Una presentación, desde un punto de vista de marketing, tiene como objetivos finales vender un nuevo producto, afianzar clientes o desbancar a la competencia, pero en nuestro entorno educativo, tales metas no parecen tener lugar y tendemos a ver las presentaciones como meras exposiciones de trabajos por parte de los alumnos.
Olvidamos que, si bien una presentación debería ser breve y concisa, cuando enseñamos no solo estamos explicando aquello en lo que se nos supone expertos, también deberíamos captar interés, motivar curiosidad y en fin, ilusionar al estudiante.
El profesor puede confundir las herramientas a la hora de explicar y utiliza aquellas que durante años de carrera cree que le han servido independientemente de las generaciones de pupilos, de los cambios de temario o del paso de las distintas leyes.
Si cambiamos nuestro punto de vista y pensamos en la enseñanza como en una presentación continua, en la exposición de contenidos como la venta de productos y en nuestras habilidades oratorias como si fueran técnicas de presentación comercial, tal vez obtendríamos mejores resultados.
Obviamente nuestros contenidos, cualquiera que sea la asignatura, no se venden igual que ciertos productos tecnológicos que a día de hoy son básicos en nuestra sociedad y que acaparan buena parte de nuestra atención diaria. Algunas de las mejores presentaciones de todos los tiempos sobre estos dispositivos lo han sido por la versatilidad de los artículos (se venden solos) y no por que los directivos de las empresas que asumieron su introducción al mercado fueran grandes oradores o ensayaran durante meses tales eventos.
Debemos recordar que al enseñar, no solo estamos vendiendo nuestra asignatura, también a nosotros mismos como docentes y el efecto que causemos en nuestra audiencia con nuestro tono, movimiento, lenguaje corporal, herramientas de presentación, demostraciones, etc marcarán sin duda el éxito de nuestras clases y nos diferenciarán de nuestros compañeros para bien o para mal, convocando a los alumnos a un mayor interés en nuestro currículo.
Hemos realizado una serie de encuestas entre docentes funcionarios e interinos, opositores y miembros de tribunal para ver cómo pueden afectar las técnicas de presentación en la percepción de unos y otros y las sensaciones a provocar gracias a ellas.
Entre las técnicas más utilizadas destacan la teatralización, la modulación de voz para evitar el aburrimiento, los gestos y la expresión corporal pero sobre todo y por encima de todas ellas la exhibición de vídeos, lo cual si bien tiene muchas ventajas no deja de ser aprovechar las habilidades ajenas.
Los docentes han observado que aquellas herramientas que más éxito captan entre los alumnos son los propios videos y después a partes iguales las anteriormente citadas junto con esquemas atractivos, ejemplos de la vida real y el relato de vivencias propias o cercanas a los estudiantes. En el lado contrario, es decir, aquellos instrumentos que provocan más rechazo entre la audiencia se encontrarían las explicaciones tradicionales, la lectura de libros y el uso de la pizarra.
Casi el 86% de los encuestados contestaron que el uso de las técnicas apropiadas manteniendo un perfil serio al principio de curso y relajando algo más la disciplina conforme se suceden los trimestres ayudó a mantener un buen balance entre la atención y el orden, solo el 14% restante lo consiguen, según ellos, gracias a su pasión en las explicaciones.
Es curioso que el 71,4 % de los docentes encuestados declaran no haber recibido formación específica en técnicas de presentación, de hecho hubo que explicar durante el desarrollo del estudio a qué nos referíamos con “técnicas de presentación” pues la mayoría lo confundían con los materiales empleados.
Los tribunales de oposición valoran muy alto la habilidad al presentar las actividades en las unidades didácticas y penalizan en igual medida las malas presentaciones y las carencias a la hora de transmitir ideas.
Por el lado de los profesores que participaron en oposiciones como aspirantes intentaron diferenciarse del resto de rivales usando resúmenes muy gráficos, buenos ejemplos y diseñando todo su material pero en general ninguno de los encuestados hizo referencia a las técnicas de presentación en si mismas e incluso algunos admiten siquiera haber intentado hacer nada que no fueran meras exposiciones tradicionales.
