Ventajas de la mediación escolar en Educación Secundaria

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La realidad educativa en la que vivimos, cada vez más compleja, exige disponer de una serie de técnicas y herramientas que vayan más allá de las tradicionales, que resultan insuficientes. La escuela, uno de los lugares de socialización por excelencia, es un lugar donde se generan conflictos, lo que plantea al profesorado la necesidad de conocer nuevas técnicas para afrontarlos.

Una posibilidad es recurrir a la mediación escolar, la cual no es un invento actual, a pesar de que en las últimas décadas es cuando ha ido cobrando fuerza, hasta tal punto de que cada vez son más los centros educativos que deciden implantar esta estrategia para resolver los conflictos que surgen a diario. De hecho, la mediación en el ámbito educativo se inicia en los años sesenta en los Estados Unidos, a partir de varios grupos religiosos y movimientos de Educación para la Paz, ante la necesidad de enseñar a los estudiantes habilidades para resolver los conflictos de forma no violenta (De Prada y López, 2008).

En cuanto a las primeras experiencias de mediación escolar en España, datan de mediados de la década de los noventa. Las primeras experiencias vienen de profesores pioneros con conocimientos de otras lenguas o con experiencias educativas en otros países, así como por parte de grupos ya iniciados en la investigación de otros conflictos, como el Centro de Resolución de Conflictos Gernika Gogoratuz.

En líneas generales, y aunque no existe un acuerdo unánime respecto a una nómina de conflictos escolares prototípicos (Torrego, 2016), aquellos más presentes en la actualidad son:

  • La violencia general, psicológica, física y estructural (conductas como faltas de respeto, maltrato, agresiones, peleas…).
  • La disrupción en el aula (boicot, ruido permanente, interrupciones…).
  • Vandalismo.
  • Problemas de disciplina (trasgresión de las normas de convivencia del aula o del centro, como el incumplimiento de horarios, indumentaria inadecuada, consumo de tabaco…).
  • Bullying o acoso escolar (maltrato reiterado y permanente dirigido a un compañero o compañera).
  • Acoso y abuso sexual (atentado a la dignidad y libertad sexual de las personas).
  • Fraude- corrupción (copiar, plagiar…).

Así pues, partimos de que la mediación escolar es un proceso alternativo y no opuesto o excluyente a otras vías de solución de conflictos institucionalizadas en el centro escolar. De hecho, esta debe incluirse en el Proyecto de Convivencia del centro.

Por tanto, la mediación constituye un proceso de negociación en el que un tercero colabora para que las partes confrontadas puedan alcanzar un acuerdo y aprendan, al mismo tiempo, a resolver y gestionar los conflictos que surjan a lo largo de su vida de forma pacífica y dialogante.

 

(Fuente: https://pixabay.com)

 TIPOS DE MEDIACIÓN ESCOLAR

Los procesos de mediación son variados. Esto se debe a que son el resultado de una realidad compleja donde las relaciones de convivencia han sufrido profundos cambios en las últimas décadas. Es por ello que la introducción de un sistema de mediación en un centro educativo debe adaptarse a sus circunstancias contextuales.

Por un lado, la mediación formal o institucionalizada es un proceso con fases interrelacionadas, de manera que cada una de ellas influye en la siguiente y es llevado a cabo por los Equipos de mediación del centro. Por eso, es necesario que el Equipo mediador conozca bien todo el proceso y su desarrollo, como las fases de la mediación.

Por otro lado, hablamos de mediación informal o espontánea en la medida en que todos los miembros de la comunidad educativa han sido formados en la resolución de conflictos. De este modo, siempre que surja uno y las partes sienten que no son capaces de resolverlo, pueden pedir, de común acuerdo, la ayuda a un tercero. Sigue los principios y fases de la mediación formal, aunque no es necesario que se den todas, así como tampoco requiere de tanta organización.

Ambas modalidades pueden convivir en un mismo centro: la mediación informal puede trabajar con los conflictos habituales, cotidianos; mientas que la formal aborda los conflictos más complejos o que entrañan una mayor dificultad. En cambio, si nos basamos en quién realiza la mediación, una tipología que cada vez tiene una mayor presencia es la mediación entre iguales. En este caso, quien media es alguien del mismo estamento que las partes enfrentadas. Este programa suele ser más difícil de implementar en programas de mediación, pero son varios los autores (entre ellos, Cascón, 2001), quienes apuestan por encaminarnos hacia este modelo e, incluso, en su versión informal, ya que forma a los alumnos para abordar conflictos en su vida cotidiana.

CUÁNDO LLEVAR A CABO LA MEDIACIÓN Y CUÁNDO NO

La mediación se puede llevar a cabo cuando:

  • Las partes se conocen bien.
  • Las partes son amigas o estudian juntas y no pueden evitar el contacto.
  • Las partes han intentado previamente resolver el conflicto, aunque sin éxito.
  • El conflicto afecta negativamente a muchas personas.
  • Las partes se sienten incómodas cuando se encuentran.

