos del abuso y llegar a un acuerdo para limitar el uso.
Educativamente el uso de las TIC es beneficioso si se usa planificadamente con unos objetivos precisos, desarrollando muchas capacidades sobre todo creativas. Desde el profesorado también se debe de trabajar la prevención para acotar el uso e ir introduciendo el autocontrol.
Es evidente que los niños y adolescentes que pasan muchas horas jugando a la consola corren el riesgo de desarrollar conductas adictivas, aunque muchos padres lo permiten pensando que es mejor eso a que estén en la calle.
Todos conocemos casos de adultos que están “enganchados” al uso del móvil y de las redes sociales, entonces ¿cómo no vamos a limitar el uso en los jóvenes?
Es abuso de los videojuegos y de las redes sociales en adolescentes es común, sino somos capaces de controlarlo se convertirá en adictivo.
Pero cuál es la solución, prohibir el uso no es lo adecuado, es mejor educar e influir para que el uso sea limitado, aunque está claro que habrá que emplear la autoridad para ello.
Las consecuencias del uso de las pantallas son más o menos evidentes, la primera es que todo va más rápido ya que conseguimos la información de manera inmediata. En el ámbito personal estamos interactuando con más personas aunque sea virtualmente.
Estas dos características provocan “estrés mental” que puede llevar a trastornos en la memoria, provocar depresión y trastornos en las zonas del cerebro que controlan el estado de ánimo [4].
La solución pasa por tomar descansos regularmente y reducir el uso de dispositivos digitales.
Otro efecto del uso del móvil es que estamos pendientes de él mientras realizamos otras tareas, esto cansa la mente, hay que dedicar la atención plena a cada tarea y olvidarnos de otras mientras se lleva a cabo.
Pero ocurre que un adulto es consciente del estrés y del cansancio que le puede producir el abuso de los dispositivos digitales y puede decidir cuando para, pero en el caso de los jóvenes es habitual que crean que tienen que estar conectados constantemente, y aunque no noten el agotamiento su cerebro sufre. Recordemos el anuncio de una conocida marca de pizzas, como después de una traumática mudanza el comerse la pizza en familia parece que hace olvidar el problema de cambiar de casa, y como surge de nuevo el conflicto por no tener la red wifi instalada.
Además de todo lo dicho el abuso de los medios digitales hará que el joven dedique menos tiempo a la vida en familia, al estudio, y al descanso, llegando a tener alteraciones del sueño. Aparecerá el mal humor al limitar el uso, se producirá un aislamiento al reducir el contacto con familia y amigos.
Parece que prohibir no es la solución, más bien educar en la utilización por parte de los padres y educadores.
Podemos concluir que no se debe de prohibir el uso porque son más los beneficios que los perjuicios. Basta con combatir la adicción a los videojuegos, el estrés tecnológico, evitar la multitarea y el agotamiento cerebral.
Las nuevas tecnologías son completamente necesarias no podemos restringir su uso, simplemente debemos de prevenir sus inconvenientes.
Principalmente hay que combatir la adicción a videojuegos y redes sociales, limitando las horas de uso y desconectando algún período de tiempo para descansar.
Hay que enseñar a los niños que la tecnología se debe de usar para relacionarse y divertirse pero sin perder el sentido, tienen que valorar la comunicación cara a cara y el autocontrol.
Debemos de aprender que cada tarea lleva su tiempo, implica una concentración, se ha observado que el abuso se los medios digitales daña la capacidad de concentración, hay que hacer ver al adolescente los riesgos e incitarle para que desarrolle otras tareas que le beneficien, como el deporte.
El reto está en que sea el propio joven el que interrumpa el uso de las pantallas porque es consciente de que hay otras cosas que hacer más interesantes.
El límite está en no más de 40 minutos diarios, que es lo que dura un capítulo de una serie. Jugar a un videojuego media hora relaja y descansa pero si se alarga el cerebro se satura y a la larga se debilita.
Es habitual encontrar a niños con trastorno de déficit de atención, pero es difícil saber si se produce por el abuso de los medios digitales, además sabemos que esos niños si que prestan atención a aquello que les interesa, por lo general las pantallas fijan la atención por eso se deben de aprovechar.
Igual que se le enseña a un niño la necesidad de recoger su cuarto, de ayudar en las tareas de casa o de respetar unas normas sociales básicas, hay que insistir en la necesidad de usar la tecnología de forma adecuada, la clave está en educar en el autocontrol.
BIBLIOGRAFÍA
- Álvaro Bilbao (2015). El cerebro de los niños explicado a los padres. Madrid, España, Editorial Plataforma .
- Eric Jensen(2004).Cerebro y aprendizaje. Competencias e implicaciones educativas. Madrid, España, Editorial Narcea.
- Uta Frith, Sarah-Jayne Blakemore (2007). Como aprende el cerebro: las claves para la educación. Madrid, España, Editorial Ariel
- Gary Small (2008). El cerebro digital. Madrid, España, Editorial Urano
Referencias web
Ldo. Alberto Soler Sarrio (2015) Los niños y la exposición a televisión, móviles y tablets: ¿qué dice la ciencia? Recuperado de https://www.albertosoler.es/los-ninos-y-la-exposicion-a-television-moviles-y-tablets-que-dice-la-ciencia/
Dr. Carlos Logatt Grabner (2019) La vida de relación en vivo y en directo puede verse limitada por nuestros celulares. Recuperado de https://asociacioneducar.com/vida-celulares
Lda. Arantzazu Ibáñez (2018) El desarrollo de la atención en la infancia y la adolescencia. Recuperado de https://aranzazu5.blogspot.com/
Academia Americana de Pediatría (2018) Nuevas recomendaciones para el consumo mediático de los niños. Recuperado de https://www.healthychildren.org/Spanish/news/Paginas/aap-announces-new-recommendations-for-childrens-media-use.aspx
Academia Americana de Pediatría (2016) Los niños y la tecnología: consejos para los padres en la era digital. Recuperado de https://www.healthychildren.org/Spanish/faily-life/Media/Paginas/tips-for-parents-digital-age.aspx
Referencia de artículos
Jesús C. Guillén (2012) Escuela con cerebro, El cerebro adolescente. Barcelona, España. Recuperado de https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/04/27/el-cerebro-adolescente/
Notas
[1] Alberto Soler Sarrió (2015) “Los niños y la exposición a televisión, móviles y tablets: ¿qué dice la ciencia?” Centro de Psicología Alberto Soler, Valencia, España. Recuperado de: https://www.albertosoler.es/los-ninos-y-la-exposicion-a-television-moviles-y-tablets-que-dice-la-ciencia/ [2] La American Academy of Pediatrics (2015). La American Academy of Pediatrics publica nuevas recomendaciones para el consumo mediático de los niños. EEUU. Recuperado de : https://www.healthychildren.org/Spanish/news/Paginas/aap-announces-new-recommendations-for-childrens-media-use.aspx [3] La American Academy of Pediatrics (2015). Los niños y la tecnología: consejos para los padres en la era digital.EEUU. Recuperado de: https://www.healthychildren.org/Spanish/family-life/Media/Paginas/tips-for-parents-digital-age.aspx [4] El cerebro digital. Gary Small. Ed. Urano, 2008.
Pedro Manuel Andrés Ferrer