Educar en igualdad de género

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La igualdad de género es una prioridad para la UNESCO, de hecho, el quinto de los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible tiene como finalidad «lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas«. Asimismo, la Agenda mundial Educación 2030 apoya que todas las mujeres accedan a la educación y adquieran las mismas competencias que los hombres. Y si a nivel mundial se pone especial énfasis en la necesidad de conseguir una igualdad efectiva entre hombres y mujeres, España no es una excepción. Ya en el año 2013 aparecía en la LOMCE como una necesidad “el desarrollo, en la escuela, de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género”. En algunas comunidades como Andalucía o la Comunidad Valenciana esta meta se ha concretizado en la figura de un coeducador que se encarga de crear y coordinar iniciativas para promover la igualdad de género. No obstante, y a pesar de todos los avances conseguidos durante los últimos años, todavía queda camino por recorrer.

Desde nuestro punto de vista, puede ser de gran ayuda que en cada centro educativo se cree una Comisión de igualdad de género formada por miembros pertenecientes a esa comunidad educativa (profesorado, alumnos, familias) para poder abordar retos concretos que se adecúen a la realidad y el contexto inmediato del centro. Por esta razón vamos a determinar cuál será el principal objetivo de dicha comisión y las propuestas para alcanzarlo.
La Comisión que defienda la igualdad de género tendrá como objetivo eliminar estereotipos de género desde edades tempranas, haciendo especial hincapié en infantil y primaria. Es a estas edades cuando los niños empiezan a establecer roles de género como se pone en evidencia en la revista Science:
The distribution of women and men across academic disciplines seems to be affected by perceptions of intellectual brilliance. Bian et al. studied young children to assess when those differential perceptions emerge. At age 5, children seemed not to differentiate between boys and girls in expectations of “really, really smart”—childhood’s version of adult brilliance. But by age 6, girls were prepared to lump more boys into the “really, really smart” category and to steer themselves away from games intended for the “really, really smart.” (Bian et al., 2017, p.389)
Desde la etapa de infantil, tenemos que evitar que los niños tengan prejuicios de género como el que se refiere anteriormente -las niñas a partir de los 6 años creen tener menos capacidades intelectuales que los niños según este estudio-. Las ideas preconcebidas sobre los roles de género así como los micromachismos deben descartarse, tal y como respalda Bosada (2018).

¿Cómo podemos desde la escuela llevar a cabo estos objetivos?

  • Propuesta 1: Incluir la igualdad de género en el proyecto educativo del centro. Se trata de otorgar un papel fundamental a la coeducación, de recogerla en los planteamientos educativos.
  • Propuesta 2: Utilizar un lenguaje inclusivo. Como recomienda Benito (2018), la forma en la que el profesor se dirige a niños y niñas debe ser igualitaria, evitando calificativos del tipo “princesa” para las chicas y “machote” para los chicos, cuidando el lenguaje y siendo consciente de que el vocabulario empleado vehicula ideas. Además, en muchos centros, los espacios reservados al equipo directivo son nombrados con el término masculino (“director”, “jefe de estudios”) y sería conveniente elegir un término neutro que incluya al género femenino (“dirección”, “jefatura de estudios”).
  • Propuesta 3: Modificar contenidos sexistas del material educativo. Por ejemplo, dar la oportunidad para que las niñas puedan jugar con camiones y los niños con muñecas, sin ningún tipo de predeterminación de roles. También es importante que en los libros de texto de todas las etapas educativas tengan presencia tanto mujeres como hombres. En los libros de literatura, por ejemplo, por cuestiones históricas y socioculturales los escritores son mayoritariamente hombres, pero es importante dar eco a las voces femeninas que se fueron abriendo camino y que aún hoy se reivindican. Por otro lado, la elección de cuentos en la etapa de infantil y las reflexiones tras la lectura pueden ayudar a romper estereotipos ya que en muchos cuentos clásicos se reproduce la figura de la mujer como alguien vulnerable, al servicio de la familia mientras que el hombre se prefigura como un personaje valiente y aventurero.
  • Propuesta 4: Fomentar el reparto equitativo de tareas entre alumnos y alumnas. Es crucial implicar a todos los alumnos por igual en tareas como la recogida del material de clase, la limpieza de las mesas, ayudar a otros compañeros, liderar un grupo, etc.
  • Propuesta 5: Formar al profesorado. Los profesores deben saber cómo actuar y cómo inculcar valores que respalden la igualdad de género. Sus actos deben ser el mejor método de enseñanza y recibir formación para saber cómo reaccionar ante determinadas situaciones facilita esta tarea. Por ello en algunas instituciones como la Universidad de Oviedo se exige que el profesorado se inscriba a un curso obligatorio sobre género y educación.

Estas medidas tienen como finalidad crear una sociedad más igualitaria en la que no haya primacía del hombre sobre la mujer ni viceversa. El mejor modo de combatir problemas actuales que acucian nuestra sociedad como la brecha salarial o la violencia de género es desarrollar una educación en la igualdad. Desde la infancia debemos inculcar modelos de conducta que sean respetuosos, que ofrezcan las mismas oportunidades, y que respalden la libre elección.

Referencias:

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