Veamos algunas ideas sobre técnicas de presentación para, si tenemos a bien, modificar parte de nuestro quehacer diario en pro de la mejora y de nuestro desarrollo como profesionales de la educación.
- Técnica del faro. Si, ya la conocemos, mirar a todos los asistentes manteniendo el contacto con sus ojos de forma que no perdamos su atención, pero….¿la ejecutamos correctamente?. Tal vez nos veamos reflejados en algunos errores; en general se tiende a obviar la primera fila por la incomodidad postural que nos supone la cercanía. También solemos concentrar algo más la atención en algunos alumnos concretos por simpatía o por intentar reprender actitudes disruptivas y por último es muy fácil perder la línea básica de esta técnica y terminar mirando al grupo en general sin llegar a captar ojos de nadie en particular.
- Lenguaje corporal. Nuestros movimientos y gestos deberían acompañar en todo momento nuestras presentaciones y generar un clima confortable entre el alumnado. Los gestos severos como señalar con el dedo, cruzarse de brazos al responder a preguntas, apretar con fuerza bolígrafos, punteros u otros utensilios generan tensión en el oyente y producen algo de rechazo a los contenidos que se están tratando. Por el contrario, enseñar a menudo las palmas de las manos, sonreír, gesticular con movimientos amplios, andar por el aula llenando el espacio con nuestro deambular, sentarse a intervalos apoyándonos parcialmente encima de nuestra propia mesa provocan cercanía en la audiencia juvenil y facilitarán nuestra labor.
- Trucos cortos.
Los cambios de entonación durante las explicaciones pueden alterar la atención de la audiencia haciéndoles recobrar la concentración o sacándoles de los comentarios y planes sobre el fin de semana, incluir a los alumnos en las explicaciones con preguntas directas, votaciones a mano alzada, pequeñas tormentas de ideas, etc. contribuye a amenizar las clases y a hacerles partícipes de lo que acontece, pedirles que cierren los ojos y piensen en algo que nos sirva para introducir un tema nuevo siempre que los relacionemos con la vida real puede sorprender y disponer al estudiante a una escucha activa.
Si pensamos en el proceso de oposición, los aspirantes deberían, al margen de sus dotes innatas, ensayar todo lo posible el evento de la exposición oral y recurrir, incluso, a ayuda profesional a la hora de perfeccionar sus dotes pedagógicas delante del tribunal y mejorar su puesta en escena.
Como sabemos, en algunos casos, se compite por una plaza entre cientos de personas y diferenciarse de sus iguales en tan sólo decimas significa la diferencia entre conseguir un trabajo vitalicio, repetir la experiencia dos años más tarde o incluso el abandono. Los tribunales basan sus decisiones en la capacidad que el opositor demuestre para la comunicación de ideas, la transmisión de conocimientos, la habilidad para convencer o yendo un poco más lejos, la intensidad e ilusión demostradas.
Recordemos que buena parte de tal presentación se basa en repetitivos y monótonos párrafos sobre leyes, currículos, organización, etc. ¿Qué hacer con tales materiales para destacar entre el resto de compañeros?¿Qué técnicas utilizar para superar los nervios en los momentos iniciales?¿Cómo demostrar nuestra valía docente en dicha fase sin dejar de ser riguroso en su mención? ¿Cómo convencer en el debate posterior sin caer en discusiones o herir sensibilidades?.
Presentamos a continuación algunos consejos y recomendaciones a tener en cuenta basados en la opinión de miembros de tribunal, funcionarios de carrera, empleados de marketing en empresas privadas etc.
- Intentar enlazar el principio y el final de la exposición como si se tratara de un monólogo del club de la comedia.
- Tener un esquema mental preparado que pase por todos los puntos a mencionar utilizando algún hilo conductor entre ellos.