No obstante, conviene tener en consideración que existen determinados casos en los que

NO es recomendable que se lleve a cabo la mediación:

  • Conviene evitar la mediación cuando el hecho acaba de ocurrir, ya que las partes están alteradas.
  • Se debe evitar la mediación cuando una o ambas partes no escucha o no se puede concentrar, o bien en ese momento no tienen claridad para la toma de decisiones.
  • Cuando el hecho afecta a más personas, que también deben tener oportunidad de opinar.
  • Cuando las partes no desean ir a la mediación ni reconciliarse o al menos una de las partes se resiste a aceptar al mediador o el propio proceso de mediación.
  • Cuando el centro quiere establecer un precedente o castigo ejemplar.
  • Cuando existe una situación de acoso o exista violencia explícita (agresiones físicas o abusos de diferente índole) o se produzcan delitos (armas, drogas…)

FASES DE LA MEDIACIÓN

  1. Premediación: se realiza una reunión por separado con cada persona involucrada en el conflicto en busca de una “descarga emocional” previa a la mediación conjunta. Es la primera toma de contacto y conocimiento de los mediadores con cada parte. También se explica el mecanismo de la mediación, se relata el conflicto y se plantean las consecuencias que ha tenido hasta el momento.
  2. Entrada: tienen lugar las presentaciones, se explican las condiciones y las normas para llevar a cabo la mediación. Se crea un clima de diálogo y de confianza; esto es, se dan expectativas.
  3. Cuéntame: cada una de las partes en conflicto relata lo sucedido desde su punto de vista. Entra en juego la escucha activa y la asertividad. Es importante que se mantengan los turnos de palabra al expresar los sentimientos y las percepciones personales. Los mediadores empatizan, pero sin tomar partido.
  4. Situar o aclarar el problema: se analiza el conflicto, se empatiza, se resaltan los aspectos en común que han expuesto las partes y se pueden pedir aclaraciones. Para clarificar el conflicto se hacen tanto preguntas abiertas como cerradas, se parafrasea y se reflejan los sentimientos.
  5. Búsqueda de soluciones: se intenta un nuevo enfoque para avanzar hacia la solución. Los mediadores solicitan a las personas en conflicto que hagan una lluvia de ideas sobre posibles soluciones a dicho conflicto. Se resaltan intereses comunes y quien media debe recoger todas las propuestas.
  6. El acuerdo: se escoge una solución, se analiza y se redacta un acuerdo que las partes implicadas firman, en un lenguaje entendible y estructurado. Se expresan las demandas, los intereses y las necesidades para resolver el conflicto.
  7. Seguimiento: se trata de verificar y evaluar los acuerdos tomados. Por eso, es fundamental incluir un mecanismo y unos plazos para verificar los compromisos alcanzados.

VENTAJAS DE LA MEDIACIÓN ESCOLAR

La implementación de un programa de mediación escolar en un centro educativo tiene las siguientes consecuencias objetivas:

  • Facilita un ambiente más distendido en el centro.
  • Favorece la preocupación por los demás.
  • Busca estrategias para solucionar los problemas de manera no violenta.
  • Se traduce en una mejora de las habilidades sociales.
  • Favorece la comunicación entre los miembros de la comunidad educativa, además de que hay una mayor implicación de esta.
  • Los conflictos tienden a disminuir, pues se buscan otras alternativas a las sanciones reglamentarias.
  • Contribuye a que haya una mayor implicación del alumnado en el centro (mayor responsabilidad).
  • Disminuye el número de expedientes disciplinarios.

En definitiva, el profesorado del siglo XXI ha de ser sensible a la idea de que no puede limitarse a impartir su materia, puesto que al mismo tiempo que enseñamos, estamos manteniendo una relación interpersonal con los alumnos en los ámbitos emocional, afectivo e intelectual. Es por ello que el profesorado debe considerar el conflicto como un hecho cotidiano de la vida y una oportunidad constante de aprendizaje. Apostar por la resolución de conflictos es apostar por mejorar cualitativamente la convivencia de la comunidad educativa, así como por una mejora del autoconcepto y la autoestima en los alumnos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  • Cascón, P. (2001). Educar en y para el conflicto. Editado por la UNESCO, Escola de Cultura de Pau.
  • De Prada, J. & López, J. A. (2008). La mediación como estrategia de resolución de conflictos en el ámbito escolar. Documentación social, 148, 99- 116.
  • Torrego, J. C. (2006). Modelo integrado de mejora de la convivencia: estrategias de mediación y tratamiento de conflictos. Barcelona: Graó.

Paula Gómez Tarancón

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