Sin fronteras: el trabajo en red en educación.

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Parafraseando a la UNESCO (2007), un elemento esencial del “aprender a vivir juntos” es la construcción de confianzas, indispensables para creer en los demás y actuar con más justicia; esta construcción tiene una dimensión social (la transparencia como un valor que genera mayor acercamiento entre gobierno y sociedad y entre las personas) y una dimensión personal (la honestidad). (…)

Así, todo sistema y organización social, y por tanto la escuela, requiere desarrollar confianzas como condición de funcionamiento. El sistema escolar está llamado a implementar, tanto a nivel de sus estructuras como de su cultura organizativa, mecanismos para generar confianza entre sus miembros.

Uno de esos mecanismos de confianza puede ser el trabajo en red; como indican Ballester y cols. (2004), este es un trabajo sistemático de colaboración y complementación entre los recursos locales de un ámbito territorial. Es más que la coordinación (intercambio de información), es una articulación comunitaria para: colaborar de forma estable y sistemática, potenciar el trabajo en conjunto y evitar duplicidades, competencia entre recursos y descoordinación.

Ahora bien, ¿qué pasos se pueden seguir para la construcción de una red?

  1. Preparar una declaración de propósitos: una manifestación clara y consensuada sobre la razón para constituir la red.
  2. Construir las bases del trabajo en red: acuerdos básicos iniciales, reconocimiento mutuo, análisis de las necesidades (se pueden utilizar algunos instrumentos de análisis de la realidad, como el análisis DAFO o los ecomapas), incorporación de nuevos recursos y definición de las grandes líneas de actuación.
  3. Desarrollar un plan de acción: definir los objetivos y metas, los protocolos de trabajo colaborativo, articular los recursos, definir la metodología, elaborar un cronograma para las acciones, etc.
  4. Establecer unas reglas básicas de participación: permite establecer un marco común de referencia para todos los participantes, crear un espacio seguro de trabajo, reducir la incertidumbre en cuanto a resultados y beneficios (por ejemplo, (asistir y participar en las reuniones, preparar previamente el contenido para tratar, actuar en el mejor interés de la red en su conjunto, etc.).
  5. Definir el proceso de toma de decisiones: ofrece a los miembros una idea clara de cómo participar en la red y aumenta la confianza en el proceso.
  6. Preparar un plan de comunicaciones: reuniones, boletines periódicos, teléfono, internet (páginas web, correo electrónico, blog…).
  7. Elegir una estructura de organización para la red: refleja la manera en que la red desarrolla sus programas y servicios y alcanza sus metas.
  8. Garantizar y optimizar los recursos a través de la evaluación constante del proceso y de sus resultados.

De esta manera, se observa que el trabajo en red conlleva una sistematización y no se puede llevar a cabo solamente de forma intuitiva o con buenas voluntades.

En el ámbito socioeducativo, siguiendo a Ballester y cols. (2004), la red está formada por todos los profesionales y organizaciones que trabajando conjuntamente desarrollan una concepción común que les permite definir escenarios de futuro, estrategias de actuación y procesos de colaboración. De ahí la urgencia de que el trabajo en red se vuelva una realidad consolidada, más allá de un acercamiento superficial de los diferentes profesionales y servicios ya que, como detectó Ubieto (2007), algunos profesionales, cuando reflexionan sobre los límites y posibilidades del trabajo en red, admiten su idoneidad pero se lamentan de su inviabilidad, viviéndolo como un incremento de las llamadas “cargas de trabajo”. Así, su porvenir depende del beneficio que sepa generar para todos los agentes, ya que, como toda iniciativa, requiere una inversión inicial, si bien, esta será fácilmente recuperable después.

Entre las virtudes del trabajo en red, se podrían destacar: la generación del sentido de pertenencia y del trabajo común, la cooperación horizontal entre las diferentes instituciones, servicios, profesionales, países…, el ser una fuente generadora de ideas de forma permanente, el abordaje de manera conjunta de las problemáticas sociales, la generación de ilusión porque el equipo de trabajo se basa en el respeto, la confianza y el acompañamiento mutuo, la responsabilidad compartida, etc.

Sus aplicaciones en el sector de la educación son infinitas. Por ejemplo, en la prevención del absentismo escolar, en el marco del Programa PRAE de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, como instrumento para garantizar el derecho a la educación. En este sentido, ya existen experiencias en las que se crean comisiones interinstitucionales con representantes de los centros educativos de una zona concreta, de los servicios de sanidad, de la policía local y de los servicios sociales municipales. Otra experiencia actual es la Red Intergubernamental Iberoamericana de Cooperación Técnica para la Educación de Personas con Necesidades Educativas Especiales cuyo objetivo general es promover la inclusión educativa y social, la equiparación de oportunidades y la mejora de la calidad de vida de las personas con necesidades educativas especiales mediante la cooperación y el intercambio de experiencias entre los países iberoamericanos.

BIBLIOGRAFÍA

  • Ballester, L., Orte, C., Oliver, J. L. y March, M. X. (2004): Metodología para el trabajo socioeducativo en red. IV Congreso Estatal del/a Educador/a Social: Comunicaciones. Santiago de Compostela.
  • Gobierno de España: Ministerio de Educación (2011): El trabajo en red. La importancia de trabajar juntos.
  • Orden de 26 de octubre de 2012, de la Consejería de Educación, Formación y Empleo por la que se establece y regula el Programa Regional de Prevención, Seguimiento y Control del Absentismo Escolar y Reducción del Abandono Escolar (Programa PRAE).
  • Red Intergubernamental Iberoamericana de Cooperación Técnica para la Educación de Personas con Necesidades Educativas Especiales: https://www.mecd.gob.es/educacion-mecd/ba/actividad-internacional/cooperacion-educativa/riinee.html (visitada el 12/03/2018).
  • Ubieto, J. R. (2007): Modelos de trabajo en red. Educación Social, núm. 36 pp.

María Luz Serrano Martínez

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