- En todo momento demostrar pasión, vitalidad, dinamismo, hacer cambios de tono sin perder la seguridad en lo que decimos. Es muy importante creer en lo que se cuenta pues respaldará cualquier idea lanzada e incluso ocultará algún olvido o insuficiencia de datos.
- Jamás mentir o intentar encubrir el desconocimiento puesto que en el tribunal siempre existe al menos un miembro cuyo cometido es contrastar todas las informaciones y datos expuestos por el opositor.
- No deben mencionarse temas tales como futbol, política, religión, sexo, violencia o algún otro que puedan crear controversia o sugerir nuestra ideología/tendencias en cualquier aspecto. El tono neutro nos ayudará a evitar suspicacias y prevendrá errores fatales.
Y por último, pensando en los alumnos, sobre todo en los estudiantes de bachillerato que tan próxima tienen su asistencia a la universidad o el asalto al mundo laboral entornos en los cuales cada vez más se precisan estas cualidades, deberíamos como docentes propiciar las actividades encaminadas a la exposición y el debate.
No solo debemos fijar una serie de tareas en este sentido sino también aclarar cómo deben realizarse sin convertirlo en la lectura de trabajos plagiados muchas veces directamente de la nube. Para ello a continuación reflejamos unas líneas básicas a explicar y requerir de los alumnos en sus actuaciones como si estuviéramos hablando con alguno de ellos.
¿Cuál es la idea de tu presentación?
¿Qué quieres contarles? Dímelo en una frase. Y es una manera estupenda de finalizar la presentación, diciéndola o poniéndola en la última diapositiva.
Deja claro, cómo afecta tu tema a la audiencia
¿Por qué es importante para MÍ esto? Se pregunta tu audiencia. Responde a esa pregunta.
Pon ejemplos de lo que se dice relacionados con el público
A la gente, en general, le interesa lo que le afecta directamente, y no mucho más allá.
Conoce tus transparencias y lo que vas a decir.
Si ni siquiera tú sabes lo que vas a contar, ¿por qué crees que le interesará al público?. La seguridad y el conocimiento del tema nos hará fuertes delante de la audiencia y aplanará nuestro estado nervioso natural.
Capta la atención de la audiencia
Intenta mirar a todo el mundo de vez en cuando. No te escondas de las miradas. Muchos estudiantes utilizan papeles u otros utensilios para apartar sus ojos. Debemos contar con que la mayoría de las personas son tímidas y entenderán pues nuestros nervios iniciales.
Sugiere en lugar de enunciar
Si sugieres, la idea crece en la mente del oyente y la asume como suya. Si impones una idea, produces un recelo inicial.
No leer de ningún papel. Denota desconocimiento y se pierden ojos de los oyentes. La presentación en la pizarra o pantalla puede servir como guión pero jamás como texto literal. Nosotros debemos conocer el contenido y exponerlo, si puede ser, dando la espalda a las imágenes proyectadas.
Empieza con algo interesante para captar mi atención.Termina con algo interesante y me dejarás un buen recuerdo.
Los problemas sucederán, No te paralices ni eches las culpas a otros. Céntrate en buscar una solución y en seguir adelante. El público lo entenderá y lo valorará.Esto no incluye errores de diseño, falta de ensayo, falta de preparación… eso se verá como lo que es: poca profesionalidad.
Ahora que nuestro ministro de educación lanza la idea de crear un MIR educativo sería interesante conocer si se piensa en incluir la formación en técnicas de presentación que tan importante consideran las empresas de cualquier sector para sus departamentos de marketing y ventas o si seguiremos asistiendo al sistema tradicional de tiza y pizarra por parte de nuestros maestros tan solo aderezado con la visualización de algún video en youtube.
Referencias y bibliografía
- Hablar en Público: 5 técnicas para preparar una presentación exitosa. – Silvia Álava.
- Técnicas de presentación – Eumed – Universidad de Málaga
- Lenguaje corporal y comunicación no verbal – Cesar Toledo
- 10 Técnicas Para Hablar En Público (Técnicas Muy Efectivas) – Víctor Toscano
Álvaro Cabrero Villajos